/ miércoles 16 de marzo de 2022

Boric y la promesa de un nuevo Chile

Por Alejandro Guerrero Monroy

“Vamos dejando el cascajo y las arenas de fuego, y vamos dando la cara a olores que trae el viento” escribió en Memoria chilena Gabriela Mistral. En Chile soplan nuevos vientos con la llegada de Gabriel Boric al palacio de La Moneda en Santiago. Inicia una renovación generacional y política en el país del Cono Sur. El nuevo gobierno deriva de las protestas sociales que tuvieron lugar en 2019 y es en gran medida resultado de la amplia demanda social por un Estado que atienda asuntos tan prioritarios como la salud y la educación.

Chile -que es considerado como un modelo en la región por su rápido crecimiento económico en la última década- atraviesa por momentos complejos. Persisten los efectos destructivos de la pandemia y se espera que la inflación alcance un 4.4% en 2022. El año pasado el país creció más de un 10% por las medidas económicas de apoyo gubernamental, pero se espera que para este 2022 su crecimiento disminuya a un 3% por los efectos de la guerra en Europa del Este. Las tasas de desempleo están disminuyendo y se prevé que para el presente año alcance el 7%. Chile tiene el PIB per cápita más alto de América Latina pero también se tienen altos niveles de desigualdad e informalidad. Una medida que se está instrumentando es una reforma tributaria de gran calado que permita una recuperación inclusiva. El propósito es que los cambios sean ordenados y duraderos.

La llegada de Boric conlleva elevadas expectativas. Lo acompaña un equipo joven y preparado que deberá dar resultados en un corto plazo y al que delegará buena parte de su gestión, como lo hiciese en su tiempo Patricio Aylwin, el primer presidente de la democracia chilena. La mayoría de su gabinete son mujeres -14 de 24-, las cuales ocuparán ministerios fundamentales como la Cancillería, Defensa, Salud e Interior. Éste último será dirigido por la joven médica Izkia Siches, jefa de campaña y que previamente desde la sociedad civil -como la primera presidenta mujer y las más joven del Colegio Médico- abanderó la lucha contra la pandemia. La gobernabilidad y la seguridad pública también son prioridad para la joven ministra del Interior y sobre la mesa se encuentra se encuentra un plan con soluciones para los conflictos que derivaron de las revueltas de 2019. Una buena noticia es que Siches defiende una agenda de mas derechos para la comunidad LGTBI y es feminista.

Se dará más poder las políticas de género y el Ministerio de la Mujer pasará a tener mayor preponderancia. Su titular despachará a unos metros de Boric en La Moneda.

Otras prioridades durante su mandato serán el conflicto entre el Estado chileno y el pueblo mapuche “que tiene derecho a existir y que la solución claramente no es a través de la violencia” ha dicho Boric. También el tema migrante reclama inmediata atención, particularmente en el norte del país donde se tiene una fuerte presión migratoria.

La nueva Constitución nacida en democracia tendrá que estar lista en julio y votada dos meses después. El proceso que debe enterrar la Constitución de Pinochet se ha enredado en más de 1,200 propuestas en un contexto de posiciones extremas. El tiempo apremia, aunque la idea de una prórroga ronda en el recinto de la Convención redactora.

La política exterior tendrá cambios y el presidente ha pedido que se deje de “mirar con distancia a los países vecinos”. Su apoyo al Mercosur -bloque que integran Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, y Bolivia en proceso de adhesión- es patente. “La voz del sur se volverá a escuchar firme en un mundo cambiante” ha prometido. No obstante, el nuevo gobierno no tiene el propósito de apoyar a Venezuela -su presidente ni asistió a la toma de posesión-. “Se promoverá siempre el respeto de los derechos humanos, en todo lugar y sin importar el color del Gobierno que los vulnere” ha advertido.

Boric no tiene mayoría en el Congreso y tendrá que echar mano de su estilo dialogante frente los muchos desafíos que le aguardan. Ha demostrado escuchar otras voces y tolerar la crítica. Respeta otras visiones y tiene la capacidad para unificar criterios. Lidera y lo respalda una generación joven que nació en la democracia, que conoce las amenazas regionales a ésta y que tiene como responsabilidad custodiar y preservar. “Por fin la sonrisa sube en corto chispeo y ya no les pesa el mundo que recibieron”, dijera la gran Mistral.

