/ viernes 22 de septiembre de 2017

A la sombra

Hoy le presentamos una historia especial, más allá de especulaciones y pláticas de café, usted debe saber que 44 de cada 100 capitalinos no entendían realmente lo que el resto vivimos el 19 de septiembre de 1985. Cuatro de cada 10 habitantes de la Ciudad de México es la primera vez que sufren un terremoto así de violento. Se trata de una buena parte de la generación de los millenials (que nacieron en las décadas de 1980 y 1990) y toda la llamada Generación Z (que llegó a este mundo a partir del año 2000), nos cuenta Saúl Hernández. “Juntos suman 3.8 millones de jóvenes, adolescentes y niños en la Ciudad de México que sólo conocían el terror de 1985 por imágenes o anécdotas de familiares y conocidos”. En resumen, es otra Ciudad. Pero es la misma al mismo tiempo, pues comienzan a salir las historias de abusos, robos y engaños, en medio de esas tan festejadas muestras de solidaridad.

A la sombra del desastre, les adelantamos que el dolor llegaría cuando comenzara a escucharse la maquinaria pesada acercarse a los edificios hechos cascajo. Esa es la señal de que no hay esperanza de vida, y de que los cuerpos se irán revueltos con piedra y vidrio al limbo de los desechos materiales, algo que ninguna familia desea para sus seres queridos. Ayer las autoridades salieron a aclarar que eso no pasará, en voz de Luis Felipe Puente, el coordinador nacional de Protección Civil de la Segob, y más funcionarios. Piden tranquilidad. ¿Pero hasta cuándo se evitará el conflicto con los civiles? En la colonia Obrera, por ejemplo, se ha dicho que ya van a entrar las máquinas y de último minuto las paran, porque hablan de más sobrevivientes. Y sacan más sobrevivientes.

Los analistas de Citigroup, de Michael Corbat, dicen que económicamente el sismo tiene un impacto relativamente moderado. “Lo que hemos visto hasta ahora sugiere que si bien el terremoto afectó a una región relevante para la actividad económica en todo el país (la zona metropolitana de la Ciudad de México y los estados de Puebla y Morelos representan el 28.5% del PIB), la interrupción de las redes de suministro y distribución se asume como limitado. Por lo tanto, adoptamos un enfoque de ajuste en días laborales y asumimos que la actividad productiva se detuvo brevemente en esa región del país”.

Afortunadamente, dicen los expertos de Citi, el país se encuentra en una mejor situación que cuando un gran terremoto golpeó a México el mismo día (19 de septiembre) en 1985. Esta vez y dejando a un lado los recursos privados, hay dos fuentes de fondos para la reconstrucción, el primero del Fondo de Desastres Naturales de Finanzas o de Fonden, que este año cuenta con cerca de seis mil millones de pesos y los Bonos de Catástrofe emitidos el mes pasado por 150 millones de pesos.

A pesar de la tragedia por el sismo en Morelos, este estado trata de levantarse y seguir adelante, pues esta misma semana se llevo a cabo una reunión para analizar tareas pendientes en cuanto a temas de cumplimiento de normas, como lo son normas oficiales en materia de Denominación de Origen, de las cuales actualmente nuestro país ostenta 15 productos con esta nomenclatura, 13 ya con Norma Oficial Mexicana y sólo tres cuentan con organismos para certificarlos, el tequila, el mezcal y la talavera. En dicha reunión participaron organismos como la Entidad Mexicana de Acreditación (EMA), de Jesús Cabrera, la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo (CONCANACO SERVYTUR), de Enrique Solana ,y la Dirección General de Normas de Economía, de Alberto Esteban, entre otros.

Hoy le presentamos una historia especial, más allá de especulaciones y pláticas de café, usted debe saber que 44 de cada 100 capitalinos no entendían realmente lo que el resto vivimos el 19 de septiembre de 1985. Cuatro de cada 10 habitantes de la Ciudad de México es la primera vez que sufren un terremoto así de violento. Se trata de una buena parte de la generación de los millenials (que nacieron en las décadas de 1980 y 1990) y toda la llamada Generación Z (que llegó a este mundo a partir del año 2000), nos cuenta Saúl Hernández. “Juntos suman 3.8 millones de jóvenes, adolescentes y niños en la Ciudad de México que sólo conocían el terror de 1985 por imágenes o anécdotas de familiares y conocidos”. En resumen, es otra Ciudad. Pero es la misma al mismo tiempo, pues comienzan a salir las historias de abusos, robos y engaños, en medio de esas tan festejadas muestras de solidaridad.

A la sombra del desastre, les adelantamos que el dolor llegaría cuando comenzara a escucharse la maquinaria pesada acercarse a los edificios hechos cascajo. Esa es la señal de que no hay esperanza de vida, y de que los cuerpos se irán revueltos con piedra y vidrio al limbo de los desechos materiales, algo que ninguna familia desea para sus seres queridos. Ayer las autoridades salieron a aclarar que eso no pasará, en voz de Luis Felipe Puente, el coordinador nacional de Protección Civil de la Segob, y más funcionarios. Piden tranquilidad. ¿Pero hasta cuándo se evitará el conflicto con los civiles? En la colonia Obrera, por ejemplo, se ha dicho que ya van a entrar las máquinas y de último minuto las paran, porque hablan de más sobrevivientes. Y sacan más sobrevivientes.

Los analistas de Citigroup, de Michael Corbat, dicen que económicamente el sismo tiene un impacto relativamente moderado. “Lo que hemos visto hasta ahora sugiere que si bien el terremoto afectó a una región relevante para la actividad económica en todo el país (la zona metropolitana de la Ciudad de México y los estados de Puebla y Morelos representan el 28.5% del PIB), la interrupción de las redes de suministro y distribución se asume como limitado. Por lo tanto, adoptamos un enfoque de ajuste en días laborales y asumimos que la actividad productiva se detuvo brevemente en esa región del país”.

Afortunadamente, dicen los expertos de Citi, el país se encuentra en una mejor situación que cuando un gran terremoto golpeó a México el mismo día (19 de septiembre) en 1985. Esta vez y dejando a un lado los recursos privados, hay dos fuentes de fondos para la reconstrucción, el primero del Fondo de Desastres Naturales de Finanzas o de Fonden, que este año cuenta con cerca de seis mil millones de pesos y los Bonos de Catástrofe emitidos el mes pasado por 150 millones de pesos.

A pesar de la tragedia por el sismo en Morelos, este estado trata de levantarse y seguir adelante, pues esta misma semana se llevo a cabo una reunión para analizar tareas pendientes en cuanto a temas de cumplimiento de normas, como lo son normas oficiales en materia de Denominación de Origen, de las cuales actualmente nuestro país ostenta 15 productos con esta nomenclatura, 13 ya con Norma Oficial Mexicana y sólo tres cuentan con organismos para certificarlos, el tequila, el mezcal y la talavera. En dicha reunión participaron organismos como la Entidad Mexicana de Acreditación (EMA), de Jesús Cabrera, la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo (CONCANACO SERVYTUR), de Enrique Solana ,y la Dirección General de Normas de Economía, de Alberto Esteban, entre otros.