El pasado 1 de agosto de 2022 entró en vigor una directiva al interior del Ejército y Fuerza Aérea cuya finalidad es desactivar una de las crisis más agudas que viven las fuerzas armadas del país. La medida busca disminuir las solicitudes de retiro de militares experimentados, cuyos rangos oscilan entre capitán, mayor y teniente coronel, quienes al cumplir 20 años obligatorios de servicio que es el requisito para solicitar su retiro, deciden dejar el Ejército.
Este segmento de oficiales, en su mayoría, tienen a cargo tropas desplegadas en operaciones, son los que más han tenido sobrecarga de trabajo en lo que va del sexenio debido a la multitud de tareas que se les han asignado. Muchos se encuentran fuera de sus bases por tiempo indeterminado, buena parte participan en una de los siete despliegues operativos que se llevan a cabo en distintas regiones en todo el país desde que inició el actual gobierno.
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La crisis al interior de las fuerzas armadas podría decirse que comienza a partir de que gran parte de las tropas no están a gusto con su papel de policías. La difusión en redes sociales de imágenes con humillaciones y agresiones a manos de civiles armados, que han tenido que tolerar este sexenio como “traducción” en el terreno del discurso de “abrazos no balazos”, ha terminado por desmoralizar a distintos escalafones rompiendo el espíritu de cuerpo, poniendo en entredicho la lealtad, sacrificio y cuestionando qué es eso de “amor a la patria” cuando la orden es someterse a las vejaciones.
En cualquier ejército del mundo la derrota no comienza por el uso de las armas, sino quebrando la moral de las tropas. ¿Qué tan rota estará hoy día la moral de las fuerzas armadas en México que por primera vez asoman medidas emergentes?
La disposición que entró en vigor hace unas semanas cita al presidente de la república y comandante supremo de las fuerzas armadas Andrés Manuel López Obrador, quien autorizó gestionar bonificaciones “que permitan mejorar la calidad de vida del personal militar y sus derechohabientes”. La finalidad es otorgar el beneficio de tiempo doble de servicio al personal militar desplegado en operaciones, debido a que son quienes “sufren un mayor desgaste físico y mental por el riesgo constante que implican sus actividades”.
La directiva para registrar como doble el tiempo de servicios en labores operativas, fija como propósito establecer los lineamientos y conceptos para el otorgamiento de este beneficio en reconocimiento a la “abnegación y profesionalismo, al poner en riesgo su integridad física e inclusive su propia vida a fin de elevar la moral y la calidad de vida” una vez que decidan retirarse del servicio activo.
Otorgar tiempo doble a quienes están en operaciones fuera de su base, busca “incentivar la permanencia en el (servicio) activo del personal militar, aprovechar su experiencia y conocimientos para la consolidación y continuación de los proyectos prioritarios del país”, se lee en el documento cuya copia obtuvo la Organización Editorial Mexicana (OEM).
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El texto reconoce de manera tácita que hay un déficit de mandos medios, un problema en ese segmento de la población castrense que ronda los 20 años de servicio. Por ello buscan que incremente sus ingresos económicos de forma proporcional al tiempo que se abone para que se motiven a continuar en filas, la finalidad es que al paso del tiempo crezca la cantidad que puedan recibir el día que decidan retirarse de la milicia.
La medida tiene un carácter “inclusivo ya que beneficia a la totalidad de generales, jefes, oficiales y tropa del Ejército, Fuerza Aérea y Guardia Nacional, tanto de arma como de servicio, que despliegan, ya sea en apoyo a otros mandos territoriales o dentro de la jurisdicción, contabilizando el periodo de operaciones cuando pernoctan fuera” de su base a partir de que salgan de su unidad y hasta el día de su reincorporación. También se tomará en cuenta cuando participen en despliegues ordenados por la Sección Tercera (el área de operaciones conocida como S-3) del Estado Mayor de la Defensa Nacional.
Guardia Nacional a costa de las Fuerzas Armadas
Son distintas las voces de militares de diferente rango que en privado y de manera confidencial, han reconocido que la decisión presidencial de crear la Guardia Nacional ha debilitado al Ejército mexicano.
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Cuando en marzo del 2019 se creó la GN como parte de la estrategia del gobierno federal para hacer frente a la inseguridad y violencia instalada desde hace más de una década en gran parte del país, se dijo que dependería de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana porque su perfil sería policial y civil. El esqueleto administrativo y operativo de la antigua Policía Federal sirvió de base para recibir a los mandos y a las unidades de Policía Militar que fueron transferidos a la nueva corporación por orden presidencial para que militares y marinos fueran la columna medular de la institución.
En diciembre del 2020 la Guardia Nacional, que en la práctica depende de la Sedena, tenía poco más de 100 mil efectivos de los cuales 24 mil eran civiles de la Policía Federal, 59 mil 548 de la Secretaría de la Defensa Nacional y 16 mil 513 de la Secretaría de Marina.
De acuerdo con la doctrina militar consultada entre oficiales en servicio activo, la fortaleza o debilidad de los ejércitos se mide según la cantidad y calidad de sus recursos humanos y materiales que disponen. En lo que toca a recursos humanos, para conformar la GN el Ejército traspasó de sus filas 60 mil elementos. Esta disminución de sus efectivos fue significativa ya que mermó su capacidad operativa para llevar a cabo las misiones que la Ley Orgánica del Ejército y Fuerza Aérea les confiere como son defender la integridad, la independencia y la soberanía de la nación, garantizar la seguridad interior y auxiliar a la población civil en casos de desastre, entre otras.
Una característica poco difundida del Ejército y Fuerza Aérea este sexenio es que no existen adquisiciones de materiales y equipo para actualizar los sistemas de defensa del país. El gasto en recursos materiales es mínimo según los registros que aparecen en la página web de la Sedena, donde la última adquisición fue un avión T-6C+ comprado por ocho millones 940 mil dólares en 2018. Tampoco hay compra de helicópteros desde 2017. La adquisición de armamento es mínima comparado con otros sexenios, y en lo que va de 2022 no se han hecho adquisiciones de ningún tipo.
De manera cuantitativa se observa que con la creación de la Guardia Nacional se disminuyó el número de efectivos del Ejército y Fuerza Aérea. También con el incremento de tareas a los militares, el número de bajas por deserciones y por rescisión de contrato aumentó, de acuerdo a registros públicos. Esto ha contribuido al decrecimiento del número de efectivos con que cuenta el Ejército en la actualidad.
Hay una constante en la administración de López Obrador donde las políticas en seguridad han debilitado al Ejército con la creación de la Guardia Nacional y las multitareas que se les han asignado. Militares consultados concluyen que esta situación no favorece a la seguridad nacional del país.