/ sábado 19 de mayo de 2018

La disciplina, de las mejores prácticas

Son múltiples los factores que definen, forman, moldean a la persona. La familia y sus valores; la educación, grados y calidad; el entorno social inmediato y su relación con él, son entre otros las circunstancias que han de determinar, ya para bien o para mal, la formación y carácter del individuo.

La disciplina, por ejemplo, es de subrayar como uno factor muy importante para el desarrollo individual, social y el de una nación, (el japonés y el alemán son pueblos que destacan por sus logros gracias a la disciplina).

En efecto, la disciplina es una de las mejores prácticas, pero también de las más difíciles de lograr, de mantener para el bienestar individual, comunitario y social.

Veamos una reflexión que al respecto aparece en la Biblia: “Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados”.

La autodisciplina es ciertamente el punto de partida de todos los éxitos, por grandes o pequeños que estos sean, es el umbral hacia horizontes y realidades deseadas, en todas sus tonalidades, una ruta segura y necesaria para avanzar en la evolución, el desarrollo y la consolidación de nuestra voz en el concierto internacional, desplegando una identidad nacional mexicana proactiva.

Reflexionando más a fondo el concepto de la disciplina y sus connotaciones; sus sinónimos y otras representaciones vinculadas, tenemos que sus requerimientos son: “orden, perseverancia, constancia, rigor, método, cronogramas”. De los referentes en disciplina, coexisten historias que contar, cruces de caminos, que piden el indagar, recopilar anécdotas de sus proyectos ya materializados y otros con aún pendientes de concretar éxitos.

De ellos resaltan la disciplina que se intercepta y proyecta en el hogar, en la escuela; la vida laboral, la convivencia cotidiana, el uso de los espacios públicos, la disciplina financiera y presupuestaria, en las instituciones, y el sano ejercicio electoral, entre otros.

Un ejemplo simbólico es el perteneciente a la disciplina militar: una reiterada tarea que años después, un amigo ya sin prestar sus servicios a la institución castrense recuerda y comenta respecto a la vestimenta. Es: “limpio, doblado y acomodado”. Este detalle retrata cómo la organización toda, desde el Alto Mando hasta los Mandos Subordinados, es permeada por la cultura del orden que marca los principios que perduran y la observancia del cumplimiento cabal, estricto de las medidas de apremio y responsabilidad.

Del comportamiento de las personas encontramos evidencias documentales de la disciplina en la vida cotidiana. Estas refieren a la disciplina aplicada en el deporte, en la justicia, en la política. De aquí dos casos a comentar por sus extremos:

Una joven actriz compartió a través de su historia de Instagram, en donde señala que con disciplina y buena alimentación regresó a su peso previo al embarazo. Un buen tema para la salud pública.

El otro caso, un excampeón mundial de boxeo, comenta que sus hijos tienen facultades para este deporte, pero, reconoce las limitaciones, es decir las áreas de oportunidad derivadas de su baja disciplina.

En el contexto social, la llamada “cultura de la inmediatez”, (las decisiones apresuradas, aceleración de la vida cotidiana, las crecientes expectativas -sin dar tiempo al tiempo- para cosechar los resultados deseados) que existe entre la sociedad vulnera grandemente el esfuerzo de la disciplina. Cimentemos la disciplina.

hazael.ruiz@hotmail.com

Son múltiples los factores que definen, forman, moldean a la persona. La familia y sus valores; la educación, grados y calidad; el entorno social inmediato y su relación con él, son entre otros las circunstancias que han de determinar, ya para bien o para mal, la formación y carácter del individuo.

La disciplina, por ejemplo, es de subrayar como uno factor muy importante para el desarrollo individual, social y el de una nación, (el japonés y el alemán son pueblos que destacan por sus logros gracias a la disciplina).

En efecto, la disciplina es una de las mejores prácticas, pero también de las más difíciles de lograr, de mantener para el bienestar individual, comunitario y social.

Veamos una reflexión que al respecto aparece en la Biblia: “Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados”.

La autodisciplina es ciertamente el punto de partida de todos los éxitos, por grandes o pequeños que estos sean, es el umbral hacia horizontes y realidades deseadas, en todas sus tonalidades, una ruta segura y necesaria para avanzar en la evolución, el desarrollo y la consolidación de nuestra voz en el concierto internacional, desplegando una identidad nacional mexicana proactiva.

Reflexionando más a fondo el concepto de la disciplina y sus connotaciones; sus sinónimos y otras representaciones vinculadas, tenemos que sus requerimientos son: “orden, perseverancia, constancia, rigor, método, cronogramas”. De los referentes en disciplina, coexisten historias que contar, cruces de caminos, que piden el indagar, recopilar anécdotas de sus proyectos ya materializados y otros con aún pendientes de concretar éxitos.

De ellos resaltan la disciplina que se intercepta y proyecta en el hogar, en la escuela; la vida laboral, la convivencia cotidiana, el uso de los espacios públicos, la disciplina financiera y presupuestaria, en las instituciones, y el sano ejercicio electoral, entre otros.

Un ejemplo simbólico es el perteneciente a la disciplina militar: una reiterada tarea que años después, un amigo ya sin prestar sus servicios a la institución castrense recuerda y comenta respecto a la vestimenta. Es: “limpio, doblado y acomodado”. Este detalle retrata cómo la organización toda, desde el Alto Mando hasta los Mandos Subordinados, es permeada por la cultura del orden que marca los principios que perduran y la observancia del cumplimiento cabal, estricto de las medidas de apremio y responsabilidad.

Del comportamiento de las personas encontramos evidencias documentales de la disciplina en la vida cotidiana. Estas refieren a la disciplina aplicada en el deporte, en la justicia, en la política. De aquí dos casos a comentar por sus extremos:

Una joven actriz compartió a través de su historia de Instagram, en donde señala que con disciplina y buena alimentación regresó a su peso previo al embarazo. Un buen tema para la salud pública.

El otro caso, un excampeón mundial de boxeo, comenta que sus hijos tienen facultades para este deporte, pero, reconoce las limitaciones, es decir las áreas de oportunidad derivadas de su baja disciplina.

En el contexto social, la llamada “cultura de la inmediatez”, (las decisiones apresuradas, aceleración de la vida cotidiana, las crecientes expectativas -sin dar tiempo al tiempo- para cosechar los resultados deseados) que existe entre la sociedad vulnera grandemente el esfuerzo de la disciplina. Cimentemos la disciplina.

hazael.ruiz@hotmail.com