/ viernes 1 de abril de 2022

Mi mamá y el sexo | ¿Feministas transfóbicas?

Esta es una carta abierta a la filósofa española Amelia Valcárcel por su participación virtual en un foro hospedado por la UNAM

Esta es una carta abierta a la filósofa española Amelia Valcárcel por su participación virtual en un foro hospedado por la UNAM para hacer "Aclaraciones Necesarias sobre las categorías Sexo y Género", el pasado 24 de marzo. El mismo título del coloquio evidencia que las ponentes tenían la imperiosa “necesidad” de hacer “aclaraciones”, dirigidas a quienes no comulgamos con las posturas estancadas.

La conferencia ha sido ampliamente criticada. Así que sólo me referiré a Valcárcel, porque sus comentarios, además de descalificar a las identidades transgénero, desacreditaron a la sexología, desautorizaron a la educación sexual integral y anularon la posibilidad de aceptar la diversidad. ¡Tache! Con todo el respeto a esta multipremiada feminista que habla desde el privilegio.

Te puede interesar: Mi mamá y el sexo | El tabú de la edad

He comenzado a seguirla en redes sociales y estoy esperando que responda a los cuestionamientos que “tantes” le hacemos. Sí, leyó bien. “Tantes” con “e”. No por necedad, sino por convicción.

Mientras escuchaba a Valcárcel, lo que más me sorprendió fueron los comentarios de apoyo. En uno, se lee: “Querida maestra Amelia, me encanta su manera de explicar y de argumentar que no son mujeres trans, son machos o varones que se han operado para adoptar la apariencia femenina. Muchas gracias por sus reflexiones. Acá la admira ésta académica mexicana”. Afirmaciones como ésta cierran la posibilidad de aceptar las diferencias y la diversidad.

Este tipo de posturas no son novedosas. En 2019, en Estados Unidos, hubo un escándalo similar por las declaraciones públicas de Julia Beck, quien se autodenomina lesbiana radical feminista, removida del Comité de Leyes y Políticas de la Comisión LGBT+ de la ciudad de Baltimore por su militancia anti-transgénero, postura que confirmó en una entrevista con la cadena televisiva FOX News.

Beck tiene casi 2 mil 500 seguidores en twitter y en esa entrevista, transmitida por FOX News, el conductor Tucker Carlos también fue criticado por su falta de profesionalismo al insinuar que Julia se animaba a decir en voz alta lo que muchos piensan, incluido él mismo.

Regresando a Amelia Valcárcel. Es posible ver el video de 4 horas, aún disponible en YouTube, donde aparece con otras feministas que, lamentablemente, jamás le ponen un alto.

SEXUALIDAD INTEGRAL, SÍ

Valcárcel descalificó a la sexología, al considerarla una “doctrina” basada en especulaciones psicoanalíticas. “No voy a decir que es una ciencia, porque no lo es. No voy a decir que es un saber porque no creo que lo sea, en modo alguno”, dijo.

Hizo una referencia a John Money, un psicólogo y sexólogo neozelandés que requiere una columna aparte. En los años 60, realizó un estudio sobre un bebé víctima de una mala cirugía de circuncisión que destrozó su pene. Ese bebé, por recomendación de Money, fue reasignado como mujer, sus testículos fueron extirpados, se le creó quirúrgicamente una vulva y le cambiaron el nombre a Brenda.

Es una investigación falta de ética, conocida como “caso John/Joan”, que derivó en el suicidio de ese niño que había sido criado como niña. Amelia Valcárcel cita mal el estudio y eso siempre generará confusión. Incluso dice que fue “un rabino” quien destrozó el pene del bebé, con toda la carga negativa que tiene esa mención hacia el judaísmo.

Money fue el primero en estudiar una de las partes más complejas de la sexualidad humana: la identidad de género. Sus investigaciones estaban encaminadas a entender cómo la genética y la crianza puede influir esa identidad. Saber si te sientes identificado con tu sexo biológico es una parte fundamental para entender a las identidades trans.

Sin embargo, Amelia Valcárcel es radical al respecto: “Sólo hay dos sexos. No hay infinitos sexos. Ni variaciones de un sexo”. Esa postura biologicista que fue constante durante toda su intervención desencadena varias dificultades.

