/ lunes 22 de enero de 2018

Cuentas claras

En solo un año de gobierno, el presidente Donald Trump ha colocado a Estados Unidos en una situación complicada, no únicamente en el terreno de las relaciones internacionales, sino dentro de su propio país. La polarización ha llegado a tal grado que causó el cierre parcial del gobierno en la madrugada del sábado, justo un año después de que fuera investido como presidente.

La incapacidad de llegar a acuerdos en el Congreso, entre demócratas y republicanos, hizo que el gobierno se paralizara de manera parcial e indefinida y, por lo tanto, los empleados federales dejan de ir a trabajar o lo hacen sin recibir sueldo hasta que se apruebe el presupuesto.

El tema central que tiene atorada la aprobación del presupuesto es la inmigración. Después de que Donald Trump canceló en septiembre pasado el programa DACA que protegía a los inmigrantes jóvenes indocumentados -los 700 mil “dreamers” que están en la incertidumbre, con el temor de ser deportados a partir del 5 de marzo-, el enfrentamiento entre demócratas y republicanos se agudizó.

Sin duda, hay una severa crisis política en Estados Unidos. Los congresistas demócratas exigen que cualquier legislación de gastos a corto plazo incluya protecciones para los “dreamers”, mientras que los republicanos dicen que no negociarán sobre inmigración hasta que los demócratas ayuden con su voto a poner fin a la paralización del gobierno.

Obviamente, el presidente Trump culpa a los legisladores demócratas por la paralización del gobierno federal y dice que están mucho más preocupados por los inmigrantes ilegales que por el ejército o la seguridad de la peligrosa frontera sur, porque lo que quieren es que los inmigrantes ilegales entren en masa a Estados Unidos.

Trump escribió, en su cuenta de twitter, que se necesita el muro “por la seguridad y bienestar de nuestro país, para ayudar a detener el ingreso masivo de drogas desde México, ahora clasificado como el país más peligroso del mundo” y reiteró que México pagará por el muro directa o indirectamente.

La respuesta de la Secretaría de Relaciones Exteriores fue inmediata: México no pagará el muro, de ninguna manera y bajo ninguna circunstancia; de acuerdo con el último reporte de la ONU, México está lejos de ser uno de los países más violentos; y en el tema de las drogas es un problema compartido que sólo terminará si se tratan sus causas de raíz: la alta demanda de drogas en Estados Unidos y la oferta desde México y otros países.

Y todo esto se enmarca en la sexta ronda de negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que ya inició en Canadá y donde ronda el fantasma del retiro de Estados Unidos de las negociaciones si no avanzan las propuestas de Trump para reequilibrar el comercio.

mail: caro.navarrete@yahoo.com.mx

En solo un año de gobierno, el presidente Donald Trump ha colocado a Estados Unidos en una situación complicada, no únicamente en el terreno de las relaciones internacionales, sino dentro de su propio país. La polarización ha llegado a tal grado que causó el cierre parcial del gobierno en la madrugada del sábado, justo un año después de que fuera investido como presidente.

La incapacidad de llegar a acuerdos en el Congreso, entre demócratas y republicanos, hizo que el gobierno se paralizara de manera parcial e indefinida y, por lo tanto, los empleados federales dejan de ir a trabajar o lo hacen sin recibir sueldo hasta que se apruebe el presupuesto.

El tema central que tiene atorada la aprobación del presupuesto es la inmigración. Después de que Donald Trump canceló en septiembre pasado el programa DACA que protegía a los inmigrantes jóvenes indocumentados -los 700 mil “dreamers” que están en la incertidumbre, con el temor de ser deportados a partir del 5 de marzo-, el enfrentamiento entre demócratas y republicanos se agudizó.

Sin duda, hay una severa crisis política en Estados Unidos. Los congresistas demócratas exigen que cualquier legislación de gastos a corto plazo incluya protecciones para los “dreamers”, mientras que los republicanos dicen que no negociarán sobre inmigración hasta que los demócratas ayuden con su voto a poner fin a la paralización del gobierno.

Obviamente, el presidente Trump culpa a los legisladores demócratas por la paralización del gobierno federal y dice que están mucho más preocupados por los inmigrantes ilegales que por el ejército o la seguridad de la peligrosa frontera sur, porque lo que quieren es que los inmigrantes ilegales entren en masa a Estados Unidos.

Trump escribió, en su cuenta de twitter, que se necesita el muro “por la seguridad y bienestar de nuestro país, para ayudar a detener el ingreso masivo de drogas desde México, ahora clasificado como el país más peligroso del mundo” y reiteró que México pagará por el muro directa o indirectamente.

La respuesta de la Secretaría de Relaciones Exteriores fue inmediata: México no pagará el muro, de ninguna manera y bajo ninguna circunstancia; de acuerdo con el último reporte de la ONU, México está lejos de ser uno de los países más violentos; y en el tema de las drogas es un problema compartido que sólo terminará si se tratan sus causas de raíz: la alta demanda de drogas en Estados Unidos y la oferta desde México y otros países.

Y todo esto se enmarca en la sexta ronda de negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que ya inició en Canadá y donde ronda el fantasma del retiro de Estados Unidos de las negociaciones si no avanzan las propuestas de Trump para reequilibrar el comercio.

mail: caro.navarrete@yahoo.com.mx