La asistencia de mujeres adultas mayores a los casinos y juegos de azar tiene un repunte en México desde que este grupo tiene acceso a pensiones regulares y enfrentan condiciones de soledad y depresión, alertan terapeutas e investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quienes señalan que los jóvenes siguen siendo los cautivos de los juegos compulsivos.
A ese trastorno compulsivo por las apuestas y participar en juegos de azar se le conoce como ludopatía, y ahora con el desarrollo de aplicaciones son los adultos y jóvenes los que tienen mayores posibilidades de hacer apuestas en carreras de caballos, deportes, dados, dominó, en el casino, bingo o lotería, juegos de habilidad, sorteos inmediatos y diversas opciones en internet que tienen sede en México, a nivel internacional o virtual.
El año pasado se levantó la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco que podrá arrojar nuevos datos sobre ludopatía, pero la anterior encuesta de 2017 reveló que una cuarta parte de los mexicanos (24.5 por ciento) habían participado en una apuesta y del total de personas 3 a 4 por ciento podrían ser ludópatas.
Con esa proyección se estima que podrían ser más de 3.9 millones de jóvenes, adultos y mayores de edad que estarían viviendo con esa “enfermedad oculta” de jugar y apostar de manera compulsiva en nuestro país.
En el caso extremo, según los terapeutas eso lleva a que el jugador compulsivo o ludópata acabe con el patrimonio familiar, afectar sus relaciones en casa, en el trabajo, la escuela, su vida cotidiana, su higiene, su sueño e impactar entre diez a 15 personas en su entorno.
Ello genera divorcios, problemas legales por las deudas para seguir las apuestas y con esas conductas alteradas, impacta la propia salud, se podría recurrir al robo, al engaño o incluso llegar suicidio.
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“Las deudas de juego son deudas de honor y el problema se retrata desde en la literatura universal desde hace miles de años, afirma Manuel González Oscoy, académico de la Facultad de Psicología de la UNAM.
Para el estudioso, la ludopatía es una adicción psicológica a los juegos de azar de manera presencial o en línea que se caracteriza por el impulso incontrolable de seguir apostando sin importar las consecuencias.
En nuestro país, agregó, hay un “aumento de personas que presentan ludopatía y las evidencias son indirectas ante la falta de información. Esas evidencias son el incremento de casinos o sedes físicas para las apuestas, pero también las alternativas virtuales, en línea que multiplican las opciones para generar emoción y placer por ganar”.
Las deudas de juego son deudas de honor y el problema se retrata desde en la literatura universal desde hace miles de añosManuel González Oscoy, académico de la Facultad de Psicología de la UNAM
Relató que desde antes de la pandemia, en los casinos o lugares de apuestas el público mayoritario era de mujeres de la tercera edad, que habían desarrollado en esos lugares un centro de convivencia con otras personas de su edad, como espacio de distracción.
Tras la pandemia y la apertura de mayores opciones para la apuesta, indicó que las posibilidades para ellos se multiplicaron y cuando se visita esos lugares es posible observar una conducta supersticiosa como elegir la misma máquina o mesa de juego, llegar a hacer rituales como prender una veladora, prender inciensos, llevar amuletos, sentarse de una forma determinada o hasta vestirse de un color en particular o con una prenda específica.
Cifras de la Secretaría de Economía señalan que al tercer trimestre de 2023, el Producto Interno Bruto por inversiones y recursos que generaron cinco mil 424 casinos, sitios de venta de lotería y juegos de azar en el país ascendió a 134 mil 366 millones de pesos. Esa cifra significó 2.55 por ciento más que en el segundo trimestre de ese mismo año.
En nuestro país desde 1947 se regulan los establecimientos de juego, pero fue hasta 1973 que se inauguraron los primeros centros de apuesta. Es hasta 2004, en la administración del panista Vicente Fox que se formalizó la figura de los casinos en el país.
Hace una década, la cifra más reciente, los registros de la Secretaría de Economía ubicaban a la Ciudad de México (691), Yucatán (500) y Jalisco (429) como las entidades con el mayor número de unidades económicas destinadas a las apuestas.