Insistir en que sólo somos vulvas y penes no está bien. ¡Caray! Dividir el mundo en machos y hembras, que como animales sólo vivimos para reproducirnos biológicamente, cancela gran parte del espectro que nos hace seres humanos.

Los educadores sexuales insistimos en que podemos ejercer nuestra “reproductividad” de muchas maneras. En dado caso, las vulvas y los penes son tan variados como los rostros mismos. No hay una sola vulva igual a otra y el tamaño del pene tampoco importa. ¡Sexualidad es mucho más que genitalidad!

Al descalificar a la sexualidad y ni siquiera considerar la importancia de la educación sexual para la sociedad, Amelia Valcárcel le abre la puerta a la violencia sexual. Al afirmar que la sexología no está sustentada en investigación científica (cuando quizá sólo quería criticar al estudio John/Joan de Money) desacredita a la genética y a las neurociencias que, especialmente en la última década, nos han explicado por qué nos enamoramos, cómo influyen las hormonas sexuales en nuestra vida y por qué somos más que un binomio de consonantes XX y XY.

DIVERSIDAD, SÍ

Casi al cierre de su ponencia, Amelia lanzó otra frase demoledora: “El patriarcado es un universal antropológico”. El reduccionismo siempre tiene un tufo desagradable. ¿Qué quiso decir? ¿Ahora estamos buscando el gen patriarcal?

Valcárcel tuvo las agallas de decir que las personas intersexo eran una “anomalía”, pues sólo 1 de cada 400 mil nacimientos presentan esa condición. ¿Así que todo lo que nazca diferente a lo esperado será una “anomalía”? ¿Su comentario implica a todas las formas de diversidad: síndrome de Down, espectro autista, parálisis cerebral, TDAH? Somos más que números, pero en todo caso yo me siento orgullosa de ser parte de la estadística de la diversidad.

En ese mismo foro estuvieron dos feministas mexicanas que son conocidas por su trabajo como legisladoras, Marcela Lagarde y Angélica de la Peña. Sin embargo, ninguna le puso el alto a Amelia. Si las militantes del movimiento feminista no son capaces de defender frases como: “Entramos todos, todas y todes o no entra nadie”, entonces estamos aún lejos de la inclusión.



Divulgadora en Educación Sexual

@mimamayelsekso


Esta es una carta abierta a la filósofa española Amelia Valcárcel por su participación virtual en un foro hospedado por la UNAM para hacer "Aclaraciones Necesarias sobre las categorías Sexo y Género", el pasado 24 de marzo. El mismo título del coloquio evidencia que las ponentes tenían la imperiosa “necesidad” de hacer “aclaraciones”, dirigidas a quienes no comulgamos con las posturas estancadas.

La conferencia ha sido ampliamente criticada. Así que sólo me referiré a Valcárcel, porque sus comentarios, además de descalificar a las identidades transgénero, desacreditaron a la sexología, desautorizaron a la educación sexual integral y anularon la posibilidad de aceptar la diversidad. ¡Tache! Con todo el respeto a esta multipremiada feminista que habla desde el privilegio.

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He comenzado a seguirla en redes sociales y estoy esperando que responda a los cuestionamientos que “tantes” le hacemos. Sí, leyó bien. “Tantes” con “e”. No por necedad, sino por convicción.

Mientras escuchaba a Valcárcel, lo que más me sorprendió fueron los comentarios de apoyo. En uno, se lee: “Querida maestra Amelia, me encanta su manera de explicar y de argumentar que no son mujeres trans, son machos o varones que se han operado para adoptar la apariencia femenina. Muchas gracias por sus reflexiones. Acá la admira ésta académica mexicana”. Afirmaciones como ésta cierran la posibilidad de aceptar las diferencias y la diversidad.

Este tipo de posturas no son novedosas. En 2019, en Estados Unidos, hubo un escándalo similar por las declaraciones públicas de Julia Beck, quien se autodenomina lesbiana radical feminista, removida del Comité de Leyes y Políticas de la Comisión LGBT+ de la ciudad de Baltimore por su militancia anti-transgénero, postura que confirmó en una entrevista con la cadena televisiva FOX News.

