“La ciudad es ante todo plaza, ágora, discusión, elocuencia”.
Ortega y Gasset
A diferencia de otras metrópolis en el mundo, la capital de la República Mexicana ha mostrado su reflorecimiento con un dinamismo que sorprende a otras ciudades del planeta, a las cuales la Covid-19 mantiene en jaque a pesar de los esfuerzos sanitarios que sus gobiernos han desplegado en torno a su combate o, por el contrario, ante la falta de insumos que permitan abatir las variantes y contagios epidémicos.
En diversas partes del planeta, los resultados obtenidos por la Ciudad de México son motivo de análisis y reconocimientos por la corrección y oportunidad de las acciones coordinadas desde el inicio mismo de la pandemia, acciones asumidas con un alto sentido de responsabilidad social por su Jefa de Gobierno, la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo, quien personalmente generó una coordinación cotidiana del Gabinete de Salud que facilitó la convergencia de acciones de los tres niveles de gobierno con el objetivo claro e integral de vigilar, atender y prever un proceso epidémico cuyo control estuvo sujeto a las propuestas y hallazgos que los equipos científicos, internacionales y nacionales, propusieron para paliar los severos daños sociales y humanos directos, así como la consecuente contracción y paralización de la economía a nivel local y mundial.
A esos retos cotidianos, la ciudadanía supo responder con eficacia y eficiencia, apostándole en todo momento a garantizar una información clara sobre cada una de las acciones y propuestas colectivas; lo que en una ciudad fincada en la solidaridad como su característica identitaria, permitió la creación de una red de detección masiva de contagios en donde la plaza pública cumplió su función social a través de los Macro Quioscos instalados en todo el territorio capitalino, donde las afluencias y agilidad de atención y respuesta demostraron la convicción y confianza de los habitantes de la capital ante la política pública de prevención y atención de la pandemia.
Con la aparición de las vacunas, ese comportamiento comunitario facilitó los procesos de inmunizaciones masivas, incluso hasta esta tercera etapa que se ha aplicado, lo cual nos ubica entre una de las 5 capitales del mundo con mayores tasas de inoculación antiviral, lo que además se reflejó fehacientemente en los óptimos resultados para hacer frente a esa cuarta ola que obligó a capitales europeas a retroceder en la recuperación paulatina de su vida económica y social.
Dentro de la conjunción de elementos que han permitido estos resultados, los analistas han destacado la actitud propositiva de la sociedad mexicana, particularmente de la capitalina, como un elemento fundamental para lograr obtener el éxito en el combate sanitario a la epidemia. Para ellos esta fortaleza es síntoma de la ratificación comunitaria de la política pública adoptada por los Gobiernos de México y de la Ciudad, cuyo proceso ha sido a todas luces oportuno, honesto y eficaz, y mostró la capacidad de coordinación gubernamental en todos sus niveles.
En sentido inverso a los movimientos críticos por el manejo de Covid que generaron un reto adicional a varios gobiernos de los países desarrollados, en México, y particularmente en su capital, las confrontaciones e insidias político-partidistas no mellaron la confianza y solidaridad comunitaria para atender a los llamados y a los servicios brindados por la autoridad, sino todo lo contrario: la convicción y la responsable respuesta han sido emblemáticas en las y los capitalinos.
Esas fortalezas acreditan a cabalidad la definición del espíritu de nuestra Ciudad como plaza, ágora, discusión y elocuencia, éxitos que permiten reconocer las causas reales que hace un año fomentaron que discordia y ambición contrariaran al espíritu libertario de la capital, creando oposiciones reaccionarias y mezquinas que nada abonan a la pluralidad política de esta extraordinaria sociedad capitalina.
