/ sábado 25 de agosto de 2018

Ver, ser visto, y la violencia

La mirada es un camino de doble vía, vemos y nos ven. Destaca por el característico movimiento de los ojos que delatan procesos del pensamiento humano y en ocasiones revelan los sentimientos más íntimos, de ahí, la metáfora "los ojos son el espejo del alma" y el escudriñar “lo que nos que dicen tus ojos”.

En este contexto, es reconocido que, la mirada humana y la artificial, contiene, por ejemplo un gran poder disuasivo para el bien común y personal. Michel Foucault (1925 – 1984) decía que: “No hay necesidad de armas, violencia física [ni verbal y psicológica] ni de limitaciones materiales. Sólo basta con una mirada”.

Analicemos diferentes miradas:

1. La mirada interior: (La esfera más íntima de toda persona). Desde “una mirada que ve sin ser vista”, vinculada al derecho a la intimidad personal, a la protección de sus datos personales y al dialogo interno para conocimiento y consciencia hasta una indagación que incluso fomenta la retroalimentación: “Siempre he querido saber cómo soy desde los ojos de otra persona”.

Expertos enseñan protocolos para obtener respuestas y prevenir el dañarse a si mismo. Ejemplo: Frente al espejo, mirándose interiormente más que lo físico (sin sancionar al espejo por repetir lo que ve, en contraste, observar al estar cara a cara: en tiempo y forma fuerzas-debilidades-oportunidades-amenazas y realizar las acciones pertinentes.

2. La mirada del amor y la empatía: La vista desde el amor, se dice que funciona mientras la magia se mantiene vigente, la retroalimentación explícita e implícita son benéficas, pero, poco utilizado, se viven miradas con conexión.

De la mirada empática, se reflexiona que corresponde a un bien mayor pues enriquece al colectivo acotando la violencia en todas sus manifestaciones.

Cuando la mirada no disuade:

3. La mirada de la competencia: Si bien, la competitividad y eficiencia en el ámbito personal, comunitario e institucional, es benéfica, la competencia mal enfocada genera violencia. Por ejemplo: Las parejas matrimoniales y grupos de trabajo compitiendo sin sentido de equipo del sumar oportunidades y desde hace años expertos enfatizan los daños directos y colaterales entre grupos de delincuencia organizada.

Pongamos freno personal a la violencia, no constituye una sana competencia, todos pierden. Crea daño a derechos fundamentales, nos referimos a la pérdida de la vida o la libertad y sus inseparables consecuencias negativas.

4. La mirada en las cárceles: Coexiste un catálogo de miradas. Ejemplos: Los primeros vs posteriores días de interno, la llegada – despedida de la visita, cumpleaños, 24 y 31 de diciembre, en defunciones de seres queridos despedirlo físicamente desde las aduanas; escuchar sentencia de largos años o veredicto a favor; mirada serena de quien “le ha caído el veinte” decide no reincidir y llevarla “tranquilo”, etc. Cada vivencia una propia mirada.

Entonces, la mirada carcelaria en general es triste. Los caminos de la gratificación inmediata en el marco de conductas antisociales conducen a la pérdida de la libertad. De la interrogante ¿Cuánto gané - cuánto perdí? mi experiencia laboral en cárceles dice que impera el perder por las acciones ilícitas, fortalezcamos sanas conductas, esa es la vocación natural humana.

Concluyendo, en lo cotidiano, más allá del saber interpretar códigos de miradas, desde la “seductora” hasta la “agresiva”, que dependen de emociones, estados mentales e intenciones, prioricemos la prevención limitando comunicación con extraños.

hazael.ruiz@hotmail.com


La mirada es un camino de doble vía, vemos y nos ven. Destaca por el característico movimiento de los ojos que delatan procesos del pensamiento humano y en ocasiones revelan los sentimientos más íntimos, de ahí, la metáfora "los ojos son el espejo del alma" y el escudriñar “lo que nos que dicen tus ojos”.

En este contexto, es reconocido que, la mirada humana y la artificial, contiene, por ejemplo un gran poder disuasivo para el bien común y personal. Michel Foucault (1925 – 1984) decía que: “No hay necesidad de armas, violencia física [ni verbal y psicológica] ni de limitaciones materiales. Sólo basta con una mirada”.

Analicemos diferentes miradas:

1. La mirada interior: (La esfera más íntima de toda persona). Desde “una mirada que ve sin ser vista”, vinculada al derecho a la intimidad personal, a la protección de sus datos personales y al dialogo interno para conocimiento y consciencia hasta una indagación que incluso fomenta la retroalimentación: “Siempre he querido saber cómo soy desde los ojos de otra persona”.

Expertos enseñan protocolos para obtener respuestas y prevenir el dañarse a si mismo. Ejemplo: Frente al espejo, mirándose interiormente más que lo físico (sin sancionar al espejo por repetir lo que ve, en contraste, observar al estar cara a cara: en tiempo y forma fuerzas-debilidades-oportunidades-amenazas y realizar las acciones pertinentes.

2. La mirada del amor y la empatía: La vista desde el amor, se dice que funciona mientras la magia se mantiene vigente, la retroalimentación explícita e implícita son benéficas, pero, poco utilizado, se viven miradas con conexión.

De la mirada empática, se reflexiona que corresponde a un bien mayor pues enriquece al colectivo acotando la violencia en todas sus manifestaciones.

Cuando la mirada no disuade:

3. La mirada de la competencia: Si bien, la competitividad y eficiencia en el ámbito personal, comunitario e institucional, es benéfica, la competencia mal enfocada genera violencia. Por ejemplo: Las parejas matrimoniales y grupos de trabajo compitiendo sin sentido de equipo del sumar oportunidades y desde hace años expertos enfatizan los daños directos y colaterales entre grupos de delincuencia organizada.

Pongamos freno personal a la violencia, no constituye una sana competencia, todos pierden. Crea daño a derechos fundamentales, nos referimos a la pérdida de la vida o la libertad y sus inseparables consecuencias negativas.

4. La mirada en las cárceles: Coexiste un catálogo de miradas. Ejemplos: Los primeros vs posteriores días de interno, la llegada – despedida de la visita, cumpleaños, 24 y 31 de diciembre, en defunciones de seres queridos despedirlo físicamente desde las aduanas; escuchar sentencia de largos años o veredicto a favor; mirada serena de quien “le ha caído el veinte” decide no reincidir y llevarla “tranquilo”, etc. Cada vivencia una propia mirada.

Entonces, la mirada carcelaria en general es triste. Los caminos de la gratificación inmediata en el marco de conductas antisociales conducen a la pérdida de la libertad. De la interrogante ¿Cuánto gané - cuánto perdí? mi experiencia laboral en cárceles dice que impera el perder por las acciones ilícitas, fortalezcamos sanas conductas, esa es la vocación natural humana.

Concluyendo, en lo cotidiano, más allá del saber interpretar códigos de miradas, desde la “seductora” hasta la “agresiva”, que dependen de emociones, estados mentales e intenciones, prioricemos la prevención limitando comunicación con extraños.

hazael.ruiz@hotmail.com