/ jueves 3 de enero de 2019

¿Cómo dijo?     

Propósitos de año nuevo



Ahora viene lo bueno. Discúlpeme, yo sé que es difícil pero ya empezó un nuevo año y dentro de los propósitos que normalmente nos hacemos al casi atragantarnos con las tradicionales doce uvas, está el de bajar de peso… ¡Este año me pondré a dieta! ¿Cuántos de nosotros nos lo proponemos? ¿Y cuántos de nosotros realmente lo cumplimos?

Si no es el caso de usted, ¡lo felicito! Ya sea que usted esté dentro de su peso ideal… o no lo esté pero no le importe estar “un poco rechonchito”. Lo que es una realidad es que muchos nos ponemos a dieta al inicio de año, pero ¿cuántos le seguimos? Le voy a decir: según el estudio que hizo el Diario Médico Británico —institución médica de gran reputación a nivel mundial— el 22% de las personas que se ponen a dieta el primero de enero la dejan a la semana. Al mes, un 40% de esta gente ya le está entrando duro a los tacos de suadero y carnitas —ingredientes tristemente jamás aceptados en una dieta que se respete— y a los tres meses, al menos el 50% de todos los que prometieron solemnemente seguir la dieta, ya la dejaron por completo.

Como este propósito va de la mano con el hacer ejercicio, la estadística que le acabo de dar aplica también para este concepto, por eso los gimnasios se llenan tanto la primera semana de enero, pero si va para marzo le garantizo que estará mucho menos concurrido. Eso sí, ahí estamos todos la primera semana de enero, estrenando las mallas deportivas y los pants carísimos que me trajo Santa Clos con toda la intención de “volverme fit” o sea, estar en forma. Déjeme le digo que, en mi caso, para marzolos pants ya hacen más la chamba de pijama que de ropa deportiva.

Aparte, ¿ha ido a los gimnasios últimamente? Yo sí… bueno, pasé por uno y vi sorprendido que la ropa que usan los que asisten a ejercitarse está tan ajustada que parece que no traen nada de nada… poco dejan a la imaginación y eso me parece que distrae del propósito principal. “Ya mejor no se pongan nada”, decía un tío mío, que se asustó cuando le comenté: “ah, pues como le hacían antes”. No me creyó, pero es cierto. Lo que pasa es que la palabra “gimnasio” proviene del latín gymnasium que en tiempos antiguos era no solo el lugar público donde se hacía ejercicio, sino también el ejercicio mismo y toda una filosofía para la educación y la salud. Pero gymansium, a su vez, se tomó del griego gymnasion, que contiene el vocablo gymnós que significa “desnudo”… ya sabe usted como eran los griegos. O sea que el gimnasio era el lugar donde estaban desnudos… ¿y qué hacían? Pues ejercicio, según ellos… ¿qué tipo de ejercicio? Quiero suponer que mucho “cardio”, pero mire, yo hasta allí sé y mejor ya no le busco más.

“¿Y la dieta?” Me preguntará usted. Pues ya merito la empiezo, nada más aguánteme que me falta la rosca de reyes. “¡No! ¿De dónde viene la palabra ‘dieta’?” Me aclara usted. ¡Ah! Pues ya no me cabe en este comentario, pero le platicaré en un artículo próximo.


Consultorio Verbal comodijo2@hotmail.comTwitter: @comodijo

PREGUNTA DEL PÚBLICO: Andrea Ruvalcaba pregunta: En los libros que he leído veo que usan las comillas angulares para las citas, en lugar de las comillas altas que usamos siempre. ¿Cuáles debo usar para mis trabajos?

RESPUESTA: Hola Andrea. Según la regla en español, debemos usar siempre primero las angulares o latinas, que son estas: « ». Si el teclado de tu computadora no las tiene, presiona alt + 174 para apertura y alt +175 para cierre. Si tienes que poner unas comillas adentro de este entrecomillado, usa las altas o inglesas: “ ” y si tienes que poner otro más adentro, usa las comillas simples: ‘ ’.

AHORA PREGUNTO: Si tengo que hacer algunos trámites del terreno donde está mi casa, seguramente tengo que ir a la oficina de catastro. ¿Qué es un catastro?

  • Una propiedad de bienes raíces.
  • Una finca.
  • Un padrón.
  • Un representante de la autoridad.

RESPUESTA: c. El catastro es un padrón estadístico de fincas rústicas y urbanas.

Termino con un dicho muy sincero: Tú qué sabes de caricias si nunca viajas en metro. ¿Cómo dijo? Hasta la próxima.


