/ lunes 28 de noviembre de 2016

Muerte de Fidel Castro aviva sueño de exiliados de regresar a Cuba

A Pablo Ojeda aún se le llenan los ojos de lágrimas cuandorecuerda aquella tarde de agosto de 1994 en la que con siete amigosemprendió una travesía en una balsa de palos y gomas para huir desu Cuba natal.

Tras quedar a la deriva en el mar durante cuatro días ypermanecer 16 meses detenido en Guantánamo, finalmente llegó a sudestino, Miami, donde se reencontró con su esposa y su pequeñohijo.

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Han pasado más de dos décadas y su deseo de regresar a unaCuba libre se mantiene intacto. Pero para él aún no ha llegado elmomento.

[caption id="attachment_533758" align="alignnone"width="421"]Pablo Ojeda, exilaido cubano / Foto: AP[/caption] Si se acaba la represión y la falta de libertadvolvería", dijo Ojeda, de 59 años, a The Associated Press. "Allíno se puede ni hablar en la calle porque todo lo que uno diga encontra del gobierno es malo", expresó el exiliado cubano que nopudo asistir al velorio de su madre que falleció dos mesesdespués de que él llegara a Miami. En 2015 hizo un brevepaso por la isla porque un tío estaba grave de salud. Lo queencontró no fue lo que recordaba.

La destrucción más tremenda la vi en la gente, muy flaca,lucía muy mal... fue lo que más me afectó", dijo mientrassorbía un café.

Al igual que Ojeda, muchos exiliados anhelan visitar Cuba porturismo o para reencontrarse con sus familias. Sin embargo,sostienen que aunque Fidel Castro ha fallecido no viajarán hastaque su patria recupere la libertad.

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La destrucción más tremenda la vi en la gente, muy flaca,lucía muy mal... fue lo que más me afectó", dijo mientrassorbía un café.

Al igual que Ojeda, muchos exiliados anhelan visitar Cuba porturismo o para reencontrarse con sus familias. Sin embargo,sostienen que aunque Fidel Castro ha fallecido no viajarán hastaque su patria recupere la libertad.

La muerte de Castro tuvo lugar tres días antes de que serestablecieran el lunes los viajes aéreos comerciales entreEstados Unidos y Cuba, una de las medidas más importantes desdeque los presidentes Raúl Castro y Barack Obama restablecieron lasrelaciones diplomáticas entre ambos países.

Cientos de cubano-estadounidenses han volado a la isla en losúltimos años a través de vuelos rentados. En su  mayoría sonpersonas que llegaron a Florida en años recientes por razones máseconómicas que políticas, a diferencia de las primeras camadas deexiliados que arribaron poco después del triunfo de la revoluciónen 1959.

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"Me gustaría antes de morirme ir a Cuba, ir a mipueblo Cienfuegos y recordar todo lo que viví. Pero yo no voyallá", dijo a AP Leonardo Carrascosa, un empresario de 82 añosque llegó a Miami en 1966 dejando a toda su familia en la isla, ala que no vio nunca más.

"El día que se acabe el sistema" comunista volveré, indicó,tras recordar que antes de venir a Miami trabajaba vendiendo dulcesen la calle y que las autoridades los perseguían por seropositor.

En 1980 Carrascosa viajó hasta el puerto cubano Mariel con laintención de recoger allí a su madre y sus dos hermanos. Losesperó en su embarcación sin bajar, pero nunca aparecieron.Hice todo lo posible, pero no quisieron",recordó. Siete años tenía Domingo Hernández cuandollegó a Miami con sus padres y una hermana. A su papá lo habíandetenido en la isla por posesión de divisas y su familia nocomulgaba con el comunismo. Dejaron allí a abuelos y tíoscreyendo que la estancia en Estados Unidos sería algotemporal.

Han pasado 52 años, su padre falleció en Miami y nadie en lafamilia ha regresado a Cuba. Tal vez cuandohaya un sistema democrático, orden y respeto sería interesantevolver", expresó Hernández mientras saboreaba un café cubanofrente a un restaurante donde otros exiliados comentaban la muertede Fidel Castro. A su amigo Juan Cabrera, un ingeniero de 64años, le encantaría viajar con su familia para que sus hijosconozcan el país donde nació. Pero por ahora no piensa concretarese sueño. Si Cuba fuera libre viajaría y meencantaría llevar a mis padres antes de que mueran", dijo elhombre que llegó a Estados Unidos en 1961. "En una Cuba librequisiera llevar a mis hijos para que vean donde nací yo y susabuelos. Pero hasta que no cambien las cosas, no". Sus padrestienen 88 y 89 años. La muerte de Castro tuvo lugar tresdías antes de que se restablecieran el lunes los viajes aéreoscomerciales entre Estados Unidos y Cuba, una de las medidas másimportantes desde que los presidentes Raúl Castro y Barack Obamarestablecieron las relaciones diplomáticas entre ambospaíses.

