/ martes 14 de marzo de 2023

Dispositivos digitales: riesgos para la salud


Por: Adolfo Arreola García*

El mundo experimenta una transformación digital que trae consigo oportunidades de desarrollo e incremento en la eficiencia y eficacia en la productividad o en la calidad de vida; sin embargo, esta transformación digital requiere que el ser humano utilice dispositivos digitales por largos periodos para realizar sus funciones personales, profesionales, académicas y de ocio, lo que puede ser contraproducente e incluso dañino para la salud. El vamping, la whatsappitis y el síndrome de “perderse algo” o FOMO (Fear of Missing Out) son algunos de los ejemplos de esta nueva realidad digital que enferma y modifica hábitos.

En el presente, el número de dispositivos digitales y de horas que las personas pasan frente a dichos dispositivos se ha incrementado. Esta exposición constante se realiza sin consideraciones de espacio o tiempo; por lo tanto, es común escuchar que las personas consultan algún dispositivo digital justo antes de dormir o durante la noche, generando el fenómeno conocido como vamping – definido como el mal hábito de utilizar la tecnología por la noche o de madrugada. La simple consulta del dispositivo expone a los usuarios a la luz azul de las pantallas que puede resultar en dificultad para dormir o una mala calidad del sueño. Condición de no descanso que a su vez podría impactar en su desempeño durante el día, poner en riesgo la integridad de las personas e incluso desencadenar obesidad, estrés y debilidad física.

De igual forma, el uso excesivo del celular y la tableta tanto de manera profesional como personal conlleva una alteración física conocida como whatsappitis, que es referenciada como el sobreuso de los dedos pulgares cuando se manejan dichos equipos. Se ha reportado que algunas de las lesiones más habituales resultado del uso desmesurado del celular y/o tableta son: síndrome del túnel carpiano, rizartrosis, tendinitis De Quervain, dedo en resorte y lesión del nervio cubital. Lo antes citado brinda evidencia de los cambios y alteraciones físicas que se centran en manos, muñeca y codo debido a un uso desgastante; sin olvidar otros síntomas vinculados como dolor de cervicales, vista cansada e insomnio.

Por último, el síndrome FOMO representa una afectación más cognitiva que física, ya que se considera una patología psicológica vinculada con el uso excesivo de redes sociales y por ende equipos digitales. Se ha convertido en un tipo de ansiedad social que obliga a estar conectado a cualquier costo. Algunos otros problemas similares son la nomofobia (miedo a salir sin celular) y el phubbing – centrar atención en el celular más que en los acompañantes, que se han convertido en problemas que limitan el actuar de algunos individuos y generan distanciamiento o aislamiento social.

En resumen, el uso excesivo de dispositivos digitales trae consigo una serie de padecimientos físicos y/o cognitivos novedosos como resultado de la falta de una cibercultura de la prevención y de políticas públicas que fomenten el uso responsable e informado de tecnologías. Por ello, los Estados deben tomar medidas preventivas y correctivas que garanticen la salud, sin violentar el derecho a utilizar medios digitales. ¿Quién le pone el cascabel al gato?


* Investigador de la Facultad de Estudios Globales



Por: Adolfo Arreola García*

El mundo experimenta una transformación digital que trae consigo oportunidades de desarrollo e incremento en la eficiencia y eficacia en la productividad o en la calidad de vida; sin embargo, esta transformación digital requiere que el ser humano utilice dispositivos digitales por largos periodos para realizar sus funciones personales, profesionales, académicas y de ocio, lo que puede ser contraproducente e incluso dañino para la salud. El vamping, la whatsappitis y el síndrome de “perderse algo” o FOMO (Fear of Missing Out) son algunos de los ejemplos de esta nueva realidad digital que enferma y modifica hábitos.

En el presente, el número de dispositivos digitales y de horas que las personas pasan frente a dichos dispositivos se ha incrementado. Esta exposición constante se realiza sin consideraciones de espacio o tiempo; por lo tanto, es común escuchar que las personas consultan algún dispositivo digital justo antes de dormir o durante la noche, generando el fenómeno conocido como vamping – definido como el mal hábito de utilizar la tecnología por la noche o de madrugada. La simple consulta del dispositivo expone a los usuarios a la luz azul de las pantallas que puede resultar en dificultad para dormir o una mala calidad del sueño. Condición de no descanso que a su vez podría impactar en su desempeño durante el día, poner en riesgo la integridad de las personas e incluso desencadenar obesidad, estrés y debilidad física.

De igual forma, el uso excesivo del celular y la tableta tanto de manera profesional como personal conlleva una alteración física conocida como whatsappitis, que es referenciada como el sobreuso de los dedos pulgares cuando se manejan dichos equipos. Se ha reportado que algunas de las lesiones más habituales resultado del uso desmesurado del celular y/o tableta son: síndrome del túnel carpiano, rizartrosis, tendinitis De Quervain, dedo en resorte y lesión del nervio cubital. Lo antes citado brinda evidencia de los cambios y alteraciones físicas que se centran en manos, muñeca y codo debido a un uso desgastante; sin olvidar otros síntomas vinculados como dolor de cervicales, vista cansada e insomnio.

Por último, el síndrome FOMO representa una afectación más cognitiva que física, ya que se considera una patología psicológica vinculada con el uso excesivo de redes sociales y por ende equipos digitales. Se ha convertido en un tipo de ansiedad social que obliga a estar conectado a cualquier costo. Algunos otros problemas similares son la nomofobia (miedo a salir sin celular) y el phubbing – centrar atención en el celular más que en los acompañantes, que se han convertido en problemas que limitan el actuar de algunos individuos y generan distanciamiento o aislamiento social.

En resumen, el uso excesivo de dispositivos digitales trae consigo una serie de padecimientos físicos y/o cognitivos novedosos como resultado de la falta de una cibercultura de la prevención y de políticas públicas que fomenten el uso responsable e informado de tecnologías. Por ello, los Estados deben tomar medidas preventivas y correctivas que garanticen la salud, sin violentar el derecho a utilizar medios digitales. ¿Quién le pone el cascabel al gato?


* Investigador de la Facultad de Estudios Globales