/ jueves 2 de enero de 2020

Desigualdad sin freno

Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto cambiaron todas las preguntas.

Mario Benedetti


1. América Latina en su encrucijada histórica. Vivimos en el peor de los mundos, uno caracterizado por la privación de derechos económicos y sociales; y, otro, donde la opulencia y el despilfarro son la vida cotidiana de una marcada minoría. Por supuesto, éste escenario binario no es producto de una maldición extraterrenal o una condena de alguna convención de brujos. Lejos de ello, estamos en presencia de un modelo de acumulación capitalista que tiene como único propósito garantizar y expandir las ganancias de los segmentos más ricos de la población mediante el sometimiento y explotación de las mayorías.


El mundo en el que vivimos hoy tiende a mostrar, con crudeza y dramatismo, que no es un buen lugar para recrear aquella trípode que enarboló el contractualismo en la versión de Jean-Jacques Rousseau y sus colegas, a saber, “libertad, igualdad y fraternidad”. Al contrario, la convivencia entre los seres humanos que habitamos el globo terráqueo está cada día más alejada de aquellos rasgos solidarios y amorosos. Nuestra vida es muy compleja.

2. El PNUD y sus indicadores. Una mirada cruda de America Latina confirma nuestras líneas y descripciones. En el reporte anual del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), su administrador, Achim Steiner, sostiene que, “pese a la reducción de la pobreza en las dos últimas décadas en Latinoamérica, la región sufre una nueva clase de desigualdad, ya no tan marcada por el nivel de ingresos, sino por la falta de equidad, desarrollo ambiental, transformación tecnológica y educación [...] La desigualdad no es solamente la diferencia de ingreso entre una persona y su vecino [...] El problema radica en la distribución desigual de riqueza y poder”(El Universal, 10/12/19, p.14).

3.La quimera mexicana. Las políticas públicas lanzadas por los gobiernos para “abatir” la pobreza han sido simplemente pequeños cataplasmas frente la gigantesca desigualdad social que atraviesa al país. No en balde el mismo informe del PNUD 2018 señala que Mexico “volvió a perder posiciones en el índice de desarrollo humano”. Éste índice considera: la esperanza de vida, escolaridad promedio e ingreso per cápita, y se complementa con índices de desigualdad social y equidad de género.

Por su parte, el gobierno de AMLO continuará repartiendo aspirinas sociales para fines político-electorales sin combatir las raíces del problema. Por el momento y sin un panorama claro, Mexico seguirá siendo un país fracturado por la desigualdad y la ausencia de plenos derechos sociales y económicos. Es decir, las mayorías alimentadas por pequeños mendrugos.

pedropenaloza@yahoo.com/Twitter: @pedro_penaloz

Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto cambiaron todas las preguntas.

Mario Benedetti


1. América Latina en su encrucijada histórica. Vivimos en el peor de los mundos, uno caracterizado por la privación de derechos económicos y sociales; y, otro, donde la opulencia y el despilfarro son la vida cotidiana de una marcada minoría. Por supuesto, éste escenario binario no es producto de una maldición extraterrenal o una condena de alguna convención de brujos. Lejos de ello, estamos en presencia de un modelo de acumulación capitalista que tiene como único propósito garantizar y expandir las ganancias de los segmentos más ricos de la población mediante el sometimiento y explotación de las mayorías.


El mundo en el que vivimos hoy tiende a mostrar, con crudeza y dramatismo, que no es un buen lugar para recrear aquella trípode que enarboló el contractualismo en la versión de Jean-Jacques Rousseau y sus colegas, a saber, “libertad, igualdad y fraternidad”. Al contrario, la convivencia entre los seres humanos que habitamos el globo terráqueo está cada día más alejada de aquellos rasgos solidarios y amorosos. Nuestra vida es muy compleja.

2. El PNUD y sus indicadores. Una mirada cruda de America Latina confirma nuestras líneas y descripciones. En el reporte anual del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), su administrador, Achim Steiner, sostiene que, “pese a la reducción de la pobreza en las dos últimas décadas en Latinoamérica, la región sufre una nueva clase de desigualdad, ya no tan marcada por el nivel de ingresos, sino por la falta de equidad, desarrollo ambiental, transformación tecnológica y educación [...] La desigualdad no es solamente la diferencia de ingreso entre una persona y su vecino [...] El problema radica en la distribución desigual de riqueza y poder”(El Universal, 10/12/19, p.14).

3.La quimera mexicana. Las políticas públicas lanzadas por los gobiernos para “abatir” la pobreza han sido simplemente pequeños cataplasmas frente la gigantesca desigualdad social que atraviesa al país. No en balde el mismo informe del PNUD 2018 señala que Mexico “volvió a perder posiciones en el índice de desarrollo humano”. Éste índice considera: la esperanza de vida, escolaridad promedio e ingreso per cápita, y se complementa con índices de desigualdad social y equidad de género.

Por su parte, el gobierno de AMLO continuará repartiendo aspirinas sociales para fines político-electorales sin combatir las raíces del problema. Por el momento y sin un panorama claro, Mexico seguirá siendo un país fracturado por la desigualdad y la ausencia de plenos derechos sociales y económicos. Es decir, las mayorías alimentadas por pequeños mendrugos.

pedropenaloza@yahoo.com/Twitter: @pedro_penaloz

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