/ jueves 7 de julio de 2022

AMLO: ¡El cinismo va! 

“Es prudente no fiarse por entero de quienes nos han engañado una vez”.

René Descartes


A cuatro años del triunfo electoral de la autollamada “4 Transformación” todo se vale. Por ello, no es raro observar que la clase política dirigente encabezada por López Obrador puede negar abiertamente la gravedad de la violencia y la inseguridad pública en la mayoría de las entidades del país sin dar un solo argumento cuantificable. La sangre puebla el país acompañada de impunidad y complicidad con el oficialismo local y federal.

Después de 4 años de su victoria, AMLO sigue sin hacerse cargo de los problemas que son de su competencia. La incapacidad no es casual, proviene de la anemia programática y práctica de su estrategia de gobernabilidad. Su fórmula, desde el principio de la gestión, ha sido muy clara: repartir aspirinas sociales, abrazar a la alta burguesía, pactar con un sector del narco y responsabilizar a Calderón de la violencia (no a Peña). Es decir, el supuesto “cambio de régimen” resultó ser una transformación cosmética, es más, resurgió lo peor del presidencialismo mexicano, combinado con una política neoliberal a nivel macroeconómico, grandes obras faraónicas y una austeridad franciscana, principalmente en las artes, la ciencia, deportes y la cultura.

Acusa a los pasados gobiernos de gastos millonarios, pero desde su arrogancia y capricho volcó el presupuesto público a la construcción de Dos bocas, destruyendo ecosistemas, mangle, especies en peligro, apostando todo a las hidrocarburos, en un sueño anacrónico cardenista-echeverrista; y, pone a funcionar un aeropuerto que no es funcional ni tiene los vuelos prometidos, y que fue una simple baladronada para calmar a las masas por la supuesta corrupción en la construcción del Aeropuerto en Texcoco.

¿Qué puede presentar el tabasqueño como un cambio sustancial en éste, su festejado aniversario? Nada. Y no obstante ello, sigue lanzando arena en los ojos a millones de ciudadanos con su verborrea cotidiana y los mendrugos asistencialistas que eternizan la pobreza. En tanto, la desigualdad social y la concentración del ingreso crecen sin parar.

Los avances del gobierno son nulos, el presidente inventa, y por ello, recrea distractores, como el más reciente: desmontar la llamada estatua de la “Libertad” si condenan a Julian Assange a cadena perpetua. Pero, no menciona ni una palabra de los 5 y 9 años de cárcel por los músicos cubanos que se atrevieron a producir e interpretar la canción “Patria y Vida''. Además, al supuesto “humanista” tabasqueño, se le olvida el lamentable papel que juega su gobierno en la frontera norte, al ser un fiero guardián de los intereses estadounidenses. ¿Qué presume AMLO?

pedropenaloza@yahoo.com/Twitter:@pedro_penaloz

“Es prudente no fiarse por entero de quienes nos han engañado una vez”.

René Descartes


A cuatro años del triunfo electoral de la autollamada “4 Transformación” todo se vale. Por ello, no es raro observar que la clase política dirigente encabezada por López Obrador puede negar abiertamente la gravedad de la violencia y la inseguridad pública en la mayoría de las entidades del país sin dar un solo argumento cuantificable. La sangre puebla el país acompañada de impunidad y complicidad con el oficialismo local y federal.

Después de 4 años de su victoria, AMLO sigue sin hacerse cargo de los problemas que son de su competencia. La incapacidad no es casual, proviene de la anemia programática y práctica de su estrategia de gobernabilidad. Su fórmula, desde el principio de la gestión, ha sido muy clara: repartir aspirinas sociales, abrazar a la alta burguesía, pactar con un sector del narco y responsabilizar a Calderón de la violencia (no a Peña). Es decir, el supuesto “cambio de régimen” resultó ser una transformación cosmética, es más, resurgió lo peor del presidencialismo mexicano, combinado con una política neoliberal a nivel macroeconómico, grandes obras faraónicas y una austeridad franciscana, principalmente en las artes, la ciencia, deportes y la cultura.

Acusa a los pasados gobiernos de gastos millonarios, pero desde su arrogancia y capricho volcó el presupuesto público a la construcción de Dos bocas, destruyendo ecosistemas, mangle, especies en peligro, apostando todo a las hidrocarburos, en un sueño anacrónico cardenista-echeverrista; y, pone a funcionar un aeropuerto que no es funcional ni tiene los vuelos prometidos, y que fue una simple baladronada para calmar a las masas por la supuesta corrupción en la construcción del Aeropuerto en Texcoco.

¿Qué puede presentar el tabasqueño como un cambio sustancial en éste, su festejado aniversario? Nada. Y no obstante ello, sigue lanzando arena en los ojos a millones de ciudadanos con su verborrea cotidiana y los mendrugos asistencialistas que eternizan la pobreza. En tanto, la desigualdad social y la concentración del ingreso crecen sin parar.

Los avances del gobierno son nulos, el presidente inventa, y por ello, recrea distractores, como el más reciente: desmontar la llamada estatua de la “Libertad” si condenan a Julian Assange a cadena perpetua. Pero, no menciona ni una palabra de los 5 y 9 años de cárcel por los músicos cubanos que se atrevieron a producir e interpretar la canción “Patria y Vida''. Además, al supuesto “humanista” tabasqueño, se le olvida el lamentable papel que juega su gobierno en la frontera norte, al ser un fiero guardián de los intereses estadounidenses. ¿Qué presume AMLO?

pedropenaloza@yahoo.com/Twitter:@pedro_penaloz

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