*Asociado de COMEXI. Politólogo, Economista e Internacionalista. Especialista en temas electorales y política de América Latina. Twitter: @AGuerreroMonroy


Por Alejandro Guerrero Monroy

“Vamos dejando el cascajo y las arenas de fuego, y vamos dando la cara a olores que trae el viento” escribió en Memoria chilena Gabriela Mistral. En Chile soplan nuevos vientos con la llegada de Gabriel Boric al palacio de La Moneda en Santiago. Inicia una renovación generacional y política en el país del Cono Sur. El nuevo gobierno deriva de las protestas sociales que tuvieron lugar en 2019 y es en gran medida resultado de la amplia demanda social por un Estado que atienda asuntos tan prioritarios como la salud y la educación.

Chile -que es considerado como un modelo en la región por su rápido crecimiento económico en la última década- atraviesa por momentos complejos. Persisten los efectos destructivos de la pandemia y se espera que la inflación alcance un 4.4% en 2022. El año pasado el país creció más de un 10% por las medidas económicas de apoyo gubernamental, pero se espera que para este 2022 su crecimiento disminuya a un 3% por los efectos de la guerra en Europa del Este. Las tasas de desempleo están disminuyendo y se prevé que para el presente año alcance el 7%. Chile tiene el PIB per cápita más alto de América Latina pero también se tienen altos niveles de desigualdad e informalidad. Una medida que se está instrumentando es una reforma tributaria de gran calado que permita una recuperación inclusiva. El propósito es que los cambios sean ordenados y duraderos.

La llegada de Boric conlleva elevadas expectativas. Lo acompaña un equipo joven y preparado que deberá dar resultados en un corto plazo y al que delegará buena parte de su gestión, como lo hiciese en su tiempo Patricio Aylwin, el primer presidente de la democracia chilena. La mayoría de su gabinete son mujeres -14 de 24-, las cuales ocuparán ministerios fundamentales como la Cancillería, Defensa, Salud e Interior. Éste último será dirigido por la joven médica Izkia Siches, jefa de campaña y que previamente desde la sociedad civil -como la primera presidenta mujer y las más joven del Colegio Médico- abanderó la lucha contra la pandemia. La gobernabilidad y la seguridad pública también son prioridad para la joven ministra del Interior y sobre la mesa se encuentra se encuentra un plan con soluciones para los conflictos que derivaron de las revueltas de 2019. Una buena noticia es que Siches defiende una agenda de mas derechos para la comunidad LGTBI y es feminista.

Se dará más poder las políticas de género y el Ministerio de la Mujer pasará a tener mayor preponderancia. Su titular despachará a unos metros de Boric en La Moneda.

Otras prioridades durante su mandato serán el conflicto entre el Estado chileno y el pueblo mapuche “que tiene derecho a existir y que la solución claramente no es a través de la violencia” ha dicho Boric. También el tema migrante reclama inmediata atención, particularmente en el norte del país donde se tiene una fuerte presión migratoria.

La nueva Constitución nacida en democracia tendrá que estar lista en julio y votada dos meses después. El proceso que debe enterrar la Constitución de Pinochet se ha enredado en más de 1,200 propuestas en un contexto de posiciones extremas. El tiempo apremia, aunque la idea de una prórroga ronda en el recinto de la Convención redactora.

La política exterior tendrá cambios y el presidente ha pedido que se deje de “mirar con distancia a los países vecinos”. Su apoyo al Mercosur -bloque que integran Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, y Bolivia en proceso de adhesión- es patente. “La voz del sur se volverá a escuchar firme en un mundo cambiante” ha prometido. No obstante, el nuevo gobierno no tiene el propósito de apoyar a Venezuela -su presidente ni asistió a la toma de posesión-. “Se promoverá siempre el respeto de los derechos humanos, en todo lugar y sin importar el color del Gobierno que los vulnere” ha advertido.

Boric no tiene mayoría en el Congreso y tendrá que echar mano de su estilo dialogante frente los muchos desafíos que le aguardan. Ha demostrado escuchar otras voces y tolerar la crítica. Respeta otras visiones y tiene la capacidad para unificar criterios. Lidera y lo respalda una generación joven que nació en la democracia, que conoce las amenazas regionales a ésta y que tiene como responsabilidad custodiar y preservar. “Por fin la sonrisa sube en corto chispeo y ya no les pesa el mundo que recibieron”, dijera la gran Mistral.

*Asociado de COMEXI. Politólogo, Economista e Internacionalista. Especialista en temas electorales y política de América Latina. Twitter: @AGuerreroMonroy