/ domingo 9 de diciembre de 2018

¿Cómo dijo?         

La quiero a la de ya


Usted conoce a los adverbios, por supuesto. Sin esas palabrillas invariables que tienen la chamba de modificar el significado de un verbo —por eso se llaman así— pero que también pueden modificar el de un adjetivo o el de otro adverbio.

Bueno, ya lo sabe usted. “Ya” —la palabra—puede indicar varias cosas y se puede usar para hacer una serie de frases que suponen acciones o situaciones diversas. Por ejemplo: si decimos de alguien que ya anda arrastrando la cobija, la misma expresión indica que nos estamos refiriendo a una persona que estaba en una buena situación pero que le ha ido muy mal y ya anda “con la madre en rastra”, es decir, en pésimas condiciones.

Cuando aparece la verdadera razón de un problema es muy probable que alguien diga: “Ya apareció el peine” aunque el asunto no tenga nada que ver con una peinadora o con un estilista, o sea lo que antes eran los peluqueros.

“Ya me llenaste el buche de piedritas” no quiere decir en forma literal que tengo la boca llena de piedras, empezando porque el buche es una bolsa membranosa que sólo las aves tienen y lo usan para reblandecer los alimentos; por eso, cuando el buche se les llena de piedritas, el ave no las puede reblandecer por más esfuerzos que haga. La expresión se usa para decir “ya me hartaste” o “ya me tienes hasta el copete” o alguna otra expresión similar.

“Ya me está llegando la lumbre a los aparejos” exclama un sujeto que está en graves apuros y que sabe que está a punto de empezar a sufrir las consecuencias. Los aparejos son arreos —una guarnición pues, pero no la de la comida—que forman parte de la silla de montar y que sirven para subirse o bajarse del caballo. Una frase similar dice: “ya me da el cuarto para las doce” o “ya me dan las doce” o simplemente “ya me anda”, expresiones que se usan con el mismo significado que la de los aparejos.

Si a un amigo no muy amigo se lo encuentra a usted varias veces en un plazo corto, probablemente le diga “ya te encuentro hasta en la sopa” y el que siente que no se le quiere bien en un lugar determinado, acepta el rechazo quizás diciendo: “ya me voy con la música a otra parte”.

Cuando el tipo regresa al terruño con sus seres queridos y con sus amigos, a lo mejor va a decir cantando: “ya llegó el que andaba ausente” o bien “ya llegó por quien lloraban” y si alguien presume demasiado de tener muchas riquezas y quiere humillar a los que le rodean, seguramente alguien le dirá: “ya no te acuerdas, chilindrina de cuando eras chimisclán” lo que se entiende mejor cuando uno sabe que la chilindrina es un panecillo insignificante y el chimisclán es también una pieza de panadería pero de más ricura y mayor categoría.

Y “ya” con esta me despido, compartiéndole expresiones como la del que dice: “Ya no la quiero con trenzas nomás con que no sea calva” que tiene el mismo significado que: “Ya no quiero queso sino salir de la ratonera”. Y aunque sé que quedan muchas expresiones por el estilo que incluyen el adverbio “ya”, pues ya me voy a tener qué retirar y lo hago recordando la tradicional tonada: “Ya murió la cucaracha, ya la llevan a enterrar entre cuatro zopilotes y un ratón de sacristán…”


Consultorio Verbal comodijo2@hotmail.com Twitter: @comodijo

PREGUNTA DEL PÚBLICO: Héctor Guajardo pregunta: ¿Cuál es la diferencia entre lenguaje, idioma y lengua?


RESPUESTA: El lenguaje es un conjunto de sonidos articulados con los que el hombre expresa lo que piensa o siente. El idioma es un código mediante el cual se comunica un determinado pueblo, raza o grupo social y que puede ser común a varios. La lengua en este caso es lo mismo que idioma.


AHORA PREGUNTO: La palabra caguama es un vocablo de origen caribe. Originalmente ¿Qué es una caguama?


a. Una guacamaya

b. Una tribu

c. Una botella

d. Una tortuga


RESPUESTA: d. La caguama es una tortuga marina de gran tamaño. Esa no se toma, por cierto.


Me retiro con esta reveladora frase: Cuando odias a una persona, odias algo de ella que forma parte de ti mismo. ¿Cómo dijo? Hasta la próxima.






