/ sábado 1 de abril de 2023

La democracia de México

El comportamiento de la democracia en el mundo no ha sido simétrico ni constante, en cada región ha operado de maneras diversas en modo, tiempo y circunstancia, así pues, lo que en el origen más remoto de la Grecia antigua devino para Europa, en América -y particularmente en Latinoamérica- ha sido de manera muy diferente.

A la primera década del S. XXI, se le ha denominado como una década de florecimiento y avances de la democracia latinoamericana, sin embargo, el declive comienza en el segundo decenio con el afianzamiento de dictaduras no militares, y el aumento en el desencanto por la democracia tal como lo muestran los datos de Latinobarómetro 2021, en donde para 1995, 58% de los ciudadanos entrevistados se pronunció por preferir a la democracia como forma de gobierno, y en donde hubo un decenso, para el 2020, en el que menos de la mitad de los ciudadanos encuestados (49%) se decanta por esta opción.

En nuestro país, los altibajos en el apoyo a la democracia por parte de los ciudadanos son la constante, el punto más alto de apoyo a la democracia se ubica en el año 2002, justo a los dos años de haber logrado la alternancia en el partido en el poder y, para el 2020, ésta cifra disminuye 20 puntos porcentuales situándose en 43%.

¿Qué nos dicen estos datos? ¿qué factores han infuido para que la democracia en México tenga estos altibajos? La ausencia de un sólido Estado de Derecho, el desencanto ciudadano ante los deficientes resultados de los diferentes partidos políticos, la infructuosa lucha en contra de la corrupción y la impunidad, el acceso cada vez mayor a la conectividad digital que permite exponer (para bien o para mal) la gestión gubernamental, son algunos elementos que inciden en la manera en la que los ciudadanos apuestan, aún, por gobiernos democráticos.

Un dato revelador -y preocupante- del mismo estudio, es que México se encuentra entre los diez países donde la mayoría de la población no es democrática, es decir no apoya a la democracia como forma de gobierno, lo que representa una debilidad para la defensa de este régimen por parte de los demócratas: Honduras (-70%); Ecuador (-67%); Panamá (-65%); Guatemala (-63%); Brasil (-60%); México y Colombia (-57%); Paraguay (-56%), y El Salvador y Perú (-54%).

A pesar de que esta condición no se observa por primera vez, sino que ha estado presente desde que se miden los indicadores, debemos ocuparnos por descifrar las variantes que generan este desencanto por la democracia y actuar en consecuencia.

Ante las condiciones actuales en nuestro país y en vísperas de un proceso electoral particularmente complejo (2024), es necesario unir fuerzas y sobre todo, visualizar el mismo objetivo más allá de nuestras diferencias ideológicas: México y el fortalecimiento de nuestra democracia.

Por su parte, en abono a la participación ciudadana y a principios netamente democráticos, México SOS ha implementado desde hace más de una década, particularmente a nivel local, un modelo de gestión que permite que la ciudadanía se involucre directamente en las soluciones relativas a mejorar la seguridad y la justicia, a través de éste modelo de colaboración y correponsabilidad, ciudadanos y autoridades, cada uno desde la trinchera que le corresponde, han logrado transformar su entorno inmediato; con estas acciones, la vida democrática crece y se fortalece, se fortalecen las instituciones, se fortalece la voz ciudadana y se fortalece la convivencia comunitaria, construyendo entornos no sólo más democráticos, sino más seguros, libres y en paz.

El comportamiento de la democracia en el mundo no ha sido simétrico ni constante, en cada región ha operado de maneras diversas en modo, tiempo y circunstancia, así pues, lo que en el origen más remoto de la Grecia antigua devino para Europa, en América -y particularmente en Latinoamérica- ha sido de manera muy diferente.

A la primera década del S. XXI, se le ha denominado como una década de florecimiento y avances de la democracia latinoamericana, sin embargo, el declive comienza en el segundo decenio con el afianzamiento de dictaduras no militares, y el aumento en el desencanto por la democracia tal como lo muestran los datos de Latinobarómetro 2021, en donde para 1995, 58% de los ciudadanos entrevistados se pronunció por preferir a la democracia como forma de gobierno, y en donde hubo un decenso, para el 2020, en el que menos de la mitad de los ciudadanos encuestados (49%) se decanta por esta opción.

En nuestro país, los altibajos en el apoyo a la democracia por parte de los ciudadanos son la constante, el punto más alto de apoyo a la democracia se ubica en el año 2002, justo a los dos años de haber logrado la alternancia en el partido en el poder y, para el 2020, ésta cifra disminuye 20 puntos porcentuales situándose en 43%.

¿Qué nos dicen estos datos? ¿qué factores han infuido para que la democracia en México tenga estos altibajos? La ausencia de un sólido Estado de Derecho, el desencanto ciudadano ante los deficientes resultados de los diferentes partidos políticos, la infructuosa lucha en contra de la corrupción y la impunidad, el acceso cada vez mayor a la conectividad digital que permite exponer (para bien o para mal) la gestión gubernamental, son algunos elementos que inciden en la manera en la que los ciudadanos apuestan, aún, por gobiernos democráticos.

Un dato revelador -y preocupante- del mismo estudio, es que México se encuentra entre los diez países donde la mayoría de la población no es democrática, es decir no apoya a la democracia como forma de gobierno, lo que representa una debilidad para la defensa de este régimen por parte de los demócratas: Honduras (-70%); Ecuador (-67%); Panamá (-65%); Guatemala (-63%); Brasil (-60%); México y Colombia (-57%); Paraguay (-56%), y El Salvador y Perú (-54%).

A pesar de que esta condición no se observa por primera vez, sino que ha estado presente desde que se miden los indicadores, debemos ocuparnos por descifrar las variantes que generan este desencanto por la democracia y actuar en consecuencia.

Ante las condiciones actuales en nuestro país y en vísperas de un proceso electoral particularmente complejo (2024), es necesario unir fuerzas y sobre todo, visualizar el mismo objetivo más allá de nuestras diferencias ideológicas: México y el fortalecimiento de nuestra democracia.

Por su parte, en abono a la participación ciudadana y a principios netamente democráticos, México SOS ha implementado desde hace más de una década, particularmente a nivel local, un modelo de gestión que permite que la ciudadanía se involucre directamente en las soluciones relativas a mejorar la seguridad y la justicia, a través de éste modelo de colaboración y correponsabilidad, ciudadanos y autoridades, cada uno desde la trinchera que le corresponde, han logrado transformar su entorno inmediato; con estas acciones, la vida democrática crece y se fortalece, se fortalecen las instituciones, se fortalece la voz ciudadana y se fortalece la convivencia comunitaria, construyendo entornos no sólo más democráticos, sino más seguros, libres y en paz.