/ jueves 11 de febrero de 2021

Alta empresa | La vida sigue, pero… (Tercera parte)

Druk (Another Round, 2020), filme dirigido por el danés Thomas Vinterberg, narra la batalla de cuatro profesores de una preparatoria en Copenhague contra el tedio existencial que suele caracterizar la crisis de la mediana edad en los países desarrollados. Encabezados por Nikolaj (Mads Mikkelsen), los académicos retoman la tesis del psiquiatra noruego Finn Skarderud -la cual postula que el cuerpo humano funciona con un déficit de alcohol del 0.05%- y elevan gradualmente la cantidad de bebidas etílicas que ingieren diariamente. Durante un breve periodo, la inspiración regresa y los cuatro experimentan un renacimiento creativo y sentimental. El entusiasmo dura poco: atrapados por la imposibilidad de perpetuar la hermandad de la borrachera, el matrimonio mentiroso y la ridícula racionalización del vicio como inquietud científica, los profesores enfrentan eventualmente el dilema entre retomar la normalidad de sus vidas o entregarse de lleno a la pulsión autodestructiva detonada por el alcohol.

Aclamada por la crítica mundial, Druk es la clase de artefacto cultural lo suficientemente accesible para atraer grandes audiencias sin sacrificar inteligencia ni talante subversivo (el baile final es una de las secuencias más memorables del cine de este siglo). Filmada antes de la pandemia, la cinta se ha convertido en una alegoría involuntaria para describir la falta de expectativas provocadas por la Covid-19 en sectores que en teoría deberían sentirse agradecidos por contar con recursos suficientes para resguardarse del virus. Los damnificados de la enfermedad no se limitan a personas que han perdido a seres queridos, empleo y patrimonio. De hecho, un alto número de ejecutivos de altos ingresos y con la libertad de trabajar desde casa muestra ya síntomas inequívocos de angustia y soledad. Un estudio reciente de la Universidad de Harvard señala que un 60% de ejecutivos de alto nivel padece de ansiedad, y cerca de un 40% se identifica a sí mismo como una persona depresiva. Gente que en condiciones normales debería considerarse feliz, ahora se siente carente de un propósito para continuar con sus vidas.

No es exagerado pronosticar que, de forma similar a los personajes de Druk, muchos de estos ejecutivos privilegiados estén próximos desarrollar severos problemas de adicción. De acuerdo con un reporte del Distilled Spirits Council de Estados Unidos, el consumo de licores de calidad se disparó en 2020. La razón: al no poder gastar en conciertos, comida y viajes, el sector de mayores ingresos ha optado por consumir más alcohol de alta calidad durante el confinamiento en casa (marcas como Don Julio registraron en Estados Unidos un aumento en el consumo de 137% durante el segundo semestre del año pasado). Los ejecutivos también lloran, aunque beban licor de mejor calidad para olvidar su llanto.

P.S. Al cierre de esta edición, Cinemex estaba próxima a anunciar el cierre temporal de un número indeterminado de las salas que aún mantiene abiertas (y que no constituye ni la mitad de su operación total). No sería sorprendente que Cinépolis hiciera algo similar en las semanas por venir. Como todo en la pandemia, la vida sigue, pero…

@mauroforever


Druk (Another Round, 2020), filme dirigido por el danés Thomas Vinterberg, narra la batalla de cuatro profesores de una preparatoria en Copenhague contra el tedio existencial que suele caracterizar la crisis de la mediana edad en los países desarrollados. Encabezados por Nikolaj (Mads Mikkelsen), los académicos retoman la tesis del psiquiatra noruego Finn Skarderud -la cual postula que el cuerpo humano funciona con un déficit de alcohol del 0.05%- y elevan gradualmente la cantidad de bebidas etílicas que ingieren diariamente. Durante un breve periodo, la inspiración regresa y los cuatro experimentan un renacimiento creativo y sentimental. El entusiasmo dura poco: atrapados por la imposibilidad de perpetuar la hermandad de la borrachera, el matrimonio mentiroso y la ridícula racionalización del vicio como inquietud científica, los profesores enfrentan eventualmente el dilema entre retomar la normalidad de sus vidas o entregarse de lleno a la pulsión autodestructiva detonada por el alcohol.

Aclamada por la crítica mundial, Druk es la clase de artefacto cultural lo suficientemente accesible para atraer grandes audiencias sin sacrificar inteligencia ni talante subversivo (el baile final es una de las secuencias más memorables del cine de este siglo). Filmada antes de la pandemia, la cinta se ha convertido en una alegoría involuntaria para describir la falta de expectativas provocadas por la Covid-19 en sectores que en teoría deberían sentirse agradecidos por contar con recursos suficientes para resguardarse del virus. Los damnificados de la enfermedad no se limitan a personas que han perdido a seres queridos, empleo y patrimonio. De hecho, un alto número de ejecutivos de altos ingresos y con la libertad de trabajar desde casa muestra ya síntomas inequívocos de angustia y soledad. Un estudio reciente de la Universidad de Harvard señala que un 60% de ejecutivos de alto nivel padece de ansiedad, y cerca de un 40% se identifica a sí mismo como una persona depresiva. Gente que en condiciones normales debería considerarse feliz, ahora se siente carente de un propósito para continuar con sus vidas.

No es exagerado pronosticar que, de forma similar a los personajes de Druk, muchos de estos ejecutivos privilegiados estén próximos desarrollar severos problemas de adicción. De acuerdo con un reporte del Distilled Spirits Council de Estados Unidos, el consumo de licores de calidad se disparó en 2020. La razón: al no poder gastar en conciertos, comida y viajes, el sector de mayores ingresos ha optado por consumir más alcohol de alta calidad durante el confinamiento en casa (marcas como Don Julio registraron en Estados Unidos un aumento en el consumo de 137% durante el segundo semestre del año pasado). Los ejecutivos también lloran, aunque beban licor de mejor calidad para olvidar su llanto.

P.S. Al cierre de esta edición, Cinemex estaba próxima a anunciar el cierre temporal de un número indeterminado de las salas que aún mantiene abiertas (y que no constituye ni la mitad de su operación total). No sería sorprendente que Cinépolis hiciera algo similar en las semanas por venir. Como todo en la pandemia, la vida sigue, pero…

@mauroforever


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