/ viernes 20 de octubre de 2023

[Entrevista] Beirut habla del aislamiento e introspección que le ayudaron a renovarse

Zach Condon, el líder de la agrupación estadounidense, habla de su nuevo disco, el cual fue producto de un profundo proceso de reinvención, luego de que este proyecto se viera muy cerca del colapso

Para el rock y sus allegados, 2023 será recordado como un año de introspección, de autorreflexión, regresos, reinvenciones, ciclos que se cierran y de crisis comercial, más no creativa.

Mientras las listas de popularidad en Estados Unidos han sido invadidas por lo llamado urbano, en el Reino Unido el pop actual, ese que tiene una fuerte carga de influencia ochentera, es el máximo del mainstream de la mano de Taylor Swift, Dua Lipa, Harry Styles y The Weeknd.

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Durante este año, el rock ha sufrido una catarsis existencial que va del regreso de brit pop a la separación de Daft Punk; del último disco de The Rolling Stones a los mega festivales con algunos de los carteles más impresionantes jamás vistos.

Sin embargo, en el proceso creativo y la búsqueda incesante del rock por la libertad y la inventiva, en 2023 éste se define prácticamente como el único género musical popular que ha arrojado al mundo obras post pandémicas autorreflexivas. Obras con una fuerte carga personal emanada de sus creadores, como el último proyecto de The Smile; The Ballad of Darren, de Blur; Jonny, de The Drums o el más reciente disco de Rodrigo y Gabriela.

Pero el más profundo y quizá el que menos tenga el mainstream en el radar es el nuevo trabajo de Beirut, Hadsel, que verá la luz el 10 de noviembre.

Por ello charlamos con Zach Condon, líder y figura principal de Beirut, sobre introspección, la pandemia (motor principal de esta obra) y de fenómenos como el llamado "mexican dream" y la gentrificación, mientras él confiesa que entiende buena parte de nuestro idioma porque creció en Nuevo México, donde aprendió algo del "español mexicano".

Zach. Hay una diferencia de cuatro años entre tu trabajo anterior y éste ¿Hay un Zach antes y otro después de la pandemia?

"Antes de la pandemia quería trabajar una versión (del nuevo disco), y presentarme en giras, pero después del 2019 nos desmoronamos, no pudimos trabajar, y después de la pandemia nos quitamos las capas y fuimos honestos, así que fue una manera de protegerme tal vez."


De los 12 tracks que conforman Hadsel, hay algunos que conmueven casi hasta las lágrimas, y que de hecho recuerdan a The Smiths, como "So Many Plans", "Island Life" y "Melibu". ¿Cómo llegaste a tal grado de introspección?

"Creo que una manera de hacerlo, fue hacerlo en partes, en capas, no hay fantasías que salen de la nada, quería ser genuino y honesto. En 2019 quería terminar con todo, pero este disco fue introspectivo y pasé mi tiempo en esa introspección."

"Mis trabajos anteriores los hice pensando en el gusto de las audiencias. En captar lo que el público pensaba (de mi música) o si la odiarían. Cuando hice este disco pensaba que mi carrera había terminado. Me desaparecí y dije: Voy a hacer música pero ¿quién la va a escuchar?. Así que me alejé para hacer una introspección, estar en la naturaleza y pasar mi tiempo, de hecho en un lugar muy silencioso", agrega.

Antes de la pandemia Zach tuvo que suspender su gira Gallipoli por una crisis de agotamiento. Esto lo puso al borde de la reflexión sobre su propia existencia. De ese modo llegó a Hadsel, un sitio al norte de Noruega, que es el lugar más silencioso que pudo encontrar y donde pasó varios meses aislado, creando música y tonos experimentales, originados del sonido que sólo los órganos monumentales de iglesias pueden ofrecer.

Ahí en Hadsel, entre la amistad con el encargado del órgano del pueblo, Oddbar, las auroras boreales, la nieve, la naturaleza y la soledad, pudo enfrentar lo que él mismo denominaba "un colapso mental de temas que traía desde la adolescencia".

Una parte del disco se grabó ahí, pero a su regreso de Noruega, el otro aislamiento, el de la pandemia, lo sorprendió en Berlín, donde surgió la parte conceptual del disco, el otro colapso.