Propósitos de año nuevo



Ahora viene lo bueno. Discúlpeme, yo sé que es difícil pero ya empezó un nuevo año y dentro de los propósitos que normalmente nos hacemos al casi atragantarnos con las tradicionales doce uvas, está el de bajar de peso… ¡Este año me pondré a dieta! ¿Cuántos de nosotros nos lo proponemos? ¿Y cuántos de nosotros realmente lo cumplimos?

Si no es el caso de usted, ¡lo felicito! Ya sea que usted esté dentro de su peso ideal… o no lo esté pero no le importe estar “un poco rechonchito”. Lo que es una realidad es que muchos nos ponemos a dieta al inicio de año, pero ¿cuántos le seguimos? Le voy a decir: según el estudio que hizo el Diario Médico Británico —institución médica de gran reputación a nivel mundial— el 22% de las personas que se ponen a dieta el primero de enero la dejan a la semana. Al mes, un 40% de esta gente ya le está entrando duro a los tacos de suadero y carnitas —ingredientes tristemente jamás aceptados en una dieta que se respete— y a los tres meses, al menos el 50% de todos los que prometieron solemnemente seguir la dieta, ya la dejaron por completo.

Como este propósito va de la mano con el hacer ejercicio, la estadística que le acabo de dar aplica también para este concepto, por eso los gimnasios se llenan tanto la primera semana de enero, pero si va para marzo le garantizo que estará mucho menos concurrido. Eso sí, ahí estamos todos la primera semana de enero, estrenando las mallas deportivas y los pants carísimos que me trajo Santa Clos con toda la intención de “volverme fit” o sea, estar en forma. Déjeme le digo que, en mi caso, para marzolos pants ya hacen más la chamba de pijama que de ropa deportiva.

Aparte, ¿ha ido a los gimnasios últimamente? Yo sí… bueno, pasé por uno y vi sorprendido que la ropa que usan los que asisten a ejercitarse está tan ajustada que parece que no traen nada de nada… poco dejan a la imaginación y eso me parece que distrae del propósito principal. “Ya mejor no se pongan nada”, decía un tío mío, que se asustó cuando le comenté: “ah, pues como le hacían antes”. No me creyó, pero es cierto. Lo que pasa es que la palabra “gimnasio” proviene del latín gymnasium que en tiempos antiguos era no solo el lugar público donde se hacía ejercicio, sino también el ejercicio mismo y toda una filosofía para la educación y la salud. Pero gymansium, a su vez, se tomó del griego gymnasion, que contiene el vocablo gymnós que significa “desnudo”… ya sabe usted como eran los griegos. O sea que el gimnasio era el lugar donde estaban desnudos… ¿y qué hacían? Pues ejercicio, según ellos… ¿qué tipo de ejercicio? Quiero suponer que mucho “cardio”, pero mire, yo hasta allí sé y mejor ya no le busco más.

“¿Y la dieta?” Me preguntará usted. Pues ya merito la empiezo, nada más aguánteme que me falta la rosca de reyes. “¡No! ¿De dónde viene la palabra ‘dieta’?” Me aclara usted. ¡Ah! Pues ya no me cabe en este comentario, pero le platicaré en un artículo próximo.


Consultorio Verbal comodijo2@hotmail.comTwitter: @comodijo

PREGUNTA DEL PÚBLICO: Andrea Ruvalcaba pregunta: En los libros que he leído veo que usan las comillas angulares para las citas, en lugar de las comillas altas que usamos siempre. ¿Cuáles debo usar para mis trabajos?

RESPUESTA: Hola Andrea. Según la regla en español, debemos usar siempre primero las angulares o latinas, que son estas: « ». Si el teclado de tu computadora no las tiene, presiona alt + 174 para apertura y alt +175 para cierre. Si tienes que poner unas comillas adentro de este entrecomillado, usa las altas o inglesas: “ ” y si tienes que poner otro más adentro, usa las comillas simples: ‘ ’.

AHORA PREGUNTO: Si tengo que hacer algunos trámites del terreno donde está mi casa, seguramente tengo que ir a la oficina de catastro. ¿Qué es un catastro?

  • Una propiedad de bienes raíces.
  • Una finca.
  • Un padrón.
  • Un representante de la autoridad.

RESPUESTA: c. El catastro es un padrón estadístico de fincas rústicas y urbanas.

Termino con un dicho muy sincero: Tú qué sabes de caricias si nunca viajas en metro. ¿Cómo dijo? Hasta la próxima.


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