/ martes 18 de julio de 2023

Techo de cristal LGBTQ+

Por Benjamín Callejas

El techo de cristal contra las mujeres se refiere al conjunto de normas no escritas al interior de las empresas, organizaciones y las instituciones públicas que dificulta a las mujeres tener acceso a los cargos de toma de decisión de alta dirección. Es un término acuñado desde el campo de la psicología para referirse a las barreras invisibles, difíciles de traspasar, que representan los límites a los que se enfrentan las mujeres en su carrera profesional, no por una carencia de preparación y capacidades, sino por la misma estructura institucional.

Refiere las restricciones y obstáculos que impiden a las mujeres acceder y/o permanecer en puestos de responsabilidad o de dirección; o en su desarrollo profesional en etapas como el embarazo o la crianza de hijos e hijas.

Las estructuras jerárquicas de las organizaciones públicas y privadas se rigen por reglas masculinas y el prototipo de empleado ideal sigue siendo el hombre heterosexual.

Bajo esta premisa, se considera que la población LGBTQ+ se enfrenta a un fenómeno similar al de las mujeres denominado doble techo de cristal debido al sistema machista patriarcal adulto centrista que impera, tiene que ver su relación directa con la parte de que la población diversa está fuera de la heterosexualidad normativa natural que exige la sociedad.

De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el 46% de los hombres homosexuales son propensos a quedar atrapados en trabajos administrativos de bajo nivel en la parte inferior del organigrama o en organizaciones más pequeñas y menos prestigiosas. El 54% de las mujeres lesbianas o bisexuales afrontan una doble discriminación, la de ser mujer y la de ser lesbiana o bisexual, pero se recrudece si es indígena o con alguna discapacidad. El 41% de las personas trans tienen estudios hasta bachillerato, solo el 12% cuenta con estudios profesionales y dos de cada tres no tienen experiencia laboral. El 70% de la población LGBTQ+ profesionalmente preparada no se desarrolla laboralmente por los prejuicios y estereotipos, ocho de cada diez personas que pertenecen a este sector de la sociedad que trabajan en el servicio público se encuentran en el “clóset” por el temor a la violencia, discriminación, marginación, incluso pérdida del empleo por despido injustificado.

En política, se logró romper con el “clóset de cristal” pues los partidos deben incluir la cuota en las candidaturas de elección popular, sin embargo, esta situación se presenta con mayor frecuencia, pues es un tema relegado en la agenda de muchos ellos.

Seguimos siendo una sociedad que implícitamente tiene dificultades con esto de la inclusión, una cosa son las declaraciones y otras son los marcos jurídicos, porque si eso no se refleja en el acceso igualitario en todos los servicios públicos y en todas las políticas públicas, nos seguimos quedando en el papel y en México somos especialistas en ello.

Son necesarias las cuotas legislativas y laborales, las cuotas para emplear a personas trans y cuotas para representación de personas trans para solucionar los problemas de fondo y no de forma, porque hasta ahora solo han sido remedios temporales.


Maestro. Activista.


Por Benjamín Callejas

El techo de cristal contra las mujeres se refiere al conjunto de normas no escritas al interior de las empresas, organizaciones y las instituciones públicas que dificulta a las mujeres tener acceso a los cargos de toma de decisión de alta dirección. Es un término acuñado desde el campo de la psicología para referirse a las barreras invisibles, difíciles de traspasar, que representan los límites a los que se enfrentan las mujeres en su carrera profesional, no por una carencia de preparación y capacidades, sino por la misma estructura institucional.

Refiere las restricciones y obstáculos que impiden a las mujeres acceder y/o permanecer en puestos de responsabilidad o de dirección; o en su desarrollo profesional en etapas como el embarazo o la crianza de hijos e hijas.

Las estructuras jerárquicas de las organizaciones públicas y privadas se rigen por reglas masculinas y el prototipo de empleado ideal sigue siendo el hombre heterosexual.

Bajo esta premisa, se considera que la población LGBTQ+ se enfrenta a un fenómeno similar al de las mujeres denominado doble techo de cristal debido al sistema machista patriarcal adulto centrista que impera, tiene que ver su relación directa con la parte de que la población diversa está fuera de la heterosexualidad normativa natural que exige la sociedad.

De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el 46% de los hombres homosexuales son propensos a quedar atrapados en trabajos administrativos de bajo nivel en la parte inferior del organigrama o en organizaciones más pequeñas y menos prestigiosas. El 54% de las mujeres lesbianas o bisexuales afrontan una doble discriminación, la de ser mujer y la de ser lesbiana o bisexual, pero se recrudece si es indígena o con alguna discapacidad. El 41% de las personas trans tienen estudios hasta bachillerato, solo el 12% cuenta con estudios profesionales y dos de cada tres no tienen experiencia laboral. El 70% de la población LGBTQ+ profesionalmente preparada no se desarrolla laboralmente por los prejuicios y estereotipos, ocho de cada diez personas que pertenecen a este sector de la sociedad que trabajan en el servicio público se encuentran en el “clóset” por el temor a la violencia, discriminación, marginación, incluso pérdida del empleo por despido injustificado.

En política, se logró romper con el “clóset de cristal” pues los partidos deben incluir la cuota en las candidaturas de elección popular, sin embargo, esta situación se presenta con mayor frecuencia, pues es un tema relegado en la agenda de muchos ellos.

Seguimos siendo una sociedad que implícitamente tiene dificultades con esto de la inclusión, una cosa son las declaraciones y otras son los marcos jurídicos, porque si eso no se refleja en el acceso igualitario en todos los servicios públicos y en todas las políticas públicas, nos seguimos quedando en el papel y en México somos especialistas en ello.

Son necesarias las cuotas legislativas y laborales, las cuotas para emplear a personas trans y cuotas para representación de personas trans para solucionar los problemas de fondo y no de forma, porque hasta ahora solo han sido remedios temporales.


Maestro. Activista.