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[caption id="attachment_533760" align="alignnone"width="561"]Leonardo Carrascosa / Foto AP[/caption]

"Me gustaría antes de morirme ir a Cuba, ir a mipueblo Cienfuegos y recordar todo lo que viví. Pero yo no voyallá", dijo a AP Leonardo Carrascosa, un empresario de 82 añosque llegó a Miami en 1966 dejando a toda su familia en la isla, ala que no vio nunca más.

"El día que se acabe el sistema" comunista volveré, indicó,tras recordar que antes de venir a Miami trabajaba vendiendo dulcesen la calle y que las autoridades los perseguían por seropositor.

En 1980 Carrascosa viajó hasta el puerto cubano Mariel con laintención de recoger allí a su madre y sus dos hermanos. Losesperó en su embarcación sin bajar, pero nunca aparecieron.Hice todo lo posible, pero no quisieron",recordó. Siete años tenía Domingo Hernández cuandollegó a Miami con sus padres y una hermana. A su papá lo habíandetenido en la isla por posesión de divisas y su familia nocomulgaba con el comunismo. Dejaron allí a abuelos y tíoscreyendo que la estancia en Estados Unidos sería algotemporal.

Han pasado 52 años, su padre falleció en Miami y nadie en lafamilia ha regresado a Cuba. Tal vez cuandohaya un sistema democrático, orden y respeto sería interesantevolver", expresó Hernández mientras saboreaba un café cubanofrente a un restaurante donde otros exiliados comentaban la muertede Fidel Castro. A su amigo Juan Cabrera, un ingeniero de 64años, le encantaría viajar con su familia para que sus hijosconozcan el país donde nació. Pero por ahora no piensa concretarese sueño. Si Cuba fuera libre viajaría y meencantaría llevar a mis padres antes de que mueran", dijo elhombre que llegó a Estados Unidos en 1961. "En una Cuba librequisiera llevar a mis hijos para que vean donde nací yo y susabuelos. Pero hasta que no cambien las cosas, no". Sus padrestienen 88 y 89 años.

A Pablo Ojeda aún se le llenan los ojos de lágrimas cuandorecuerda aquella tarde de agosto de 1994 en la que con siete amigosemprendió una travesía en una balsa de palos y gomas para huir desu Cuba natal.

Tras quedar a la deriva en el mar durante cuatro días ypermanecer 16 meses detenido en Guantánamo, finalmente llegó a sudestino, Miami, donde se reencontró con su esposa y su pequeñohijo.

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La destrucción más tremenda la vi en la gente, muy flaca,lucía muy mal... fue lo que más me afectó", dijo mientrassorbía un café.

Al igual que Ojeda, muchos exiliados anhelan visitar Cuba porturismo o para reencontrarse con sus familias. Sin embargo,sostienen que aunque Fidel Castro ha fallecido no viajarán hastaque su patria recupere la libertad.

A Pablo Ojeda aún se le llenan los ojos de lágrimas cuandorecuerda aquella tarde de agosto de 1994 en la que con siete amigosemprendió una travesía en una balsa de palos y gomas para huir desu Cuba natal.

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La destrucción más tremenda la vi en la gente, muy flaca,lucía muy mal... fue lo que más me afectó", dijo mientrassorbía un café.

Al igual que Ojeda, muchos exiliados anhelan visitar Cuba porturismo o para reencontrarse con sus familias. Sin embargo,sostienen que aunque Fidel Castro ha fallecido no viajarán hastaque su patria recupere la libertad.

La muerte de Castro tuvo lugar tres días antes de que serestablecieran el lunes los viajes aéreos comerciales entreEstados Unidos y Cuba, una de las medidas más importantes desdeque los presidentes Raúl Castro y Barack Obama restablecieron lasrelaciones diplomáticas entre ambos países.

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En 1980 Carrascosa viajó hasta el puerto cubano Mariel con laintención de recoger allí a su madre y sus dos hermanos. Losesperó en su embarcación sin bajar, pero nunca aparecieron.Hice todo lo posible, pero no quisieron",recordó. Siete años tenía Domingo Hernández cuandollegó a Miami con sus padres y una hermana. A su papá lo habíandetenido en la isla por posesión de divisas y su familia nocomulgaba con el comunismo. Dejaron allí a abuelos y tíoscreyendo que la estancia en Estados Unidos sería algotemporal.

Han pasado 52 años, su padre falleció en Miami y nadie en lafamilia ha regresado a Cuba. Tal vez cuandohaya un sistema democrático, orden y respeto sería interesantevolver", expresó Hernández mientras saboreaba un café cubanofrente a un restaurante donde otros exiliados comentaban la muertede Fidel Castro. A su amigo Juan Cabrera, un ingeniero de 64años, le encantaría viajar con su familia para que sus hijosconozcan el país donde nació. Pero por ahora no piensa concretarese sueño. Si Cuba fuera libre viajaría y meencantaría llevar a mis padres antes de que mueran", dijo elhombre que llegó a Estados Unidos en 1961. "En una Cuba librequisiera llevar a mis hijos para que vean donde nací yo y susabuelos. Pero hasta que no cambien las cosas, no". Sus padrestienen 88 y 89 años.

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