/ jueves 4 de abril de 2024

CNDH y Cultura de Paz

México está por culminar el sexenio con un pobre desempeño en cuánto a disminuir la violencia -o ya de perdida frenarla- y construir la paz. Aumentó el crimen, los homicidios y los feminicidios; hubo un severo deterioro a los servicios públicos de salud y educación, y aunque subió el salario mínimo, no tuvo poder adquisitivo ni para comprar la canasta básica.

La estrategia de seguridad, no funcionó. Lo que sí sucedió, fue que se gestó una permanente polarización, acrecentando la división del panorama político de México. Esta división se ha visto intensificada por ciclos electorales violentos: ataques, asesinatos, amenazas y atentados. Más de veinte candidatos y candidatas a puestos de elección, ha sido asesinados en ese proceso. Serán las elecciones más violentas de la historia reciente del país. Esta actividad de contender a un cargo público, se ha vuelto más peligrosa que jugar a la ruleta rusa.

El Índice de Paz Global (Global Peace Index) es un indicador elaborado por el Instituto para la Economía y la Paz, que mide el nivel de paz y la ausencia de violencia de un país o región; nuestro país ocupa el lugar 136 de 162 en el informe. Cuando se publicó́ el primer informe en 2013, los conflictos entre las organizaciones delictivas mexicanas eran relativamente bajos, con 160 incidentes de enfrentamientos entre cárteles, que ocasionaron al menos una muerte. En 2021, la cifra aumentó a 3,722, es decir, 23 veces más. En 2022, el impacto económico de la violencia en México fue de 4.6 billones de pesos, equivalente al 18.3%n del PIB nacional o $35,705 pesos por persona. El gasto en la seguridad pública y el sistema judicial como porcentaje del PIB, fue menos de la mitad del promedio de los miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Es decir, evidentemente los abrazos y no balazos salían más baratos como medio para enfrentar el crimen.

Respecto a la polarización, en 2022, el 52 % de los mexicanos creía que su país estaba muy o extremadamente dividido y el 65 % creía, que era poco probable que las divisiones pudieran superarse. Esto socava la capacidad del gobierno para operar con eficacia y cohesión y cimenta una gran desconfianza en las instituciones de gobierno. La paz positiva, a la que AMLO y Sheinbaum quieren brincar del escalón cero al 100, se deterioró un 3.1% desde 2009. Con el nido de conflictos latentes y la complejidad de la crisis que enfrenta el país, se hace eminente la necesidad de crear abordajes más amplios y articulados para construir la paz, o por lo menos el anhelo de ella.

El 1 de abril de 2024, se publicó en el Diario Oficial de la Federación, el decreto por el que se adiciona una fracción XIII Bis al artículo 6º. de la Ley de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. La nueva facultad de la CNDH, será promover una cultura de paz. La senadora Alejandra Noemí Reynoso Sánchez dijo para referirse al proyecto de decreto: “¿De qué lado quieren estar?, del lado de la polarización y del odio, o del lado de la reconciliación, del reencuentro y de la construcción de paz. Definitivamente, yo estoy en la segunda opción. Y recuerden, que la inseguridad se combate, pero la paz se construye”.

Promover que una Cultura de Paz sea facultad de la CNDH en la Ley, es un gran paso para que, con arduo trabajo, aumente la confianza y la voluntad de las personas para participar en las decisiones del país. Ya está plasmado en papel. Estoy ansiosa por leer qué medidas tomará esta institución para convertir el derecho formal, en real y que efectivamente podamos ver logros de la Cultura de Paz, tan necesaria y apremiante. Enhorabuena.

Yanez_flor@hotmail.com


México está por culminar el sexenio con un pobre desempeño en cuánto a disminuir la violencia -o ya de perdida frenarla- y construir la paz. Aumentó el crimen, los homicidios y los feminicidios; hubo un severo deterioro a los servicios públicos de salud y educación, y aunque subió el salario mínimo, no tuvo poder adquisitivo ni para comprar la canasta básica.

La estrategia de seguridad, no funcionó. Lo que sí sucedió, fue que se gestó una permanente polarización, acrecentando la división del panorama político de México. Esta división se ha visto intensificada por ciclos electorales violentos: ataques, asesinatos, amenazas y atentados. Más de veinte candidatos y candidatas a puestos de elección, ha sido asesinados en ese proceso. Serán las elecciones más violentas de la historia reciente del país. Esta actividad de contender a un cargo público, se ha vuelto más peligrosa que jugar a la ruleta rusa.

El Índice de Paz Global (Global Peace Index) es un indicador elaborado por el Instituto para la Economía y la Paz, que mide el nivel de paz y la ausencia de violencia de un país o región; nuestro país ocupa el lugar 136 de 162 en el informe. Cuando se publicó́ el primer informe en 2013, los conflictos entre las organizaciones delictivas mexicanas eran relativamente bajos, con 160 incidentes de enfrentamientos entre cárteles, que ocasionaron al menos una muerte. En 2021, la cifra aumentó a 3,722, es decir, 23 veces más. En 2022, el impacto económico de la violencia en México fue de 4.6 billones de pesos, equivalente al 18.3%n del PIB nacional o $35,705 pesos por persona. El gasto en la seguridad pública y el sistema judicial como porcentaje del PIB, fue menos de la mitad del promedio de los miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Es decir, evidentemente los abrazos y no balazos salían más baratos como medio para enfrentar el crimen.

Respecto a la polarización, en 2022, el 52 % de los mexicanos creía que su país estaba muy o extremadamente dividido y el 65 % creía, que era poco probable que las divisiones pudieran superarse. Esto socava la capacidad del gobierno para operar con eficacia y cohesión y cimenta una gran desconfianza en las instituciones de gobierno. La paz positiva, a la que AMLO y Sheinbaum quieren brincar del escalón cero al 100, se deterioró un 3.1% desde 2009. Con el nido de conflictos latentes y la complejidad de la crisis que enfrenta el país, se hace eminente la necesidad de crear abordajes más amplios y articulados para construir la paz, o por lo menos el anhelo de ella.

El 1 de abril de 2024, se publicó en el Diario Oficial de la Federación, el decreto por el que se adiciona una fracción XIII Bis al artículo 6º. de la Ley de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. La nueva facultad de la CNDH, será promover una cultura de paz. La senadora Alejandra Noemí Reynoso Sánchez dijo para referirse al proyecto de decreto: “¿De qué lado quieren estar?, del lado de la polarización y del odio, o del lado de la reconciliación, del reencuentro y de la construcción de paz. Definitivamente, yo estoy en la segunda opción. Y recuerden, que la inseguridad se combate, pero la paz se construye”.

Promover que una Cultura de Paz sea facultad de la CNDH en la Ley, es un gran paso para que, con arduo trabajo, aumente la confianza y la voluntad de las personas para participar en las decisiones del país. Ya está plasmado en papel. Estoy ansiosa por leer qué medidas tomará esta institución para convertir el derecho formal, en real y que efectivamente podamos ver logros de la Cultura de Paz, tan necesaria y apremiante. Enhorabuena.

Yanez_flor@hotmail.com