Pero al medir el impacto económico la Ciudad de México y Nuevo León concentraron el mayor flujo de recursos, con 14.8 mil millones de pesos y 4.7 mil millones de pesos respectivamente.
Esa misma base de datos señala que los municipios o alcaldías con más casinos y espacios de juegos se concentraban en Cuauhtémoc en la Ciudad de México, Ciudad Juárez en Chihuahua, Mérida en Yucatán, Guadalajara en Jalisco y la Benito Juárez también en la capital. Y las perspectivas de crecimiento se centraban en Baja California.
Pero es desde 1992 que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ingresó a la clasificación de enfermedades y padecimientos al trastorno de juego compulsivo bajo el concepto de ludopatía.
El centro de adicciones de la Clínica Mayo refiere que los principales problemas a la salud de quienes juegan compulsivamente están relacionados con trastornos de bipolaridad, obsesivo compulsivo, déficit de atención e hiperactividad.
Aunque históricamente los problemas de ludopatía están relacionados más con el tipo de relaciones que establecen los hombres desde la juventud, por una postura competitiva, los patrones compulsivos se volvieron similares entre hombres y mujeres con la llegada de las aplicaciones y las apuestas en línea.
Para continuar con esa práctica las personas pueden llegar a perder o agotar sus ahorros y endeudarse e, incluso, es posible que oculten su comportamiento, de ahí que también sea considerada como la “enfermedad oculta”, según el Centro de Atención de Ludopatía.
Carlos del Moral, pionero en México en el área logoterapia, una técnica de psicoterapía, indicó que ahora en los casinos y centros de apuestas, siete de cada diez personas son adultas mayores y en su mayoría son mujeres.
“Se trata de mujeres jubiladas, que enfrentaron soledad o depresión por la pérdida de sus familiares y que ahora ven en el juego un pasatiempo en donde no les importa ir a perder sus raquíticas pensiones”, dijo.
La apuesta se puede usar como un medio para evadir problemas personales, culpas, ansiedad o depresión, afirma.
El presidente del Centro de Atención de Ludopatía, dijo que la adicción a los juegos de azar por parte de los adultos mayores creció en la medida que en los últimos años tuvieron acceso a mayores recursos a través de sus pensiones, las que otorga el gobierno o las que obtiene mediante el retiro de sus actividades profesionales.
Son a ellos a los que se les ve, tras la pandemia, como principales asistentes a los casinos, las casas de apuestas y de bingo. Pero es un grupo de la población que incluso puede estar ingresando a las apuestas a través de aplicaciones, desde su celular.
Pero señala que siguen siendo los jóvenes los más afectados con las apuestas, dado que es común que empiecen como retos cotidianos tales como: “te apuesto a que llego primero” y se ahí se convierten en desafíos a los que hay que invertirle dinero para generar emoción y desafíos.
Se trata de mujeres jubiladas que ahora ven en el juego un pasatiempo en donde no les importa ir a perder sus raquíticas pensionesCarlos del Moral, pionero en México en el área logoterapia
Todo ello forma parte de una cultura en la que en las colonias se veía a los jóvenes en el billar, en el boliche o jugando cartas, pero la llegada de los videojuegos y ahora de las aplicaciones facilita su ingreso a ese mundo, acompañado regularmente del consumo de alcohol.
Carlos del Moral aseguró que quienes llegan a caer en los juegos compulsivos tienen rasgos de la personalidad que son distintivos, tales como un alto nivel de competitividad, pueden ser adictos al trabajo, impulsivos, inquietos o caer en el aburrimiento de actividades mecánicas.
Sin cifras de cómo creció el número de personas adictas a los juegos, después de la pandemia, el experto señala que nuestro país será sede en este año del primer Congreso internacional de Ludopatía en el que participarán expertos en donde se podrá conocer la legislación internacional y nacional al respecto, así como las diferentes alternativas para el tratamiento de ludópatas.
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Él mismo, siendo ex jugador compulsivo, dijo que se trata de una enfermedad que genera un “pensamiento mágico con el cual la persona que gana una vez ve en ello la posibilidad de cambiar su vida y por ello continúa a pesar de perder el doble de la cantidad que le llevó a engancharse la primera vez”. En su caso, perdió dos casas y autos hasta que logró dejar esa afición.