/ lunes 26 de noviembre de 2018

De qué se quejan, dice Olga Sánchez

Cuando se gana una elección con tanto revanchismo, lo que menos prevalece es humildad y mesura. Por eso parecería una pérdida de tiempo esperar que por sí mismos, los partidarios de Morena sean menos prepotentes, en los hechos se comprueba todos los días que esa es la línea.

La mesura es una virtud invaluable en el ejercicio de la correcta política para obtener mejores condiciones de articular con quienes perdieron la elección, los cambios que se pretenden para concretar una buena gobernanza; quien ganó, debería pensar que no le conviene transitar con reclamos desde una sociedad dividida. De los 89 millones 332 mil electoras y electores, López Obrador obtuvo 30 millones de votos y ya hay un deficit de simpatizantes derivado del desgaste de decisiones como clausurar la construcción del NAIM en Texcoco que al 30 de noviembre alcanzará casi 40% de su construcción, y todos los días nos sorprende con algo.

Es irritante su política de consultas sin contexto constitucional; sin los controles de formalidad técnica y vigilancia ciudadana aleatoria para garantizar certidumbre en los resultados, certeza que ha costado muchas luchas para avanzar en la democracia y en la creación del INE. Y para colmo también una justicia a modo, perdón a maleantes y corruptos a modo.

Hoy se escuchan amenazas de juicios contra gobernadores de oposición si no se avienen a la imposición de delegados estatales con poderes meta constitucionales volviendo a la época de Santa Anna.

Uno de los puntos más débiles del próximo gobierno de López Obrador es su plan de seguridad porque en mucho sus votos derivaron del fracaso de la fórmula emprendida por Calderón y reafirmada por Peña en materia de seguridad con militares al frente. Ese fracaso es resultado de no atender lo que establece el art 21 de la CPEUM: policías civiles, es decir no militarizadas, profesionales, permanentemente formadas, bien pagadas y suficientes; y desde un enfoque progresista con controles internos y externos para asegurar que cumplan con su función.

No para controlarlas porque son corruptas, sino para que cumplan con su función, sin prejuicios. Este enfoque es fundamental para emprender con eficacia y eficiencia cualquier proyecto.

Pero si se piensa que la mitad de las corporaciones son corruptas -dicho sin pruebas- pues ya estamos empezando mal, precisamente con prejuicios. Como también prejuiciosamente se señala que las entidades federativas y municipios son incapaces para estructurar las corporaciones que se requieren. Si se quiere realmente atender el problema de inseguridad aplíquese las propuestas de las ONGs. de "Seguridad sin Guerra". En los países donde se tiene una guardia militarizada -como Honduras- no hay avances para atender la inseguridad, sino todo lo contrario: los militares entran a un estadio de deterioro y violaciones a los derechos humanos por el uso excesivo de la fuerza pública que les caracteriza porque están formados enfrentar al enemigo.

Finalmente porqué nos quejamos? Porque se critica a los municipios y no se les da recursos para contar con la Policía que necesitan, porque sólo se puntea que la delincuencia tiene también como origen la desigualdad social y en ningún discurso del próximo gobierno se mencionan los Objetivos de Desarrollo Sostenible; solo las dádivas electoreras que siguen reproduciendo más de lo mismo. Cuál cambio?

Cuando se gana una elección con tanto revanchismo, lo que menos prevalece es humildad y mesura. Por eso parecería una pérdida de tiempo esperar que por sí mismos, los partidarios de Morena sean menos prepotentes, en los hechos se comprueba todos los días que esa es la línea.

La mesura es una virtud invaluable en el ejercicio de la correcta política para obtener mejores condiciones de articular con quienes perdieron la elección, los cambios que se pretenden para concretar una buena gobernanza; quien ganó, debería pensar que no le conviene transitar con reclamos desde una sociedad dividida. De los 89 millones 332 mil electoras y electores, López Obrador obtuvo 30 millones de votos y ya hay un deficit de simpatizantes derivado del desgaste de decisiones como clausurar la construcción del NAIM en Texcoco que al 30 de noviembre alcanzará casi 40% de su construcción, y todos los días nos sorprende con algo.

Es irritante su política de consultas sin contexto constitucional; sin los controles de formalidad técnica y vigilancia ciudadana aleatoria para garantizar certidumbre en los resultados, certeza que ha costado muchas luchas para avanzar en la democracia y en la creación del INE. Y para colmo también una justicia a modo, perdón a maleantes y corruptos a modo.

Hoy se escuchan amenazas de juicios contra gobernadores de oposición si no se avienen a la imposición de delegados estatales con poderes meta constitucionales volviendo a la época de Santa Anna.

Uno de los puntos más débiles del próximo gobierno de López Obrador es su plan de seguridad porque en mucho sus votos derivaron del fracaso de la fórmula emprendida por Calderón y reafirmada por Peña en materia de seguridad con militares al frente. Ese fracaso es resultado de no atender lo que establece el art 21 de la CPEUM: policías civiles, es decir no militarizadas, profesionales, permanentemente formadas, bien pagadas y suficientes; y desde un enfoque progresista con controles internos y externos para asegurar que cumplan con su función.

No para controlarlas porque son corruptas, sino para que cumplan con su función, sin prejuicios. Este enfoque es fundamental para emprender con eficacia y eficiencia cualquier proyecto.

Pero si se piensa que la mitad de las corporaciones son corruptas -dicho sin pruebas- pues ya estamos empezando mal, precisamente con prejuicios. Como también prejuiciosamente se señala que las entidades federativas y municipios son incapaces para estructurar las corporaciones que se requieren. Si se quiere realmente atender el problema de inseguridad aplíquese las propuestas de las ONGs. de "Seguridad sin Guerra". En los países donde se tiene una guardia militarizada -como Honduras- no hay avances para atender la inseguridad, sino todo lo contrario: los militares entran a un estadio de deterioro y violaciones a los derechos humanos por el uso excesivo de la fuerza pública que les caracteriza porque están formados enfrentar al enemigo.

Finalmente porqué nos quejamos? Porque se critica a los municipios y no se les da recursos para contar con la Policía que necesitan, porque sólo se puntea que la delincuencia tiene también como origen la desigualdad social y en ningún discurso del próximo gobierno se mencionan los Objetivos de Desarrollo Sostenible; solo las dádivas electoreras que siguen reproduciendo más de lo mismo. Cuál cambio?