Beck tiene casi 2 mil 500 seguidores en twitter y en esa entrevista, transmitida por FOX News, el conductor Tucker Carlos también fue criticado por su falta de profesionalismo al insinuar que Julia se animaba a decir en voz alta lo que muchos piensan, incluido él mismo.

Regresando a Amelia Valcárcel. Es posible ver el video de 4 horas, aún disponible en YouTube, donde aparece con otras feministas que, lamentablemente, jamás le ponen un alto.

SEXUALIDAD INTEGRAL, SÍ

Valcárcel descalificó a la sexología, al considerarla una “doctrina” basada en especulaciones psicoanalíticas. “No voy a decir que es una ciencia, porque no lo es. No voy a decir que es un saber porque no creo que lo sea, en modo alguno”, dijo.

Hizo una referencia a John Money, un psicólogo y sexólogo neozelandés que requiere una columna aparte. En los años 60, realizó un estudio sobre un bebé víctima de una mala cirugía de circuncisión que destrozó su pene. Ese bebé, por recomendación de Money, fue reasignado como mujer, sus testículos fueron extirpados, se le creó quirúrgicamente una vulva y le cambiaron el nombre a Brenda.

Es una investigación falta de ética, conocida como “caso John/Joan”, que derivó en el suicidio de ese niño que había sido criado como niña. Amelia Valcárcel cita mal el estudio y eso siempre generará confusión. Incluso dice que fue “un rabino” quien destrozó el pene del bebé, con toda la carga negativa que tiene esa mención hacia el judaísmo.

Money fue el primero en estudiar una de las partes más complejas de la sexualidad humana: la identidad de género. Sus investigaciones estaban encaminadas a entender cómo la genética y la crianza puede influir esa identidad. Saber si te sientes identificado con tu sexo biológico es una parte fundamental para entender a las identidades trans.

Sin embargo, Amelia Valcárcel es radical al respecto: “Sólo hay dos sexos. No hay infinitos sexos. Ni variaciones de un sexo”. Esa postura biologicista que fue constante durante toda su intervención desencadena varias dificultades.

Insistir en que sólo somos vulvas y penes no está bien. ¡Caray! Dividir el mundo en machos y hembras, que como animales sólo vivimos para reproducirnos biológicamente, cancela gran parte del espectro que nos hace seres humanos.

Los educadores sexuales insistimos en que podemos ejercer nuestra “reproductividad” de muchas maneras. En dado caso, las vulvas y los penes son tan variados como los rostros mismos. No hay una sola vulva igual a otra y el tamaño del pene tampoco importa. ¡Sexualidad es mucho más que genitalidad!

Al descalificar a la sexualidad y ni siquiera considerar la importancia de la educación sexual para la sociedad, Amelia Valcárcel le abre la puerta a la violencia sexual. Al afirmar que la sexología no está sustentada en investigación científica (cuando quizá sólo quería criticar al estudio John/Joan de Money) desacredita a la genética y a las neurociencias que, especialmente en la última década, nos han explicado por qué nos enamoramos, cómo influyen las hormonas sexuales en nuestra vida y por qué somos más que un binomio de consonantes XX y XY.

DIVERSIDAD, SÍ

Casi al cierre de su ponencia, Amelia lanzó otra frase demoledora: “El patriarcado es un universal antropológico”. El reduccionismo siempre tiene un tufo desagradable. ¿Qué quiso decir? ¿Ahora estamos buscando el gen patriarcal?

Valcárcel tuvo las agallas de decir que las personas intersexo eran una “anomalía”, pues sólo 1 de cada 400 mil nacimientos presentan esa condición. ¿Así que todo lo que nazca diferente a lo esperado será una “anomalía”? ¿Su comentario implica a todas las formas de diversidad: síndrome de Down, espectro autista, parálisis cerebral, TDAH? Somos más que números, pero en todo caso yo me siento orgullosa de ser parte de la estadística de la diversidad.

En ese mismo foro estuvieron dos feministas mexicanas que son conocidas por su trabajo como legisladoras, Marcela Lagarde y Angélica de la Peña. Sin embargo, ninguna le puso el alto a Amelia. Si las militantes del movimiento feminista no son capaces de defender frases como: “Entramos todos, todas y todes o no entra nadie”, entonces estamos aún lejos de la inclusión.



Divulgadora en Educación Sexual

@mimamayelsekso


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