/ martes 3 de octubre de 2017

Las equivocaciones del Presidente

Cinco es más que uno, uno es más que cinco. Esto no es una metáfora política es una verdad cotidiana. A qué me refiero. Seguramente seguirán las equivocaciones en el ejercicio diario del quehacer público. Nada puede impedir que eso ocurra. Es un asunto eminentemente humano.

Alguna vez, recuerdo a José de las Fuentes, exgobernador de Coahuila con relación a alguien que acusaba de equivocación a otro, le espetó, en su característica entonación norteña: pues que no trabaje. Se lo dijo, en forma irónica, para ejemplificar que si seguía haciéndolo, probablemente volvería a equivocarse.

Y ese es el asunto. No obstante aquella máxima de errare humanum est, seguimos viendo la paja en el ojo ajeno, sin mirar la viga en el nuestro.

Y, las referencias en este particular, van de Cervantes a Shakespeare, de Cicerón a Franklin. Y, no hay forma de evitarlo. Pero, la condicionante que también da la vida, es que persistir en el error, se pasa a una fase superior de falla.

Y, trabajando, hablando, seguramente habrá equivocaciones, errores de precisión, pifias, traspiés, gazapos, distracciones, etc.

Por supuesto que me refiero a la acre crítica que algunos antagonistas del presidente Peña, le hicieron cuando, en una confusión dijo que cinco era menos que uno. Y, reitero, seguramente habrá más y no es que sea uno adivino o que piense en que lo hará por sistema o por mala intención.

Pero este es un error menor. Para la cantidad de políticas públicas que ha desarrollado a lo largo del sexenio que fenece, se antoja lo que es: algo sin mayor importancia, más que las ganas de estar jodiendo, como dijera el español.

Las tantas reformas, que podrán gustar unas y otras no, hablan de su trajinar por el mundo de los intereses de unos y otros, de los gustos y de los disgustos.

Así que seguirá habiendo errores, no solo en el léxico, sino en el hecho mismo. Nada puede presagiar que todo será perfecto. Ah, y habrá quien intente magnificarlos, muchos, e igual tendrán razón.

Winston Churchill, precisamente, decía que la oposición también gobierna, oponiéndose.

Y yo me inclinaría porque los hubiera, los equívocos, pero producto del diario hacer, de la confección de acciones que puedan seguir intentando dar una mejor vida a los mexicanos.

Nada es más proclive al error que el hacer.

Y ese hacer es el resultado de lo que tenemos. Por ejemplo, el crecimiento de la economía siempre ha estado por encima de los dos puntos. Hablamos, y lo he dicho en este mismo espacio, países como Brasil, Rusia, India (parte de los sorprendentes BRIC), Noruega, Canadá… han visto caer su ingreso, como casi nunca, por debajo de México. Y, reitero, me encantaría seguir viendo ese tipo de errores 5<1, mil veces, o mil uno, o uno mil. Qué importa, si errando de esa manera se consiguen resultados.

Las consecuencias de estos, aparentemente bajos números en materia de crecimiento económico, en mucho no se deben a “errores” del presidente Peña.

Nada tenemos que ver, por ejemplo, en la caída de los precios del petróleo. Igual, en la asunción de ese desequilibrado de Donald Trump a la economía más poderosa del planeta.

Aún así, contra viento y marea, el país avanza.

Y, que sigan 1 es mayor que 5, o que 20. Total, en política, dos más dos no siempre serán cuatro.

jaimealcantara2005@hotmail.com

Cinco es más que uno, uno es más que cinco. Esto no es una metáfora política es una verdad cotidiana. A qué me refiero. Seguramente seguirán las equivocaciones en el ejercicio diario del quehacer público. Nada puede impedir que eso ocurra. Es un asunto eminentemente humano.

Alguna vez, recuerdo a José de las Fuentes, exgobernador de Coahuila con relación a alguien que acusaba de equivocación a otro, le espetó, en su característica entonación norteña: pues que no trabaje. Se lo dijo, en forma irónica, para ejemplificar que si seguía haciéndolo, probablemente volvería a equivocarse.

Y ese es el asunto. No obstante aquella máxima de errare humanum est, seguimos viendo la paja en el ojo ajeno, sin mirar la viga en el nuestro.

Y, las referencias en este particular, van de Cervantes a Shakespeare, de Cicerón a Franklin. Y, no hay forma de evitarlo. Pero, la condicionante que también da la vida, es que persistir en el error, se pasa a una fase superior de falla.

Y, trabajando, hablando, seguramente habrá equivocaciones, errores de precisión, pifias, traspiés, gazapos, distracciones, etc.

Por supuesto que me refiero a la acre crítica que algunos antagonistas del presidente Peña, le hicieron cuando, en una confusión dijo que cinco era menos que uno. Y, reitero, seguramente habrá más y no es que sea uno adivino o que piense en que lo hará por sistema o por mala intención.

Pero este es un error menor. Para la cantidad de políticas públicas que ha desarrollado a lo largo del sexenio que fenece, se antoja lo que es: algo sin mayor importancia, más que las ganas de estar jodiendo, como dijera el español.

Las tantas reformas, que podrán gustar unas y otras no, hablan de su trajinar por el mundo de los intereses de unos y otros, de los gustos y de los disgustos.

Así que seguirá habiendo errores, no solo en el léxico, sino en el hecho mismo. Nada puede presagiar que todo será perfecto. Ah, y habrá quien intente magnificarlos, muchos, e igual tendrán razón.

Winston Churchill, precisamente, decía que la oposición también gobierna, oponiéndose.

Y yo me inclinaría porque los hubiera, los equívocos, pero producto del diario hacer, de la confección de acciones que puedan seguir intentando dar una mejor vida a los mexicanos.

Nada es más proclive al error que el hacer.

Y ese hacer es el resultado de lo que tenemos. Por ejemplo, el crecimiento de la economía siempre ha estado por encima de los dos puntos. Hablamos, y lo he dicho en este mismo espacio, países como Brasil, Rusia, India (parte de los sorprendentes BRIC), Noruega, Canadá… han visto caer su ingreso, como casi nunca, por debajo de México. Y, reitero, me encantaría seguir viendo ese tipo de errores 5<1, mil veces, o mil uno, o uno mil. Qué importa, si errando de esa manera se consiguen resultados.

Las consecuencias de estos, aparentemente bajos números en materia de crecimiento económico, en mucho no se deben a “errores” del presidente Peña.

Nada tenemos que ver, por ejemplo, en la caída de los precios del petróleo. Igual, en la asunción de ese desequilibrado de Donald Trump a la economía más poderosa del planeta.

Aún así, contra viento y marea, el país avanza.

Y, que sigan 1 es mayor que 5, o que 20. Total, en política, dos más dos no siempre serán cuatro.

jaimealcantara2005@hotmail.com

ÚLTIMASCOLUMNAS
martes 24 de octubre de 2017

La renuncia inesperada

Jaime Alcántara

miércoles 11 de octubre de 2017

Cataluña o Calunya

Jaime Alcántara

martes 26 de septiembre de 2017

Tenemos esperanzas

Jaime Alcántara

martes 05 de septiembre de 2017

Turismo

Jaime Alcántara