/ sábado 12 de agosto de 2023

La moviola | Háblame, o las delicias humorísticas del horror random

@lamoviola

Imposible iniciar la columna de hoy sin reflexionar sobre la muerte de uno de los directores que perfiló una evolución genérica en el cine de horror y contribuyó con obras muy específicas al arte fílmico aún desde su concepción comercial: William Friedkin.

Director de El exorcista, filme basado en la mediana novela de William Peter Blatty, perfiló una narrativa que tocaba lo más profundo de la conciencia moral y antropológica, social, de los Estados Unidos de los años 70 que pasaban por la cruda del idealismo sesentero. Hay un antes y un después y el género del horror le debe a Friedkin una evolución en su narrativa y alma.

El horror permite, incluso necesita alimentarse de variantes, subgéneros. Hoy queda como recurso, cierto cinismo con tintes de humor. Lo random (¿cuál es el personaje de TV que tiene como muletilla, “como dicen los chavos’?, bueno en fin) como recurso. No es que Háblame (Australia, Danny y Michael Pilipou, 2022) sorprenda en su propuesta externa, de hecho es bastante predecible, pero sí en su ficción interna.

En realidad, la película, mediana sensación de redes, está entre la pot movie y una soterrada comedia adolescente. Al inicio, lo que en verdad horroriza es el narcisismo y nihilismo de los personajes que el público objetivo toma con franco cinismo y humor. La base genérica, el horror, es más bien digna pero efectista y sí, tiene algunos muy buenos momentos.

Háblame, aún con sus limitaciones o convenciones, tiene su historia detrás: resulta que los realizadores, hermanos gemelos que hacen su ópera prima, iniciaron su carrera con un canal de videos donde simulaban accidentes y golpes incluso a niños. Luego de esto viene la película que como introducción maneja algo parecido. Ese inicio por cierto es de lo mejor del filme.

Un grupo de adolescentes en una pequeña ciudad de Australia, con sus casas de suburbio y comunidades que se integran en torno a las buenas formas y la simulación, juegan con un cinismo generacional con una mano que hace sea posible sean poseídos por espíritus por algunos segundos.

No hay miedo en ellos, en un círculo como si consumieron de forma recreativa algo de mota se les monta el payaso y así se les van las noches.

Todo va relativamente bien, hasta que el latoso y mimado hermano de Jade (Alexandra Jensen), quiere participar. El moconete se llama Riley (Joe Bird) y tiene un mejor amigo que ya le hizo ver que ya estuvo, que deje la mamila.

Con lo que no contaban es que la mejor amiga de Jade, Mia (Sophie Wilde) se une al coro para que el morro se ponga más intenso y a escondidas de su hermana deja a Riley jugar con la mano. Total, que lo demás es lo de menos.

Por supuesto, hay muchas convenciones genéricas que visten a los personajes: Mia lidia con el suicidio de su madre y se ha refugiado en la casa de su amiga. La madre de Jade no la quiere y es una mujer sola y amargada a lo Carrie. ¿Son importantes estás convenciones?, pueden no serlo pero los directores conocen cómo usarlas para vestir su modesta joyita.

Háblame funciona sin grandes pretensiones y sí, es un filme de horror que sobre todo pone énfasis en el cinismo generacional que el público objetivo toma bien, se identifica y uno pasa un rato divertido, horrorizado por el nihilismo generacional. A Reagan le darían ataques de ver a estos morros.