En este nuevo álbum hay una clase de nuevo sonido para Beirut, sin dejar a un lado los matices que caracterizan tu trabajo. Por ejemplo, pocos en el rock han podido insertar el sonido del Tijuana Brass a sus grabaciones y convertirlas en cosas únicas, como hicieron Dick Dale o Love. Pero ahora en Hadsel, hay una evolución sonora que impacta. ¿Cuáles son tus influencias musicales para este disco?

"Esta es una pregunta interesante. En mi primer disco es muy notoria la influencia del oriente europeo, de los metales del mariachi, de los sonidos de Oaxaca donde grabamos algunas cosas como funerales y bodas… Yo crecí con el mariachi, es mi amor musical desde la niñez en Santa Fe, pero en este disco quería ir a lugares donde nunca había estado y hacer cosas que nunca había hecho. Así que no podría decirte que hay una influencia directa en este trabajo, ya que sólo me dejé llevar por los sonidos que surgían."

En Hadsel sólo tenía acceso a unos sintetizadores y al órgano del lugar, les muestro una foto del estudio en el que estaba (nos muestra su celular con una foto donde se aprecia el órgano de la iglesia local de Hadsel, enorme y un equipo de audio minimalista). Mucho del disco está hecho solamente con éstas dos cosas (órgano y sintetizadores), después agregué sonidos más simples como un ukulele", añade.

Ustedes han publicado en uno de los sellos independientes más importantes del modern rock: 4AD. ¿Cuáles bandas de este sello te gustan?

"Definitivamente, mis favoritos, quienes más me gustan son Cocteau Twins, hay algunas personas que ven su influencia (en el trabajo de Beirut), son una banda muy importante para mí. The Breeders también por ejemplo, pero también fuera de 4AD hay bandas como Stereolab y algunas otras. Aunque la gran mayoría están en 4AD."

Originarios de Nuevo México, un lugar poco peculiar para el surgimiento de bandas alternativas del estilo de Beirut, Zach y sus compañeros de la universidad comenzaron a grabar en la mitad de la década de los dosmiles temas ligeros y experimentales, en el sentido del sincretismo cultural por el cual se inclinaron.

De alguna forma, a finales de los dosmiles e inicios de la siguiente década, Beirut ya es uno de los símbolos musicales de lo que se entendía como movimiento hipster, junto a bandas como Mumford & Sons o Bombay Bicycle Club, agrupaciones que en nuestro país tienen un nicho muy bien identificado y que los han traído a Festivales como Corona Capital.

En 2015 estuviste en el Festival Corona Capital. ¿Cómo fue tu experiencia con el público mexicano? ¿Sabías que en Estados Unidos hay una tendencia de emigrar a México? Le llaman el "mexican dream".

"No sabía que hay un movimiento, pero podría entender por qué lo hay. Yo crecí en Santa Fe y tengo una gran conexión con México. Estar en Santa Fe es como estar a la mitad entre el español y el inglés, de alguna forma yo era el extranjero, el gringo. Amo de verdad muchísimo su cultura. Cuando fui a México no me sentía extraño, amo su música. Es una comunidad muy cálida que te hace parte de ella… Nuestra audiencia en México es muy basta y algunos de los conciertos que más he disfrutado han sido ahí. Corona Capital fue muy importante para mí, fui muy feliz."

Sobre el "mexican dream", agrega:

“Ojalá que a México no le pase lo que a Berlín, donde hay tantos extranjeros que han subido de precio las viviendas y servicios, ya no parece que estás en Alemania… La cultura en México es tan fuerte y bella y espero que por ello no se diluya, así como pasó en Berlín. Hay tantos estadounidenses allá, que odio no sentirme más en Alemania… Espero que ustedes se aferren y puedan con eso".


Nosotros estamos dándole seguimiento al desarrollo de la inteligencia artificial en las artes. ¿Cuál es tu postura al respecto? Sobre todo en la música.

"Creo que ya tenemos suficiente música que no inspira allá afuera. Creo que a través de las artes nos conectamos, no a través de las computadoras; creo que hay una desconexión con la realidad y es triste en la sociedad, que somos más superficiales y egoístas."

"He visto gente que abraza la IA, pero no creo que sea bueno, espero que salgan cosas buenas de eso, no puedo decir que es malo, algo bueno debe de haber, pero es mucho más barato que el arte, es como el fast food de la música"

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Palabras determinantes de un hombre que ha escogido la soledad para replantearse la vida, el arte, su carrera. Un planteamiento personal que de manera sincrónica se anticipó al aislamiento que todo el mundo tuvo que hacer de manera forzada.

