/ miércoles 6 de septiembre de 2017

Entre el DACA y los votos republicanos

La cancelación del Programa DACA que afecta a casi un millón de jóvenes que viven en Estados Unidos, cuya mayoría es mexicana, fue suspendida por cuestiones humanitarias, hasta marzo de 2017, para que el Congreso encuentre una solución alternativa, según anunció el fiscal general Jeff Sessions.

Aunque toda la información es confusa, como suele ser ya normal proviniendo de la Casa Blanca, lo que es un hecho es que esta acción ha sido pospuesta por Trump, seguramente presionado por las acciones y declaraciones de todos aquellos que no están acuerdo con expulsar a estos “dreamers” que llegaron a ese país siendo aún menores de edad junto con sus padres.

Sabemos que varios programas establecidos por el expresidente Obama han querido ser revocados por la actual administración estadounidense, como pudo ser el “Obamacare” destinado a la salud de los sectores más desprotegidos y que no ha podido seguir adelante, gracias a que tres senadores republicanos se sumaron a los demócratas y votaron en contra, lo cual fue festejado por propios y extraños. (Una digresión: si lo vemos desde lo que está pasando en el Senado mexicano, nadie acusó a esos republicanos de traidores, ni de tampoco expulsarlos de su partido y menos aún condenarlos al ostracismo como ahora el PAN quiere hacer con los cinco legisladores que votaron junto con el PRI. Cuando se ha tratado de votar con otros partidos que no sea el Institucional Revolucionario, no se ha tomado con tanta belicosidad como ahora). Pero el cambio de votos ha sucedido y sucede en muchas democracias.

Pero volviendo al asunto de los inmigrantes, ahora tendrá que ser el Congreso norteamericano quien analice que hacer con el DACA. De esta manera Trump se zafó de exponerse una vez más a tomar una medida que a todas luces no solo es impopular, sino que va en contra de los derechos humanos que él dice tanto defender en otros países. Por lo pronto, el líder republicano Paul Ryan ya señaló que espera que el Congreso encuentre una solución aceptable y en particular -eso no lo dijo él- que beneficie a los “dreamers”.

Lo que pudo pesar en la abortada decisión de Trump de la expulsión de los niños y jóvenes, tal vez se lo debamos también a Harvey y a Irma; los huracanes que han azotado a Texas y Luisiana y a una importante población en la que se encuentra una gran cantidad de latinos y, pues, ante esa desgracia era totalmente impropio proceder contra un Programa como el mencionado. Presumiendo, serán precisamente los mexicanos o descendientes de, los que tengan que hacer la labor de reconstrucción a pesar del propio Gobernador de Texas, Abbott, republicano, copromotor de penalizar a las ciudades “santuario”; aquellas que albergan a cientos de miles de indocumentados.

Tal iniciativa tampoco ha prosperado y ha sido pospuesta. Otra vez el Congreso, ahora local, jugará un papel muy importante en la regulación de las medidas que quiere imponer Abbott, pero seguramente también en este caso nos satisfará que haya republicanos que voten junto con los demócratas por una futura ley que sea equitativa tanto para afectados como para autoridades.

La cancelación del Programa DACA que afecta a casi un millón de jóvenes que viven en Estados Unidos, cuya mayoría es mexicana, fue suspendida por cuestiones humanitarias, hasta marzo de 2017, para que el Congreso encuentre una solución alternativa, según anunció el fiscal general Jeff Sessions.

Aunque toda la información es confusa, como suele ser ya normal proviniendo de la Casa Blanca, lo que es un hecho es que esta acción ha sido pospuesta por Trump, seguramente presionado por las acciones y declaraciones de todos aquellos que no están acuerdo con expulsar a estos “dreamers” que llegaron a ese país siendo aún menores de edad junto con sus padres.

Sabemos que varios programas establecidos por el expresidente Obama han querido ser revocados por la actual administración estadounidense, como pudo ser el “Obamacare” destinado a la salud de los sectores más desprotegidos y que no ha podido seguir adelante, gracias a que tres senadores republicanos se sumaron a los demócratas y votaron en contra, lo cual fue festejado por propios y extraños. (Una digresión: si lo vemos desde lo que está pasando en el Senado mexicano, nadie acusó a esos republicanos de traidores, ni de tampoco expulsarlos de su partido y menos aún condenarlos al ostracismo como ahora el PAN quiere hacer con los cinco legisladores que votaron junto con el PRI. Cuando se ha tratado de votar con otros partidos que no sea el Institucional Revolucionario, no se ha tomado con tanta belicosidad como ahora). Pero el cambio de votos ha sucedido y sucede en muchas democracias.

Pero volviendo al asunto de los inmigrantes, ahora tendrá que ser el Congreso norteamericano quien analice que hacer con el DACA. De esta manera Trump se zafó de exponerse una vez más a tomar una medida que a todas luces no solo es impopular, sino que va en contra de los derechos humanos que él dice tanto defender en otros países. Por lo pronto, el líder republicano Paul Ryan ya señaló que espera que el Congreso encuentre una solución aceptable y en particular -eso no lo dijo él- que beneficie a los “dreamers”.

Lo que pudo pesar en la abortada decisión de Trump de la expulsión de los niños y jóvenes, tal vez se lo debamos también a Harvey y a Irma; los huracanes que han azotado a Texas y Luisiana y a una importante población en la que se encuentra una gran cantidad de latinos y, pues, ante esa desgracia era totalmente impropio proceder contra un Programa como el mencionado. Presumiendo, serán precisamente los mexicanos o descendientes de, los que tengan que hacer la labor de reconstrucción a pesar del propio Gobernador de Texas, Abbott, republicano, copromotor de penalizar a las ciudades “santuario”; aquellas que albergan a cientos de miles de indocumentados.

Tal iniciativa tampoco ha prosperado y ha sido pospuesta. Otra vez el Congreso, ahora local, jugará un papel muy importante en la regulación de las medidas que quiere imponer Abbott, pero seguramente también en este caso nos satisfará que haya republicanos que voten junto con los demócratas por una futura ley que sea equitativa tanto para afectados como para autoridades.