Por Juan Manuel Hernández Niebla
El presidente Lopez Obrador cumple dos años de ser presidente., aunque el tiempo transcurrido pudiera percibirse mas largo dados los cambios y controversias acontecidos durante el periodo.
Primeramente, se debe reconocer a un presidente en pleno ejercicio del poder y las facultades que este confiere, trabajando intensamente, y con una aceptación y popularidad sin precedentes, mismas que asombrosamente no han mermado ante la magnitud de los problemas que vive el país.
Sin embargo, lo enormes problemas heredados, principalmente la corrupción e inseguridad acompañada de un débil estado de derecho, siguen presentes y sin vislumbrar mejoría.
A estos problemas se le han sumado algunos de manufactura 4T, como son los muertos y contagiados por COVID-19, que ante la inercia de acción gubernamental auguran un crudo invierno y una angustiante primavera, esto aunado al impacto económico que la pandemia ha provocado en millones de familias mexicanas.
La tormenta perfecta en salud se completó con el desmantelamiento, previo a la llegada del COVID, del Seguro Popular y la incorporación del INSABI, que a la fecha a dejado sin cobertura no solo a las victimas de la pandemia, sino a pacientes con cáncer y otras enfermedades.
El presidente se comprometió a que a estas fechas tendríamos un sistema de salud igual al de los países nórdicos, sin embargo, le realidad es diferente.
En seguridad, igualmente vivimos una realidad peor que la del sexenio anterior, donde los homicidios, delitos del fuero común y la impunidad están al máximo. Las estrategias de seguridad a la fecha han fallado y la apuesta del gobierno en materia policiaca llamada Guardia Nacional, no termina de arrancar y consolidarse.
En economía, el crecimiento logrado en 2019 quedó por debajo del 2018, y menor a lo prometido en campaña. El 2020, por razones de la pandemia y la falta de políticas económicas contra cíclicas para revertir sus efectos económicos, va a generar una caída sin precedentes en la economía nacional.
Bajo la doctrina de la 4T, y el argumento de eliminación del neoliberalismo, se ha orquestado un ataque sistemático contra instituciones que hasta el sexenio anterior se consideraban los soportes de la democracia en México. Cuando algo sale mal, se argumenta que las criticas son porque se están eliminando prerrogativas que el neoliberalismo permitía.
Sin embargo, el símbolo máximo del neoliberalismo, el Tratado del Libre Comercio, fue afortunadamente re negociado, aunque con prerrogativas que beneficiaban principalmente a EU.
A dos años de gobierno, parece ser que todo el plan de gobierno transita hacia las obras representativas del sexenio como son el tren Maya, la refinería Dos Bocas y el Aeropuerto de Santa Lucia; y hacia los programas sociales asistencialistas.
En resumen, tenemos un presidente disruptivo que está gobernando con un estilo particular, pero el prometió un cambio al modelo neoliberal que trajera desarrollo e igualdad para todos que a la fecha no ha cumplido.
Presidente de la Comisión Nacional de Seguridad y Justicia
@hernandez_sd
