/ lunes 31 de mayo de 2021

Pulso CDMX | Campaña de consciencia

Más de dos meses han pasado para preparar una elección histórica. Esta campaña ha sido marcada por la violencia contra las y los candidatos, con al menos 88 muertes en el país, que hace de México uno de los primeros países del mundo con las peores calificaciones en materia de libertad de expresión y libertad de prensa.

Esta elección ha sido la oportunidad para varias organizaciones de visibilizar problemática y soluciones. Colectivos y activistas han impulsado la firma de agendas ciudadanas por parte de las y los candidatos. Plataformas digitales como change.org u Osoigo han tejido mecanismos de participación social para que candidatos incluyan en sus propuestas legislativas, causas sociales de altas relevancias iniciadas por la ciudadanía, como en materia de abuso sexual infantil o sobre la urgencia de votar la ley para nuestras infancias trans; mecanismos que deberán ser parte del trabajo legislativo.

Por primera vez la reelección permite a la ciudadanía evaluar y decidir sobre nuestros representantes. El 6 de junio será la posibilidad de definir si queremos 3 años más de lo mismo. Sin embargo, esta evaluación está siendo afectada por las viejas prácticas de control social que siguen de actualidad; por la falta de información y de rendición de cuentas por parte de los representantes más locales. Por ejemplo, muy pocas personas conocen el nombre de su diputado local, menos qué es lo que ha hecho o no. A pesar de ser el primer eslabón de la democracia, en la Ciudad de México la figura del diputado local se encuentra entre los peores niveles de confianza ciudadana de acuerdo con datos del Instituto Electoral de la Ciudad de México.

El IECM, el INE y sus equipos de trabajo demuestran esas semanas antes, durante y después de la elección su profesionalismo y su compromiso para garantizar la democracia electoral. Durante la elección también estarán presentes personas observadoras ciudadanas cuya misión es más que necesaria para detectar y denunciar malas prácticas, pero también para analizar varios comportamientos electorales e identificar propuestas de mejoras. Entre ellas debería de estar la necesaria modificación al marco legal electoral para prohibir la colocación de propaganda en el espacio público y destinar mamparas en espacios de alta afluencia para la promoción de las y los candidatos: algunos candidatos solamente son sustentables por ser reciclados del sistema, pero inundaron de basura electoral nuestras calles.

Después de semanas de campaña bajo un cierto control sanitario, el semáforo amarillo en la Ciudad dejo aparecer nuevamente el viejo acarreo en plazas públicas: introducción a la compra de votos. Candidatos han sido expuestos por obligar a mercados públicos o a comerciantes en vía pública colgar su propaganda bajo el chantaje de quitarle su lugar de trabajo. “Nos piden gente hasta para mandar a las asambleas vecinales; a veces nos toca de hasta 10 gentes” comenta un comerciante del tianguis del Parque El Pipila. Estas prácticas de esclavitud democrática y laboral no se denuncian por miedo a las represalias y la necesidad de seguir trabajando.

Cada campaña es hacer conciencia sobre como queremos vivir; hacer consciencia individual sobre la importancia del voto por personas, por causas y por trayectorias.

Más de dos meses han pasado para preparar una elección histórica. Esta campaña ha sido marcada por la violencia contra las y los candidatos, con al menos 88 muertes en el país, que hace de México uno de los primeros países del mundo con las peores calificaciones en materia de libertad de expresión y libertad de prensa.

Esta elección ha sido la oportunidad para varias organizaciones de visibilizar problemática y soluciones. Colectivos y activistas han impulsado la firma de agendas ciudadanas por parte de las y los candidatos. Plataformas digitales como change.org u Osoigo han tejido mecanismos de participación social para que candidatos incluyan en sus propuestas legislativas, causas sociales de altas relevancias iniciadas por la ciudadanía, como en materia de abuso sexual infantil o sobre la urgencia de votar la ley para nuestras infancias trans; mecanismos que deberán ser parte del trabajo legislativo.

Por primera vez la reelección permite a la ciudadanía evaluar y decidir sobre nuestros representantes. El 6 de junio será la posibilidad de definir si queremos 3 años más de lo mismo. Sin embargo, esta evaluación está siendo afectada por las viejas prácticas de control social que siguen de actualidad; por la falta de información y de rendición de cuentas por parte de los representantes más locales. Por ejemplo, muy pocas personas conocen el nombre de su diputado local, menos qué es lo que ha hecho o no. A pesar de ser el primer eslabón de la democracia, en la Ciudad de México la figura del diputado local se encuentra entre los peores niveles de confianza ciudadana de acuerdo con datos del Instituto Electoral de la Ciudad de México.

El IECM, el INE y sus equipos de trabajo demuestran esas semanas antes, durante y después de la elección su profesionalismo y su compromiso para garantizar la democracia electoral. Durante la elección también estarán presentes personas observadoras ciudadanas cuya misión es más que necesaria para detectar y denunciar malas prácticas, pero también para analizar varios comportamientos electorales e identificar propuestas de mejoras. Entre ellas debería de estar la necesaria modificación al marco legal electoral para prohibir la colocación de propaganda en el espacio público y destinar mamparas en espacios de alta afluencia para la promoción de las y los candidatos: algunos candidatos solamente son sustentables por ser reciclados del sistema, pero inundaron de basura electoral nuestras calles.

Después de semanas de campaña bajo un cierto control sanitario, el semáforo amarillo en la Ciudad dejo aparecer nuevamente el viejo acarreo en plazas públicas: introducción a la compra de votos. Candidatos han sido expuestos por obligar a mercados públicos o a comerciantes en vía pública colgar su propaganda bajo el chantaje de quitarle su lugar de trabajo. “Nos piden gente hasta para mandar a las asambleas vecinales; a veces nos toca de hasta 10 gentes” comenta un comerciante del tianguis del Parque El Pipila. Estas prácticas de esclavitud democrática y laboral no se denuncian por miedo a las represalias y la necesidad de seguir trabajando.

Cada campaña es hacer conciencia sobre como queremos vivir; hacer consciencia individual sobre la importancia del voto por personas, por causas y por trayectorias.