/ sábado 25 de junio de 2022

La moviola | Teléfono negro: La llamada del oficio

@lamoviola

Teléfono negro (The blackphone, Scott Derrickson, 2021), la relativa sorpresa en la cartelera, que ha causado buena expectativa sin necesidad de estridencias ni artificios, es un filme de oficio. Lo es en la dirección y guión e historia en la que se basa. Lo anterior, lejos de ser malo, es columna vertebral que sostiene una obra que sabe de forma milimétrica a dónde va; conoce su asunto, y sobre todo no se anda con cuentos, más que en el que se basa.

Y es que el guión, del propio Derrickson y C. Robert Cargill, parte de una historia breve de Joe Hill, publicada en la colección 20th Century Ghost de 2005. The blackphone forma parte de las 18 historias y por supuesto llegó a las manos del director. La publicación por cierto, ganó el premio Bram Stoker, pero bueno. El asunto es que el hijo mayor de Stephen King, -Hill-, heredó la astucia del padre para retratar ambientes de la Norteamérica de clase baja y por supuesto esto crea empatía. Lo autóctono como parte del relato.

Personajes en casas con cocinas integrales, referentes a la televisión vintage, una niña con trencitas de Laura Ingalls. La narrativa convertida en atmósfera. Y esto, no resulta algo menor, lo saben bien King y Hill, quien ganó prestigio propio gracias a Cuernos y El traje del muerto. Aunado a lo anterior, mezclan muy bien la moraleja, que es el maridaje perfecto para el horror y el misterio.

Bueno, pues todo lo anterior, lo ha entendido Derrickson, sin artimañas ni artificios, petulancias o vanidades. Teléfono negro, es el aire fresco de la fórmula que por pulcra brilla y es trascendente. Bueno, incluso la apuesta visual de estética vintage tiene una dirección de arte impecable y un efecto de granulado que resulta una delicia pero no distrae. La discreción y respeto al origen engalana al director.

Finney (Mason Thames), es un chavo de 12, 13 años, que vive con su padre alcohólico (Jeremy Davies), y su hermana remolona –la de las trenzas– poco más chica que él. Los chicos, son huérfanos de madre y para el colmo, al chavo le hacen bullying en la escuela.

A Finney, lo defiende Robin, de su misma edad, pero le advierte que algún día tendrá que hacerlo solo, cosa que también le insinúa Gwen, la hermana, entre broma y broma. La comunidad de ambiente obrero vive asolada por qué están desapareciendo pre adolescentes. Un día le toca a Finney, quien aparece en un sótano, horrorizado y de frente con The Captor (Ethan Hawke, quien pela los dientes y los ojos en todo el filme pero lo hace con cierta gracia). ¡Ah, claro!, hay un teléfono negro que el morro contesta y se comunica con los demás niños robados.

A la historia a veces se le sube el payaso, pero es pecata minuta y digamos que no es plagio de hijo a padre (Hill a King), sino recurso bien aprendido.

Cuando huele a King, camina como Joe y grazna cómo Derrickson, puede salir un filme destacado, con muy buenos momentos: en una escena Robin le explica a Finney porque lo defiende: “no es por las veces que te han tirado, es que siempre veo que te levantas”.

Haga caso a la llamada. Le va a gustar.


@lamoviola

Teléfono negro (The blackphone, Scott Derrickson, 2021), la relativa sorpresa en la cartelera, que ha causado buena expectativa sin necesidad de estridencias ni artificios, es un filme de oficio. Lo es en la dirección y guión e historia en la que se basa. Lo anterior, lejos de ser malo, es columna vertebral que sostiene una obra que sabe de forma milimétrica a dónde va; conoce su asunto, y sobre todo no se anda con cuentos, más que en el que se basa.

Y es que el guión, del propio Derrickson y C. Robert Cargill, parte de una historia breve de Joe Hill, publicada en la colección 20th Century Ghost de 2005. The blackphone forma parte de las 18 historias y por supuesto llegó a las manos del director. La publicación por cierto, ganó el premio Bram Stoker, pero bueno. El asunto es que el hijo mayor de Stephen King, -Hill-, heredó la astucia del padre para retratar ambientes de la Norteamérica de clase baja y por supuesto esto crea empatía. Lo autóctono como parte del relato.

Personajes en casas con cocinas integrales, referentes a la televisión vintage, una niña con trencitas de Laura Ingalls. La narrativa convertida en atmósfera. Y esto, no resulta algo menor, lo saben bien King y Hill, quien ganó prestigio propio gracias a Cuernos y El traje del muerto. Aunado a lo anterior, mezclan muy bien la moraleja, que es el maridaje perfecto para el horror y el misterio.

Bueno, pues todo lo anterior, lo ha entendido Derrickson, sin artimañas ni artificios, petulancias o vanidades. Teléfono negro, es el aire fresco de la fórmula que por pulcra brilla y es trascendente. Bueno, incluso la apuesta visual de estética vintage tiene una dirección de arte impecable y un efecto de granulado que resulta una delicia pero no distrae. La discreción y respeto al origen engalana al director.

Finney (Mason Thames), es un chavo de 12, 13 años, que vive con su padre alcohólico (Jeremy Davies), y su hermana remolona –la de las trenzas– poco más chica que él. Los chicos, son huérfanos de madre y para el colmo, al chavo le hacen bullying en la escuela.

A Finney, lo defiende Robin, de su misma edad, pero le advierte que algún día tendrá que hacerlo solo, cosa que también le insinúa Gwen, la hermana, entre broma y broma. La comunidad de ambiente obrero vive asolada por qué están desapareciendo pre adolescentes. Un día le toca a Finney, quien aparece en un sótano, horrorizado y de frente con The Captor (Ethan Hawke, quien pela los dientes y los ojos en todo el filme pero lo hace con cierta gracia). ¡Ah, claro!, hay un teléfono negro que el morro contesta y se comunica con los demás niños robados.

A la historia a veces se le sube el payaso, pero es pecata minuta y digamos que no es plagio de hijo a padre (Hill a King), sino recurso bien aprendido.

Cuando huele a King, camina como Joe y grazna cómo Derrickson, puede salir un filme destacado, con muy buenos momentos: en una escena Robin le explica a Finney porque lo defiende: “no es por las veces que te han tirado, es que siempre veo que te levantas”.

Haga caso a la llamada. Le va a gustar.