/ miércoles 16 de agosto de 2017

Inglés y otras lenguas para la educación

una semana del inicio formal del año escolar de preescolar, primaria y secundaria públicas, autoridades, maestros y alumnos tendrán que comenzar a asimilar y aprender los cambios y reforzamientos a su enseñanza- aprendizaje.

Con la incorporación de la lengua inglesa obligatoria desde preescolar, se pretende que sea parte de un nuevo planteamiento pedagógico, inclusive hasta en las normales.

Desde que se dio a conocer esta iniciativa ante la necesidad de preparar a los niños y jóvenes para incorporarlos a un mundo del conocimiento en transformación y donde predomina el uso del inglés, tuve en mente una anécdota de Fidel Castro cuando se desintegró la exUnión Soviética y dejó de ser el primer sostén económico de Cuba, allá por los años 90. Como todo indicaba que Estados Unidos se mantenía como el gran hegemón mundial, el Comandante dijo más o menos estas palabras: “de haberlo sabido, hubiéramos impuesto el inglés como obligatorio en lugar del ruso”. Tal vez Fidel no fuera tan tajante hoy y ante los actuales escenarios mundiales pensaría que hizo lo correcto por el nuevo papel que está jugando Rusia.

Cuando China comenzaba en esos mismos años a despuntar y a colocar a su economía por sobre muchos otras regiones, un grupo de académicos propusimos que ante la importancia que tenía ya el país asiático, no solo se deberían reforzar los lazos de México con la creciente potencia, sino que habría que aprender de su cultura y ¿por qué no? preparar a jóvenes en el aprendizaje de su lengua principal. Por supuesto que no nos hicieron caso y hoy se resiente esa falta de previsión que de alguna manera se comenzó apenas a subsanar.

En México sabemos que el nacionalismo mal entendido ha retrasado a muchas generaciones de conocer otras lenguas y culturas y hasta emprender estancias de intercambio o laborales en otros países. En los “rankings” mundiales, los mexicanos estamos entre los más bajos de solicitar empleos calificados en el extranjero; por el desconocimiento de lenguas y por la nostalgia de estar fuera. Salvo los miles de trabajadores que cada año cruzan la frontera norte, pero que se van con una escolaridad apenas de primaria o secundaria. Muchos de ellos, si no logran quedarse, pronto regresarán a sus casas.

La iniciativa de reforzar la enseñanza del inglés en las escuelas públicas es tardía pero necesaria, pues está visto que con el sistema actual muchísimos estudiantes que logran ingresar a la enseñanza superior no cuentan con un nivel adecuado. Las universidades públicas tendrán que abordarlo con otros criterios conforme a la enseñanza para adultos y atendiendo un factor más: abrirlos al conocimiento de otra u otras culturas y no solo por aprender otro idioma del cual muchos huyen.

Una de las pruebas más evidentes es ver los acervos bibliotecarios de una gran mayoría de universidades públicas: alrededor del 80% de los materiales bibliográficos son en español. Entiendo que no se trata de sustituir una lengua que nos identifica también como nación, sino de abrir nuevas oportunidades.

Ojalá que pronto veamos los primeros resultados.

una semana del inicio formal del año escolar de preescolar, primaria y secundaria públicas, autoridades, maestros y alumnos tendrán que comenzar a asimilar y aprender los cambios y reforzamientos a su enseñanza- aprendizaje.

Con la incorporación de la lengua inglesa obligatoria desde preescolar, se pretende que sea parte de un nuevo planteamiento pedagógico, inclusive hasta en las normales.

Desde que se dio a conocer esta iniciativa ante la necesidad de preparar a los niños y jóvenes para incorporarlos a un mundo del conocimiento en transformación y donde predomina el uso del inglés, tuve en mente una anécdota de Fidel Castro cuando se desintegró la exUnión Soviética y dejó de ser el primer sostén económico de Cuba, allá por los años 90. Como todo indicaba que Estados Unidos se mantenía como el gran hegemón mundial, el Comandante dijo más o menos estas palabras: “de haberlo sabido, hubiéramos impuesto el inglés como obligatorio en lugar del ruso”. Tal vez Fidel no fuera tan tajante hoy y ante los actuales escenarios mundiales pensaría que hizo lo correcto por el nuevo papel que está jugando Rusia.

Cuando China comenzaba en esos mismos años a despuntar y a colocar a su economía por sobre muchos otras regiones, un grupo de académicos propusimos que ante la importancia que tenía ya el país asiático, no solo se deberían reforzar los lazos de México con la creciente potencia, sino que habría que aprender de su cultura y ¿por qué no? preparar a jóvenes en el aprendizaje de su lengua principal. Por supuesto que no nos hicieron caso y hoy se resiente esa falta de previsión que de alguna manera se comenzó apenas a subsanar.

En México sabemos que el nacionalismo mal entendido ha retrasado a muchas generaciones de conocer otras lenguas y culturas y hasta emprender estancias de intercambio o laborales en otros países. En los “rankings” mundiales, los mexicanos estamos entre los más bajos de solicitar empleos calificados en el extranjero; por el desconocimiento de lenguas y por la nostalgia de estar fuera. Salvo los miles de trabajadores que cada año cruzan la frontera norte, pero que se van con una escolaridad apenas de primaria o secundaria. Muchos de ellos, si no logran quedarse, pronto regresarán a sus casas.

La iniciativa de reforzar la enseñanza del inglés en las escuelas públicas es tardía pero necesaria, pues está visto que con el sistema actual muchísimos estudiantes que logran ingresar a la enseñanza superior no cuentan con un nivel adecuado. Las universidades públicas tendrán que abordarlo con otros criterios conforme a la enseñanza para adultos y atendiendo un factor más: abrirlos al conocimiento de otra u otras culturas y no solo por aprender otro idioma del cual muchos huyen.

Una de las pruebas más evidentes es ver los acervos bibliotecarios de una gran mayoría de universidades públicas: alrededor del 80% de los materiales bibliográficos son en español. Entiendo que no se trata de sustituir una lengua que nos identifica también como nación, sino de abrir nuevas oportunidades.

Ojalá que pronto veamos los primeros resultados.