BARCELONA, España. Los independentistas catalanes salieron nuevamente a las calles ayer para insistir en su voluntad de abandonar España, pero el estado les corta una tras otra las vías de organizar el referéndum de autodeterminación previsto para el 1 de octubre.
Los refuerzos de la Policía Nacional y la Guardia Civil no paran de llegar a Cataluña, y se buscan todavía las urnas para el escrutinio. Detenciones, registros, multas: el gobierno conservador de Mariano Rajoy emplea todas sus fuerzas para responder al desafío lanzado por los independentistas.
“Nos van a obligar a llegar donde no queremos llegar”, amenazó el jefe de gobierno conservador Mariano Rajoy antes de lanzar sus operaciones para paralizar el referéndum.
En los últimos días, la Guardia Civil incautó millones de papeletas del voto, las cartas para los ciudadanos designados para trabajar en los colegios electorales y detuvo a 14 altos cargos regionales, puestos después en libertad condicional.
Personas claves en la organización, tanto del gobierno como de la comisión electoral, renunciaron a sus cargos para evitar multas diarias de hasta 12 mil euros, impuestas por el Tribunal Constitucional para obligarlos a obedecer la suspensión del escrutinio.
Rajoy pidió a los independentistas que reconocieran que no habrá referéndum. Según un sondeo publicado ayer en el diario El País, un 61% de los catalanes encuestados cree que el referéndum no tendría garantías suficientes para considerarse válido.
Ayer, miles de independentistas se congregaron en cientos de zonas de la región catalana.
En Barcelona, miles cantaron “¡Votaremos!” y mostraron papeletas. La multitud abucheó a un helicóptero de la policía durante los discursos de los organizadores de la protesta, en un momento de creciente irritación entre los catalanes por el aumento de la presencia policial en la región.
El gobierno español comunicó a las autoridades catalanas el envío de refuerzos de la policía nacional a Cataluña mientras aumenta la tensión.
En tanto, el secretario de Defensa de Estados Unidos, James Mattis, trasladó ayer a su homóloga española, María Dolores de Cospedal, el apoyo del gobierno de Donald Trump al de España ante la respuesta que está dando a la situación política en la región de Cataluña.
Cospedal, en una conferencia de prensa que ofreció en Washington, desveló ese apoyo que Mattis le trasladó en el transcurso de una reunión que mantuvieron en Virginia en el marco del XXII Foro España-Estados Unidos.