La quiero a la de ya


Usted conoce a los adverbios, por supuesto. Sin esas palabrillas invariables que tienen la chamba de modificar el significado de un verbo —por eso se llaman así— pero que también pueden modificar el de un adjetivo o el de otro adverbio.

Bueno, ya lo sabe usted. “Ya” —la palabra—puede indicar varias cosas y se puede usar para hacer una serie de frases que suponen acciones o situaciones diversas. Por ejemplo: si decimos de alguien que ya anda arrastrando la cobija, la misma expresión indica que nos estamos refiriendo a una persona que estaba en una buena situación pero que le ha ido muy mal y ya anda “con la madre en rastra”, es decir, en pésimas condiciones.

Cuando aparece la verdadera razón de un problema es muy probable que alguien diga: “Ya apareció el peine” aunque el asunto no tenga nada que ver con una peinadora o con un estilista, o sea lo que antes eran los peluqueros.

“Ya me llenaste el buche de piedritas” no quiere decir en forma literal que tengo la boca llena de piedras, empezando porque el buche es una bolsa membranosa que sólo las aves tienen y lo usan para reblandecer los alimentos; por eso, cuando el buche se les llena de piedritas, el ave no las puede reblandecer por más esfuerzos que haga. La expresión se usa para decir “ya me hartaste” o “ya me tienes hasta el copete” o alguna otra expresión similar.

“Ya me está llegando la lumbre a los aparejos” exclama un sujeto que está en graves apuros y que sabe que está a punto de empezar a sufrir las consecuencias. Los aparejos son arreos —una guarnición pues, pero no la de la comida—que forman parte de la silla de montar y que sirven para subirse o bajarse del caballo. Una frase similar dice: “ya me da el cuarto para las doce” o “ya me dan las doce” o simplemente “ya me anda”, expresiones que se usan con el mismo significado que la de los aparejos.

Si a un amigo no muy amigo se lo encuentra a usted varias veces en un plazo corto, probablemente le diga “ya te encuentro hasta en la sopa” y el que siente que no se le quiere bien en un lugar determinado, acepta el rechazo quizás diciendo: “ya me voy con la música a otra parte”.

Cuando el tipo regresa al terruño con sus seres queridos y con sus amigos, a lo mejor va a decir cantando: “ya llegó el que andaba ausente” o bien “ya llegó por quien lloraban” y si alguien presume demasiado de tener muchas riquezas y quiere humillar a los que le rodean, seguramente alguien le dirá: “ya no te acuerdas, chilindrina de cuando eras chimisclán” lo que se entiende mejor cuando uno sabe que la chilindrina es un panecillo insignificante y el chimisclán es también una pieza de panadería pero de más ricura y mayor categoría.

Y “ya” con esta me despido, compartiéndole expresiones como la del que dice: “Ya no la quiero con trenzas nomás con que no sea calva” que tiene el mismo significado que: “Ya no quiero queso sino salir de la ratonera”. Y aunque sé que quedan muchas expresiones por el estilo que incluyen el adverbio “ya”, pues ya me voy a tener qué retirar y lo hago recordando la tradicional tonada: “Ya murió la cucaracha, ya la llevan a enterrar entre cuatro zopilotes y un ratón de sacristán…”


Consultorio Verbal comodijo2@hotmail.com Twitter: @comodijo

PREGUNTA DEL PÚBLICO: Héctor Guajardo pregunta: ¿Cuál es la diferencia entre lenguaje, idioma y lengua?


RESPUESTA: El lenguaje es un conjunto de sonidos articulados con los que el hombre expresa lo que piensa o siente. El idioma es un código mediante el cual se comunica un determinado pueblo, raza o grupo social y que puede ser común a varios. La lengua en este caso es lo mismo que idioma.


AHORA PREGUNTO: La palabra caguama es un vocablo de origen caribe. Originalmente ¿Qué es una caguama?


a. Una guacamaya

b. Una tribu

c. Una botella

d. Una tortuga


RESPUESTA: d. La caguama es una tortuga marina de gran tamaño. Esa no se toma, por cierto.


Me retiro con esta reveladora frase: Cuando odias a una persona, odias algo de ella que forma parte de ti mismo. ¿Cómo dijo? Hasta la próxima.






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