Una búsqueda rápida de vacantes en cualquier sitio de empleos en México suele desplegar un requisito compartido para los postulantes, sin importar el giro o descripción de las funciones laborales: tolerancia a la frustración.
Aunque ha sido un requisito clave para el desarrollo profesional de las personas a lo largo de la historia, se le ha puesto nombre y apellido a esta cualidad a medida que la generación millennial se ha integrado al mercado laboral.
Expertos como el psicólogo Alejandro de Barbieri, exponen que la generación millennial -la cual ya está formada por muchos padres de familia- creció en un ambiente de sobreprotección, mismo que sembró las bases de un estilo de vida que pretende “retrasar la adultez” o bien, hacerse cargo de sí mismo.
Las lecciones que estas descripciones han dejado pueden no haber permeado del todo en las dinámicas actuales de crianza y formación académica y social. Un ejemplo es el que reveló Families Online, la encuestadora de Reino Unido. En un estudio publicado en 2017, la empresa advirtió que algunos padres de familia y educadores han perdido de vista la importancia de la competencia.
“Los jóvenes deben aprender que perder es completamente normal. Cincuenta y siete por ciento de los padres encuestados dijeron que sus preescolares y primarias organizan deportes ‘no competitivos’”. En pocas palabras, no hay perdedores.
El 82% pedía volver a los días de competencia deportiva, argumentando que los niños deben darse cuenta de que "no siempre se puede ganar en todo en la vida y a veces hay que perder".
El 76% no aprobó los eventos "no competitivos" y los padres creían que "una competencia saludable ayudaba a los niños individualmente a esforzarse por mejorar y desafiarse a sí mismos".
El 53% dijo que se sentían "cómodos" con la potencial derrota de su hijo, creyendo que no era "algo malo" porque ayuda a desarrollar la capacidad de recuperación y la confianza.
Basados en una tendencia global reciente, como es el documental “The Last Dance” sobre Michael Jordan (que promedió alrededor de 6 millones de espectadores estadounidenses en cada uno de sus 10 capítulos, sin contar los servicios de streaming), se pueden desprender posturas en torno a la competencia deportiva.
A lo largo del documental, que de inmediato ocupó el primer lugar en lo más visto de Netflix México, uno de los mejores basquetbolistas en la historia -el mejor, para muchos- deja claro que su hambre por ganar y sobreponerse a sus adversarios lo llevo a ser una leyenda. El testimonio de sus excompañeros y rivales valida estas hazañas y el envión que llevó a Jordan a ser un fenómeno mundial.
Muchos millennials crecieron viendo a Jordan. Y, si las cifras de espectadores son un indicativo del alcance que ha tenido su mentalidad, podríamos estar ante una guía para padres e hijos sobre el impacto que tiene la preparación y el esfuerzo, además de la ambición por ser mejores que los demás en cualquier proyecto que compare talentos y habilidades… aunque las tendencias modernas lo hayan minimizado.