/ sábado 14 de octubre de 2023

La cercanía con sus públicos: clave para la confianza en el periodismo

En septiembre de este año, la revista académica “Media and Communication” publicó en su volumen 11 un artículo con un par de preguntas interesantes: ¿qué tienen en común la caída en la confianza en los sistemas de salud y en el periodismo que se registra en Estados Unidos en la última década? Y, ¿qué lecciones se pueden aprender para fortalecerla? A partir de una encuesta a 981 personas y de entrevistas a profundidad a una muestra de 31 individuos en Estados Unidos, el equipo de investigadores bajo la coordinación de Youn Eun Moon analiza las semejanzas y las diferencias con las que evalúan, por un lado, a los sistemas de salud y a los médicos y, por el otro, al periodismo y a los periodistas.

A pesar de las diferencias, algunas obvias y otras no tanto, en la manera en que las personas conciben los sistemas de salud y el periodismo, así como el desempeño de médicos y periodistas, los académicos concluyen que habría dos aspectos muy importantes para fortalecer la confianza en estos ámbitos: el grado de involucramiento personal de médicos y periodistas y el reconocimiento de que tienen conocimiento especializado. En el caso del periodismo y de los periodistas, tradicionalmente se ha considerado que el periodismo más profesional es aquél en donde los periodistas se involucran menos con sus audiencias y lectores, y que mantienen una “distancia” frente a los hechos en aras de una supuesta objetividad. Sin embargo, el artículo señala como uno de sus principales hallazgos que profesionalismo e involucramiento no tienen por qué estar contrapuestos. Es más, los periodistas deberían buscar involucrarse más con sus públicos como una extensión de su actividad profesional y como una forma de acercar sus conocimientos a sus audiencias. Para ello, sugieren que los periodistas cuenten con el apoyo de sus medios para organizar eventos en línea y participar en actividades con su comunidad.

Desde luego, la caída en la credibilidad en los medios y en el periodismo obedece a razones mucho más amplias y requiere de acciones en varios frentes. Por ejemplo, en un reporte del Instituto Reuters publicado en abril de este año en el que se entrevistaron a un amplio grupo de personas de grupos vulnerables y pertenecientes a distintas minorías en Brasil, India, Gran Bretaña y Estados Unidos, se concluye que, para la mayoría de los participantes, las noticias son generalmente sesgadas, sensacionalistas y responden a agendas políticas y corporativas de los medios de comunicación que, en última instancia, son parte de las élites poderosas.

No obstante, los hallazgos de Youn Eun Moon y su equipo complementan los otros estudios que muestran, en casos en Estados Unidos y Europa, que es posible recuperar la credibilidad cuando los periodistas no sólo se acercan a sus públicos, sino que publican historias mejor contadas, con información útil y relevante –menos notas, pero más información y explicación—y son más locales en sus enfoques.

¿Y qué lecciones podemos derivar para el caso de México? De acuerdo con datos del Digital News Report 2023, apenas publicado, menos de 4 de cada 10 personas confían en las noticias y alrededor de dos de cada diez considera que están libres de influencias políticas indebidas. Además, muy pocos periodistas son ubicados por nombre, lo que indica que, en general, la información se consume más por el medio. Al igual que en la tendencia global, en México, las audiencias dicen buscar en la información imparcialidad, pero también opiniones que reflejen conocimiento y estén fundamentadas.

De estos datos podríamos pensar, en concordancia con los estudios comentados al inicio, que el periodismo en México tiene mucho espacio hacia dónde buscar fortalecer su credibilidad. Primero, acercándose a sus públicos e intercambiando más con ellos aprovechando los espacios digitales y, por qué no, abriendo espacios desde los propios medios para ello para discutir públicamente sobre ciertos temas. Segundo, cubriendo temas e información que, al final resulte útil y formativa para las audiencias. Esto implica comenzar a mover la agenda hacia temas que tengan qué ver con experiencias que se puedan compartir acerca de cómo ciertas comunidades, grupos solucionan problemas específicos, o cómo están funcionando, o no, determinados programas y políticas públicas, o de qué forma poder participar en la vida de la comunidad y en la implementación, seguimiento o evaluación de acciones públicas. Tercero, contando mejor las historias, es decir dando mayor explicación, contexto y análisis de lo que sucede más que seguir apostando por tener un amplísimo mosaico de notas muy breves que tienen poco seguimiento y contexto. Y finalmente, apostando por más cobertura de “lo local”, es decir no sólo dar espacio a historias de lo que ocurre en las comunidades, sino analizar los impactos de lo que ocurre en otros ámbitos –nacionales e internacionales—en la vida local. Por supuesto que estos aspectos no conforman una receta, ni tampoco son por sí solos una panacea que revertirá mágicamente la percepción acerca del periodismo y de quienes desempeñan esta profesión, pero sin duda –al lado de otras medidas en otros planos—podría contribuir a fortalecer la cercanía de lo informativo con sus públicos, lo cual ya es un paso importante en la dirección correcta.