En Hadsel, Zach le canta a su catarsis y también a la catarsis del mundo de 2020. Le canta a los amigos perdidos, a los planes frustrados, al frío y la naturaleza.


Para el rock y sus allegados, 2023 será recordado como un año de introspección, de autorreflexión, regresos, reinvenciones, ciclos que se cierran y de crisis comercial, más no creativa.

Mientras las listas de popularidad en Estados Unidos han sido invadidas por lo llamado urbano, en el Reino Unido el pop actual, ese que tiene una fuerte carga de influencia ochentera, es el máximo del mainstream de la mano de Taylor Swift, Dua Lipa, Harry Styles y The Weeknd.

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Durante este año, el rock ha sufrido una catarsis existencial que va del regreso de brit pop a la separación de Daft Punk; del último disco de The Rolling Stones a los mega festivales con algunos de los carteles más impresionantes jamás vistos.

Sin embargo, en el proceso creativo y la búsqueda incesante del rock por la libertad y la inventiva, en 2023 éste se define prácticamente como el único género musical popular que ha arrojado al mundo obras post pandémicas autorreflexivas. Obras con una fuerte carga personal emanada de sus creadores, como el último proyecto de The Smile; The Ballad of Darren, de Blur; Jonny, de The Drums o el más reciente disco de Rodrigo y Gabriela.

Pero el más profundo y quizá el que menos tenga el mainstream en el radar es el nuevo trabajo de Beirut, Hadsel, que verá la luz el 10 de noviembre.

Por ello charlamos con Zach Condon, líder y figura principal de Beirut, sobre introspección, la pandemia (motor principal de esta obra) y de fenómenos como el llamado "mexican dream" y la gentrificación, mientras él confiesa que entiende buena parte de nuestro idioma porque creció en Nuevo México, donde aprendió algo del "español mexicano".

Zach. Hay una diferencia de cuatro años entre tu trabajo anterior y éste ¿Hay un Zach antes y otro después de la pandemia?

"Antes de la pandemia quería trabajar una versión (del nuevo disco), y presentarme en giras, pero después del 2019 nos desmoronamos, no pudimos trabajar, y después de la pandemia nos quitamos las capas y fuimos honestos, así que fue una manera de protegerme tal vez."


De los 12 tracks que conforman Hadsel, hay algunos que conmueven casi hasta las lágrimas, y que de hecho recuerdan a The Smiths, como "So Many Plans", "Island Life" y "Melibu". ¿Cómo llegaste a tal grado de introspección?

"Creo que una manera de hacerlo, fue hacerlo en partes, en capas, no hay fantasías que salen de la nada, quería ser genuino y honesto. En 2019 quería terminar con todo, pero este disco fue introspectivo y pasé mi tiempo en esa introspección."

"Mis trabajos anteriores los hice pensando en el gusto de las audiencias. En captar lo que el público pensaba (de mi música) o si la odiarían. Cuando hice este disco pensaba que mi carrera había terminado. Me desaparecí y dije: Voy a hacer música pero ¿quién la va a escuchar?. Así que me alejé para hacer una introspección, estar en la naturaleza y pasar mi tiempo, de hecho en un lugar muy silencioso", agrega.

Antes de la pandemia Zach tuvo que suspender su gira Gallipoli por una crisis de agotamiento. Esto lo puso al borde de la reflexión sobre su propia existencia. De ese modo llegó a Hadsel, un sitio al norte de Noruega, que es el lugar más silencioso que pudo encontrar y donde pasó varios meses aislado, creando música y tonos experimentales, originados del sonido que sólo los órganos monumentales de iglesias pueden ofrecer.

Ahí en Hadsel, entre la amistad con el encargado del órgano del pueblo, Oddbar, las auroras boreales, la nieve, la naturaleza y la soledad, pudo enfrentar lo que él mismo denominaba "un colapso mental de temas que traía desde la adolescencia".

Una parte del disco se grabó ahí, pero a su regreso de Noruega, el otro aislamiento, el de la pandemia, lo sorprendió en Berlín, donde surgió la parte conceptual del disco, el otro colapso.

En este nuevo álbum hay una clase de nuevo sonido para Beirut, sin dejar a un lado los matices que caracterizan tu trabajo. Por ejemplo, pocos en el rock han podido insertar el sonido del Tijuana Brass a sus grabaciones y convertirlas en cosas únicas, como hicieron Dick Dale o Love. Pero ahora en Hadsel, hay una evolución sonora que impacta. ¿Cuáles son tus influencias musicales para este disco?

