/ lunes 26 de diciembre de 2022

La cosa pública

El 2022 cierra con una agenda pública que estuvo, por decir lo menos, dinámica. En el año hubo nuevos escándalos de corrupción: la llamada Casa Gris, la caída de CompraNet, Segalmex, entre otros. Ataques a la prensa y periodistas desde Palacio Nacional.

Filtraciones, hackeos y espionaje desde y hacia el gobierno. Una reforma electoral que movilizó a la ciudadanía y generó una contramarcha organizada por el presidente. Se culminó un proceso de militarización en la seguridad pública del país y con el ejército a cargo de las aduanas, aeropuertos, obras públicas, control migratorio y un largo etcétera. Entonces, ¿qué esperar para 2023?

Imposible predecir el futuro, pero pensarlo nos ayuda a prevenir, planear y programar acciones que nos acerquen a nuestras metas personales y colectivas. Por lo pronto sabemos que en la agenda pública vendrán cambios en la política fiscal, laboral, energética y de comercio. Además, habrá un proceso electoral en el Estado de México y de Coahuila, en donde jamás han tenido alternancia política en sus gobernantes.

La agenda pública seguirá dando de qué hablar. Cada vez con mayor frecuencia las noticias vendrán no solo del presidente, sino de gobiernos y actores estatales y locales. Los órganos autónomos continuarán haciendo frente a los embates y su actuación será clave para el escenario de 2024. Pero a pesar de este ajetreo, la esfera pública no se agota ahí. Esa agenda pública sabemos que existirá, pero hay otra que depende de todos nosotros.

La actividad estatal o gubernamental no es sinónimo de la cosa pública. Si bien el quehacer de nuestros funcionarios, jueces, legisladores y políticos forma parte de la esfera pública, ésta no se termina ahí. La rés pública, como le llamaban los antiguos romanos, ha significado muchas cosas: desde la organización gubernamental o el Estado, hasta la propiedad pública o el bien común. Aunque no podamos definirla con certeza, sabemos que hay algo que nos atañe o interesa a todos.

En esta ocasión, estas líneas tienen el propósito de hacer una invitación. Pensemos en “la cosa pública” para 2023. No solamente en la actividad gubernamental que habrá que analizar, evaluar y debatir, sino en las pequeñas cosas que pueden marcar la diferencia. La construcción de una comunidad, el cuidado de los espacios públicos, la práctica del civismo, en pocas palabras, del bienestar común.

Cuidar de la esfera pública evitará la tragedia de los comunes. Por ejemplo, hoy vivimos en ciudades en donde tenemos muchos responsables: quién se encarga del agua, de la basura, de los parques, del alumbrado público, de la pavimentación y la lista continúa. Hoy sucede que tenemos demasiados responsables y terminamos por no tener ninguno. Para 2023 ocuparnos de “la cosa pública” ayudará a ser responsables, para que sea un año más navegable y de futuros posibles.

P.d. A todos los amables lectores muy felices fiestas. Que el 2023 sea un gran año lleno de alegrías y prosperidad.

*Manuel Guadarrama es Coordinador de Gobierno y finanzas del IMCO. Las opiniones expresadas en esta columna son personales y no reflejan la postura institucional.

El 2022 cierra con una agenda pública que estuvo, por decir lo menos, dinámica. En el año hubo nuevos escándalos de corrupción: la llamada Casa Gris, la caída de CompraNet, Segalmex, entre otros. Ataques a la prensa y periodistas desde Palacio Nacional.

Filtraciones, hackeos y espionaje desde y hacia el gobierno. Una reforma electoral que movilizó a la ciudadanía y generó una contramarcha organizada por el presidente. Se culminó un proceso de militarización en la seguridad pública del país y con el ejército a cargo de las aduanas, aeropuertos, obras públicas, control migratorio y un largo etcétera. Entonces, ¿qué esperar para 2023?

Imposible predecir el futuro, pero pensarlo nos ayuda a prevenir, planear y programar acciones que nos acerquen a nuestras metas personales y colectivas. Por lo pronto sabemos que en la agenda pública vendrán cambios en la política fiscal, laboral, energética y de comercio. Además, habrá un proceso electoral en el Estado de México y de Coahuila, en donde jamás han tenido alternancia política en sus gobernantes.

La agenda pública seguirá dando de qué hablar. Cada vez con mayor frecuencia las noticias vendrán no solo del presidente, sino de gobiernos y actores estatales y locales. Los órganos autónomos continuarán haciendo frente a los embates y su actuación será clave para el escenario de 2024. Pero a pesar de este ajetreo, la esfera pública no se agota ahí. Esa agenda pública sabemos que existirá, pero hay otra que depende de todos nosotros.

La actividad estatal o gubernamental no es sinónimo de la cosa pública. Si bien el quehacer de nuestros funcionarios, jueces, legisladores y políticos forma parte de la esfera pública, ésta no se termina ahí. La rés pública, como le llamaban los antiguos romanos, ha significado muchas cosas: desde la organización gubernamental o el Estado, hasta la propiedad pública o el bien común. Aunque no podamos definirla con certeza, sabemos que hay algo que nos atañe o interesa a todos.

En esta ocasión, estas líneas tienen el propósito de hacer una invitación. Pensemos en “la cosa pública” para 2023. No solamente en la actividad gubernamental que habrá que analizar, evaluar y debatir, sino en las pequeñas cosas que pueden marcar la diferencia. La construcción de una comunidad, el cuidado de los espacios públicos, la práctica del civismo, en pocas palabras, del bienestar común.

Cuidar de la esfera pública evitará la tragedia de los comunes. Por ejemplo, hoy vivimos en ciudades en donde tenemos muchos responsables: quién se encarga del agua, de la basura, de los parques, del alumbrado público, de la pavimentación y la lista continúa. Hoy sucede que tenemos demasiados responsables y terminamos por no tener ninguno. Para 2023 ocuparnos de “la cosa pública” ayudará a ser responsables, para que sea un año más navegable y de futuros posibles.

P.d. A todos los amables lectores muy felices fiestas. Que el 2023 sea un gran año lleno de alegrías y prosperidad.

*Manuel Guadarrama es Coordinador de Gobierno y finanzas del IMCO. Las opiniones expresadas en esta columna son personales y no reflejan la postura institucional.