El artista francés Fab Morvan, exintegrante de la banda Milli Vanilli junto con el fallecido Rob Pilatus, de origen alemán, aseguró en una entrevista con Europa Press que los miembros del conjunto fueron engañados acerca de este proyecto.
En 1987 ambos artistas firmaron el contrato que les proporcionó el productor Frank Farian, pero según explica Morvan, fueron “engañados” porque no les dijeron que no estaba planeado que ellos cantaran las canciones.
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”No es que lo aceptáramos (el contrato), es que fuimos engañados. Primero te dan un contrato, pero sólo la última página para firmar. El contrato estaba en alemán, pero yo hablaba francés, y nos pusieron el dinero en la mesa. No tuvimos ni abogado ni administrador, no sabíamos cómo hacerlo mejor. Así que, una vez que lo firmamos, mes a mes nos daban un poco de dinero.
Cuando llegó el momento de grabar, nos dijeron que nosotros no lo haríamos… Quisimos salir del proyecto, pero no sabíamos lo que firmamos. Al día de hoy nunca he tenido en mi poder el contrato
“Cuando llegamos al estudio y queríamos cantar, sólo nos daban más dinero. Y cuando llegó el momento de grabar, nos dijeron finalmente que nosotros no lo haríamos… Quisimos salir del proyecto y nos dieron más dinero. Dijimos, que lo haríamos un tiempo y luego nos saldríamos, pero no sabíamos lo que
firmamos, al día de hoy nunca he tenido en mi poder el contrato”, reveló el artista con motivo del estreno de la película de la banda, Girl You Know It’s True.
El largometraje, que dirige Simon Verhoeven, es una biografía de los artistas que narra desde sus inicios, hasta cuando se descubrió que no eran ellos quienes cantaban verdaderamente, y lo que supuso para ellos posteriormente.
Morvan admite que la fama les sedujo, porque nunca pensaron que Milli Vanilli pudiera ser “tan grande” y que el vacío que esto les producía lo llenaron con drogas y alcohol.
”Se siente bien ser amado, pero cuando el amor se fue nos quedamos solos. Y para lidiar con la locura, en medio de todo, empezamos a beber para paliar el dolor y anestesiarnos. Rob lo llevó demasiado lejos, estaba predestinado a terminar así porque teníamos un vacío e intentaba llenarlo con drogas. Al principio se sentía bien ser amado por todos, pero cuando se fue no sabía como lidiar con ello, así que fui a la rehabilitación, hablé con psiquiatras y me dieron herramientas para reconstruirme emocionalmente”, explica.
Acusa racismo
El artista también dice que si sus nombres hubiesen sido “John y Paul”, en vez de ser dos hombres negros, la historia del escándalo que hubo al descubrir que no eran ellos los que cantaban sus canciones en 1990, habría sido diferente.
“En Estados Unidos, cuando eres un artista negro, debías estar solo con gente negra. Si nuestros nombres hubiesen sido John y Paul, tal vez las cosas hubieran sido diferentes. Me gustaría que hubiera sido diferente, pero Estados Unidos es un país complicado y fue un poco extraño para la gente blanca ver a esos dos hombres negros exóticos… Algunas mujeres blancas que conocí (durante sus años en EE.UU) me decían ‘Si mi padre supiera que estoy aquí, te mataría a ti y a mi”.
“En Alemania nunca habían visto a la gente mezclada en la escuela. Así que hacían bromas -continúa-. Yo venía de París, donde la ciudad ya era multirracial, había gente africana, europea, indígenas. Pero Alemania no estaba expuesta a la migración y eso fue muy difícil para Rob. Le hizo heridas que nunca se curaron”.
“El valor de la música sigue importando”
Morvan, que tras el escándalo retomó la industria musical y actualmente sigue siendo cantante, considera que si el ‘autotune’ hubiera existido en 1970, “tal vez” lo habrían usado, pero ahora ya no, porque considera que es “la vía fácil” y su trabajo como artista es evolucionar, aunque asegura, en la música hay “lugar para todo”.
“La industria ha evolucionado. Pero no podemos olvidar que la música y la forma en la que se presenta no tiene que mermar el talento de los artistas, si realmente viene del corazón. El ‘autotune’ es un medio para conseguir un fin. Algunos raperos lo usan y lo hacen muy bien, hay que tener las habilidades para usarlo, cada uno tiene su propio estilo. La música ha cambiado. Pero al final, si puedes ir al escenario, cantar tus canciones y conseguir que las personas sientan, es lo más importante”.
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Pese al escándalo, el artista ve en esta película la oportunidad de contar su historia.
“Supe de inmediato que quería seguir haciendo música. No fue fácil, porque estaba loco. A veces, como creativos, como artistas, personas que alcanzan mucho, no ven la opción B. Yo no volví a Francia con la cabeza gacha, como un pobrecito. Yo amo la música, así que seguí y nunca paré de pensar de esa manera. Mi forma de pensar era que la incertidumbre es un gran estado para la creatividad. Y entendí que la creatividad es realmente una moneda. Y con esa creatividad he podido viajar por el mundo, hacer mis shows, pensar cómo voy a hacerlo. Eso es lo que he estado haciendo. Y estoy aquí ahora, hay más de mí”, concluyó.