/ viernes 17 de junio de 2022

Salud para sumergirse en el bosque    

por Cynthia Ramírez Manríquez


En 1982 Tomohide Akiyam, en ese entonces Secretario de Agricultura, Silvicultura y Pesca de Japón acuño un término revolucionario: shinrin-yoku, cuya traducción aproximada sería algo como “baño de bosque”, o sumergirse en la atmósfera del bosque. No hacer nada más que estar ahí, presente, inmersa.

Akiyam desarrolló este concepto en respuesta a, por un lado, los efectos nocivos que genera la privación generalizada de la naturaleza y, por otro, a la necesidad de proteger los bosques de su país. Los baños de bosque fueron la solución perfecta para ambos problemas. Desde ese entonces se han publicado cientos de ensayos científicos que respaldan los efectos positivos a nivel psicológico y fisiológico de esta actividad.

En Estados Unidos, desde 2013, el movimiento ParkRx trabaja de manera coordinada con prestadores de la salud y autoridades responsables de los parques nacionales para conseguir descuentos o pases gratis que los médicos puedan prescribir a sus pacientes. Utilizando una base de datos de miles de parques nacionales y parques locales públicos, los médicos pueden filtrar por actividad, distancia desde el hogar del paciente y servicios en los alrededores, para prescribir “pasar tiempo en la naturaleza”. Una receta oficial en este sentido le da a las personas un empujón extra que resulta útil y muy efectivo.

Canadá, a comienzos de este año reportó, en un programa similar, tener a más de 4000 médicos inscritos para emitir estas recetas y haber conseguido, en alianza con la autoridad nacional de parques, cien pases anuales gratuitos “para recetar”.

El espíritu de esta iniciativa me recuerda algo que de pronto suelo, o solemos pasar por alto: también necesitamos salud para disfrutar de nuestro tiempo libre. Conocemos muy bien la relación entre salud y productividad. Hay algoritmos que calculan la pérdida de productividad en días, en dólares, en centavos, en relación al PIB. Pero hemos hablado muy poco de lo mucho que importa estar sanos para…no hacer nada, para disfrutar de nuestras parejas, de nuestros amigos, de nuestras mascotas, o simplemente para estar con nosotras mismas, inmersas.

Hace tiempo Elliot Kukla, un rabino que escribe para algunos medios, hizo una apología a la pereza en la que decía “la pereza es algo más que la ausencia de trabajo o la forma de evitar el trabajo; también es disfrutar de holgazanear bajo el sol o en los brazos de otra persona”. Yo solo sumaría que para que ese tipo de holgazanería alcance ese estado cumbre del arte, necesitamos salud.

Directora de comunicación de AMIIF

por Cynthia Ramírez Manríquez


En 1982 Tomohide Akiyam, en ese entonces Secretario de Agricultura, Silvicultura y Pesca de Japón acuño un término revolucionario: shinrin-yoku, cuya traducción aproximada sería algo como “baño de bosque”, o sumergirse en la atmósfera del bosque. No hacer nada más que estar ahí, presente, inmersa.

Akiyam desarrolló este concepto en respuesta a, por un lado, los efectos nocivos que genera la privación generalizada de la naturaleza y, por otro, a la necesidad de proteger los bosques de su país. Los baños de bosque fueron la solución perfecta para ambos problemas. Desde ese entonces se han publicado cientos de ensayos científicos que respaldan los efectos positivos a nivel psicológico y fisiológico de esta actividad.

En Estados Unidos, desde 2013, el movimiento ParkRx trabaja de manera coordinada con prestadores de la salud y autoridades responsables de los parques nacionales para conseguir descuentos o pases gratis que los médicos puedan prescribir a sus pacientes. Utilizando una base de datos de miles de parques nacionales y parques locales públicos, los médicos pueden filtrar por actividad, distancia desde el hogar del paciente y servicios en los alrededores, para prescribir “pasar tiempo en la naturaleza”. Una receta oficial en este sentido le da a las personas un empujón extra que resulta útil y muy efectivo.

Canadá, a comienzos de este año reportó, en un programa similar, tener a más de 4000 médicos inscritos para emitir estas recetas y haber conseguido, en alianza con la autoridad nacional de parques, cien pases anuales gratuitos “para recetar”.

El espíritu de esta iniciativa me recuerda algo que de pronto suelo, o solemos pasar por alto: también necesitamos salud para disfrutar de nuestro tiempo libre. Conocemos muy bien la relación entre salud y productividad. Hay algoritmos que calculan la pérdida de productividad en días, en dólares, en centavos, en relación al PIB. Pero hemos hablado muy poco de lo mucho que importa estar sanos para…no hacer nada, para disfrutar de nuestras parejas, de nuestros amigos, de nuestras mascotas, o simplemente para estar con nosotras mismas, inmersas.

Hace tiempo Elliot Kukla, un rabino que escribe para algunos medios, hizo una apología a la pereza en la que decía “la pereza es algo más que la ausencia de trabajo o la forma de evitar el trabajo; también es disfrutar de holgazanear bajo el sol o en los brazos de otra persona”. Yo solo sumaría que para que ese tipo de holgazanería alcance ese estado cumbre del arte, necesitamos salud.

Directora de comunicación de AMIIF