"Esta es una pregunta interesante. En mi primer disco es muy notoria la influencia del oriente europeo, de los metales del mariachi, de los sonidos de Oaxaca donde grabamos algunas cosas como funerales y bodas… Yo crecí con el mariachi, es mi amor musical desde la niñez en Santa Fe, pero en este disco quería ir a lugares donde nunca había estado y hacer cosas que nunca había hecho. Así que no podría decirte que hay una influencia directa en este trabajo, ya que sólo me dejé llevar por los sonidos que surgían."

En Hadsel sólo tenía acceso a unos sintetizadores y al órgano del lugar, les muestro una foto del estudio en el que estaba (nos muestra su celular con una foto donde se aprecia el órgano de la iglesia local de Hadsel, enorme y un equipo de audio minimalista). Mucho del disco está hecho solamente con éstas dos cosas (órgano y sintetizadores), después agregué sonidos más simples como un ukulele", añade.

Ustedes han publicado en uno de los sellos independientes más importantes del modern rock: 4AD. ¿Cuáles bandas de este sello te gustan?

"Definitivamente, mis favoritos, quienes más me gustan son Cocteau Twins, hay algunas personas que ven su influencia (en el trabajo de Beirut), son una banda muy importante para mí. The Breeders también por ejemplo, pero también fuera de 4AD hay bandas como Stereolab y algunas otras. Aunque la gran mayoría están en 4AD."

Originarios de Nuevo México, un lugar poco peculiar para el surgimiento de bandas alternativas del estilo de Beirut, Zach y sus compañeros de la universidad comenzaron a grabar en la mitad de la década de los dosmiles temas ligeros y experimentales, en el sentido del sincretismo cultural por el cual se inclinaron.

De alguna forma, a finales de los dosmiles e inicios de la siguiente década, Beirut ya es uno de los símbolos musicales de lo que se entendía como movimiento hipster, junto a bandas como Mumford & Sons o Bombay Bicycle Club, agrupaciones que en nuestro país tienen un nicho muy bien identificado y que los han traído a Festivales como Corona Capital.

En 2015 estuviste en el Festival Corona Capital. ¿Cómo fue tu experiencia con el público mexicano? ¿Sabías que en Estados Unidos hay una tendencia de emigrar a México? Le llaman el "mexican dream".

"No sabía que hay un movimiento, pero podría entender por qué lo hay. Yo crecí en Santa Fe y tengo una gran conexión con México. Estar en Santa Fe es como estar a la mitad entre el español y el inglés, de alguna forma yo era el extranjero, el gringo. Amo de verdad muchísimo su cultura. Cuando fui a México no me sentía extraño, amo su música. Es una comunidad muy cálida que te hace parte de ella… Nuestra audiencia en México es muy basta y algunos de los conciertos que más he disfrutado han sido ahí. Corona Capital fue muy importante para mí, fui muy feliz."

Sobre el "mexican dream", agrega:

“Ojalá que a México no le pase lo que a Berlín, donde hay tantos extranjeros que han subido de precio las viviendas y servicios, ya no parece que estás en Alemania… La cultura en México es tan fuerte y bella y espero que por ello no se diluya, así como pasó en Berlín. Hay tantos estadounidenses allá, que odio no sentirme más en Alemania… Espero que ustedes se aferren y puedan con eso".


Nosotros estamos dándole seguimiento al desarrollo de la inteligencia artificial en las artes. ¿Cuál es tu postura al respecto? Sobre todo en la música.

"Creo que ya tenemos suficiente música que no inspira allá afuera. Creo que a través de las artes nos conectamos, no a través de las computadoras; creo que hay una desconexión con la realidad y es triste en la sociedad, que somos más superficiales y egoístas."

"He visto gente que abraza la IA, pero no creo que sea bueno, espero que salgan cosas buenas de eso, no puedo decir que es malo, algo bueno debe de haber, pero es mucho más barato que el arte, es como el fast food de la música"

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Palabras determinantes de un hombre que ha escogido la soledad para replantearse la vida, el arte, su carrera. Un planteamiento personal que de manera sincrónica se anticipó al aislamiento que todo el mundo tuvo que hacer de manera forzada.

En Hadsel, Zach le canta a su catarsis y también a la catarsis del mundo de 2020. Le canta a los amigos perdidos, a los planes frustrados, al frío y la naturaleza.


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