/ lunes 17 de mayo de 2021

La encuesta del 6 de junio

Encuestas van y vienen, unas serias en su diseño técnico, otras no tanto. El subtexto de algunas de ellas es también sembrar una tendencia en el imaginario popular para debilitar o inflar a modo, a algún contendiente, crear una percepción de triunfo o derrota; otras buscan influir en el ánimo, repiten y repiten desde todos los medios, sus encuestas. ¿Así será el resultado?

En realidad nadie lo puede saber, particularmente porque quien vota cada vez tiende a diversificar el voto cuando hay varias elecciones, o decidirá por quien votar en la víspera, y si ya lo decidió no lo dirá. En esta elección, por el ambiente tan polarizado promovido desde Palacio Nacional, la gente está muy reservada y preocupada como para abrirse ante una encuestadora.


Suelo recordar aquellas que daban como gran ganadora a Hillary Clinton. Recuerdo que algunos funcionarios de la cancillería estaban seguros del triunfo de ella; y a pregunta expresa de si perdía, señalaban no tenían un plan B, va a ganar contestaron. En todos los procesos electorales está la moneda en el aire y se sabrá el resultado justo cuando se cuenten los votos. Ahí están Hidalgo y Coahuila.


La oposición “Va Por México” ha decidido unirse por un superior interés: detener el uso discrecional del presupuesto por parte del Presidente López Obrador. PRI, PAN y PRD decidieron ir juntos en 219 distritos federales para constituir un contrapeso al autoritarismo. No es que estuviésemos bien antes, sin embargo hoy estamos mucho peor. No fue fácil remontar las diferencias entre estos partidos. En el caso del PRD se quitó la prohibición de ir en una elección con el PRI. Procesos como el 68, la guerra sucia y la elección del 88, derivan en una presión al gobierno priista hacia una democracia real. Poco a poco se va abriendo el sistema político electoral bajo el control del partido único, por otro sistema estructural especializado, autónomo e independiente del gobierno omnipotente del presidencialismo.


Lograr que el gobierno priista dejase -a través de la Secretaría de Gobernación- de controlar, calificar y mediatizar las elecciones y sus resultados, fue un proceso que llevó décadas. Se logra ciudadanizar la institución encargada de organizar y calificar las elecciones, se constituye el registro nacional de electores con credencial de elector con fotografías y elementos de seguridad para garantizar su autenticidad. La autonomía del Instituto Federal Electoral y posterior Instituto Nacional Electoral es una garantía de imparcialidad, transparencia, eficiencia, legalidad y legitimidad del resultado de las elecciones. Que el Presidente deslegitime a la institución electoral a partir de reclamar un fraude en 2006, deja ver su nula autocrítica sobre sus propias decisiones en los últimos meses del proceso electoral de ese año. En 2012 nuevamente esgrime fraude, segunda vez que le roban la presidencia argumenta. Hoy que ha ganado sin lugar a dudas, pretende saciar su rencor en contra del INE y desde el poder presidencial, con la Cámara en su poder, lo tiene en la mira para desaparecerlo.


Muchos son los argumentos de la oposición integrada en “Va Por México” para trabajar juntos. Defender el Presupuesto y el INE, bien valen esta alianza. AMLO pretende quedarse más allá del 24, y la gente ya lo percibe, lo que nos permite confiar en la más importante encuesta que se realizará el 6 de junio.

Encuestas van y vienen, unas serias en su diseño técnico, otras no tanto. El subtexto de algunas de ellas es también sembrar una tendencia en el imaginario popular para debilitar o inflar a modo, a algún contendiente, crear una percepción de triunfo o derrota; otras buscan influir en el ánimo, repiten y repiten desde todos los medios, sus encuestas. ¿Así será el resultado?

En realidad nadie lo puede saber, particularmente porque quien vota cada vez tiende a diversificar el voto cuando hay varias elecciones, o decidirá por quien votar en la víspera, y si ya lo decidió no lo dirá. En esta elección, por el ambiente tan polarizado promovido desde Palacio Nacional, la gente está muy reservada y preocupada como para abrirse ante una encuestadora.


Suelo recordar aquellas que daban como gran ganadora a Hillary Clinton. Recuerdo que algunos funcionarios de la cancillería estaban seguros del triunfo de ella; y a pregunta expresa de si perdía, señalaban no tenían un plan B, va a ganar contestaron. En todos los procesos electorales está la moneda en el aire y se sabrá el resultado justo cuando se cuenten los votos. Ahí están Hidalgo y Coahuila.


La oposición “Va Por México” ha decidido unirse por un superior interés: detener el uso discrecional del presupuesto por parte del Presidente López Obrador. PRI, PAN y PRD decidieron ir juntos en 219 distritos federales para constituir un contrapeso al autoritarismo. No es que estuviésemos bien antes, sin embargo hoy estamos mucho peor. No fue fácil remontar las diferencias entre estos partidos. En el caso del PRD se quitó la prohibición de ir en una elección con el PRI. Procesos como el 68, la guerra sucia y la elección del 88, derivan en una presión al gobierno priista hacia una democracia real. Poco a poco se va abriendo el sistema político electoral bajo el control del partido único, por otro sistema estructural especializado, autónomo e independiente del gobierno omnipotente del presidencialismo.


Lograr que el gobierno priista dejase -a través de la Secretaría de Gobernación- de controlar, calificar y mediatizar las elecciones y sus resultados, fue un proceso que llevó décadas. Se logra ciudadanizar la institución encargada de organizar y calificar las elecciones, se constituye el registro nacional de electores con credencial de elector con fotografías y elementos de seguridad para garantizar su autenticidad. La autonomía del Instituto Federal Electoral y posterior Instituto Nacional Electoral es una garantía de imparcialidad, transparencia, eficiencia, legalidad y legitimidad del resultado de las elecciones. Que el Presidente deslegitime a la institución electoral a partir de reclamar un fraude en 2006, deja ver su nula autocrítica sobre sus propias decisiones en los últimos meses del proceso electoral de ese año. En 2012 nuevamente esgrime fraude, segunda vez que le roban la presidencia argumenta. Hoy que ha ganado sin lugar a dudas, pretende saciar su rencor en contra del INE y desde el poder presidencial, con la Cámara en su poder, lo tiene en la mira para desaparecerlo.


Muchos son los argumentos de la oposición integrada en “Va Por México” para trabajar juntos. Defender el Presupuesto y el INE, bien valen esta alianza. AMLO pretende quedarse más allá del 24, y la gente ya lo percibe, lo que nos permite confiar en la más importante encuesta que se realizará el 6 de junio.