Mario, hijo de don Efrén, cumpliría este sábado sus 41 años de edad, pero la explosión del ducto en Tlahuelilpan se lo tragó y acabó con su vida, precisamente un día antes de su cumpleaños.
Don Efrén, de 61 años de edad, confía en que entre los cuerpos levantados esté el de su Mario.
Este es el momento exacto de la explosión en Tlahuelilpan que dejó decenas de muertos
Recuerda que el viernes alrededor de las cinco de la tarde, Mario salió de su casa en la comunidad de Teltipán.
"Tomó un garrafón y se fue para echarle gasolina a su camioneta, porque ya ve que se ha puesto difícil la gasolina", platica mientras trata de contener el llanto.
Las personas que estaban durante la fuga de combustible le han dicho que su hijo estaba trepado sobre el tubo.
Lo único que pide es que los gobiernos cumplan sus promesas de cubrir los gastos médicos y funerarios de los fallecidos.
Su tragedia no acaba ahí, además de Mario, don Efrén espera noticias de su otro hijo, Luis Enrique, de 22 años de edad, quien también estaba en el ducto de gasolina.
Se encuentra hospitalizado en el Magdalena de la Salinas de la Ciudad de México. A ciencia cierta no conoce el estado de salud de su menor hijo, sólo sabe que está delicado, sedado, con oxígeno y con suero.
Sigue cada actualización de la tragedia en Tlahuelilpan
Con la esperanza de un padre, buscaron a su hijo Mario en la lista de heridos, pero fue inútil, no aparece.
"Ya checamos todas las listas de los hospitales y por eso está en calidad de desaparecido", dice.
Teltipán es una comunidad que está a escasos 10 minutos de donde ocurrió el suceso, además desde su casa se alcanza a ver el lugar.
Don Efrén cuenta que había mucha gente recolectando gasolina: "mucha gente vino, había gran cantidad de gente".
Minutos antes del incendio, en la casa de don Efrén se escucharon estruendos; acto seguido, vieron la llamarada.
"La explosión se hizo ya casi oscureciendo, entre las seis y las siete, vivimos en el pueblo y se ve bien, en cuanto vi la lumbre me vine, pero no encontré a nadie".
A casi 24 horas de la tragedia, Don Efrén espera que entre los escombros salga el cuerpo de su hijo Mario para poder tenerlo y darle cristiana sepultura.