En septiembre de este año, la revista académica “Media and Communication” publicó en su volumen 11 un artículo con un par de preguntas interesantes: ¿qué tienen en común la caída en la confianza en los sistemas de salud y en el periodismo que se registra en Estados Unidos en la última década? Y, ¿qué lecciones se pueden aprender para fortalecerla? A partir de una encuesta a 981 personas y de entrevistas a profundidad a una muestra de 31 individuos en Estados Unidos, el equipo de investigadores bajo la coordinación de Youn Eun Moon analiza las semejanzas y las diferencias con las que evalúan, por un lado, a los sistemas de salud y a los médicos y, por el otro, al periodismo y a los periodistas.

A pesar de las diferencias, algunas obvias y otras no tanto, en la manera en que las personas conciben los sistemas de salud y el periodismo, así como el desempeño de médicos y periodistas, los académicos concluyen que habría dos aspectos muy importantes para fortalecer la confianza en estos ámbitos: el grado de involucramiento personal de médicos y periodistas y el reconocimiento de que tienen conocimiento especializado. En el caso del periodismo y de los periodistas, tradicionalmente se ha considerado que el periodismo más profesional es aquél en donde los periodistas se involucran menos con sus audiencias y lectores, y que mantienen una “distancia” frente a los hechos en aras de una supuesta objetividad. Sin embargo, el artículo señala como uno de sus principales hallazgos que profesionalismo e involucramiento no tienen por qué estar contrapuestos. Es más, los periodistas deberían buscar involucrarse más con sus públicos como una extensión de su actividad profesional y como una forma de acercar sus conocimientos a sus audiencias. Para ello, sugieren que los periodistas cuenten con el apoyo de sus medios para organizar eventos en línea y participar en actividades con su comunidad.

Desde luego, la caída en la credibilidad en los medios y en el periodismo obedece a razones mucho más amplias y requiere de acciones en varios frentes. Por ejemplo, en un reporte del Instituto Reuters publicado en abril de este año en el que se entrevistaron a un amplio grupo de personas de grupos vulnerables y pertenecientes a distintas minorías en Brasil, India, Gran Bretaña y Estados Unidos, se concluye que, para la mayoría de los participantes, las noticias son generalmente sesgadas, sensacionalistas y responden a agendas políticas y corporativas de los medios de comunicación que, en última instancia, son parte de las élites poderosas.

No obstante, los hallazgos de Youn Eun Moon y su equipo complementan los otros estudios que muestran, en casos en Estados Unidos y Europa, que es posible recuperar la credibilidad cuando los periodistas no sólo se acercan a sus públicos, sino que publican historias mejor contadas, con información útil y relevante –menos notas, pero más información y explicación—y son más locales en sus enfoques.

¿Y qué lecciones podemos derivar para el caso de México? De acuerdo con datos del Digital News Report 2023, apenas publicado, menos de 4 de cada 10 personas confían en las noticias y alrededor de dos de cada diez considera que están libres de influencias políticas indebidas. Además, muy pocos periodistas son ubicados por nombre, lo que indica que, en general, la información se consume más por el medio. Al igual que en la tendencia global, en México, las audiencias dicen buscar en la información imparcialidad, pero también opiniones que reflejen conocimiento y estén fundamentadas.

De estos datos podríamos pensar, en concordancia con los estudios comentados al inicio, que el periodismo en México tiene mucho espacio hacia dónde buscar fortalecer su credibilidad. Primero, acercándose a sus públicos e intercambiando más con ellos aprovechando los espacios digitales y, por qué no, abriendo espacios desde los propios medios para ello para discutir públicamente sobre ciertos temas. Segundo, cubriendo temas e información que, al final resulte útil y formativa para las audiencias. Esto implica comenzar a mover la agenda hacia temas que tengan qué ver con experiencias que se puedan compartir acerca de cómo ciertas comunidades, grupos solucionan problemas específicos, o cómo están funcionando, o no, determinados programas y políticas públicas, o de qué forma poder participar en la vida de la comunidad y en la implementación, seguimiento o evaluación de acciones públicas. Tercero, contando mejor las historias, es decir dando mayor explicación, contexto y análisis de lo que sucede más que seguir apostando por tener un amplísimo mosaico de notas muy breves que tienen poco seguimiento y contexto. Y finalmente, apostando por más cobertura de “lo local”, es decir no sólo dar espacio a historias de lo que ocurre en las comunidades, sino analizar los impactos de lo que ocurre en otros ámbitos –nacionales e internacionales—en la vida local. Por supuesto que estos aspectos no conforman una receta, ni tampoco son por sí solos una panacea que revertirá mágicamente la percepción acerca del periodismo y de quienes desempeñan esta profesión, pero sin duda –al lado de otras medidas en otros planos—podría contribuir a fortalecer la cercanía de lo informativo con sus públicos, lo cual ya es un paso importante en la dirección correcta.