“Descubres cuáles son tus verdaderos amigos cuando estás involucrado en un escándalo.” Liz Taylor.
Para nadie es secreto ni motivo de sorpresa la actitud del ex director de Pemex en tiempos de Enrique Peña Nieto, Emilio Lozoya cuya actitud ha provocado escándalos fuera y dentro de México, en afán de salvar su libertad, conseguir inmunidad y/o rebaja de penas ante las acusaciones de lavado de dinero, delincuencia organizada y cohecho en el caso Odebrecht: a días de su orquestada llegada a territorio nacional, ha comenzado a derribar el aparato político que antes lo cobijó –y lo enriqueció-, al denunciar escándalos de corrupción mayúsculos.
A decir del Fiscal General de la República, Alejandro Hertz Manero, sus denuncias han alcanzado dos expresidentes, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, además del exsecretario de Hacienda y Asesor, Luis Videgaray, exlegisladores y empresarios involucrados en la práctica de mecanismos fraudulentos para financiar campañas políticas y actividades ilícitas, pues.
Sabemos que en México desafortunadamente no se tiene respeto por la ley, hemos de aceptar que tradicional y culturalmente, no estamos acostumbrados a cumplir con las normas, y si, por el contrario, habitualmente se busca darles la vuelta; es por ello que para los mexicanos, la imagen de la justicia no es el resultado de lo que debe ser, más bien se adapta –lo adaptamos-, a nuestra percepción o preferencia: si la conclusión de un caso según el Juez se adapta a nuestro parecer, ella es justa; si es diferente, no hay justicia…
Muchos de nosotros llegamos a pensar –desear y conforme a las palabras de López Obrador en torno a la corrupción, creer-, que en esta ocasión un alto funcionario acusado por varios esquemas de corrupción, podría recibir un juicio apegado a la ley; pues todo parece indicar que una vez más, esto no será…
Los hechos señalan que, ante la falta de silencio y el ruido con que se maneja la información, ensuciarán como siempre el buen curso del proceso, comenzando por el alarde que al respecto realiza cotidianamente el Presidente Andrés López.
He aquí el detalle: ¿cuál es el alcance de los dichos de Lozoya?, ¿los usará el Presidente como espectáculo y lo apagará en tribunales –tal como lo han hecho administraciones anteriores- para continuar con instancias empresariales cómplices fomentando un grave daño a nuestra de por sí mermada democracia?
Como testigo protegido Lozoya cumple su cometido para hablar de los señalamientos que por delitos similares se le imputan a él, a Enrique Peña Nieto y a Luis Videgaray, quienes “lo habrían obligado a pecar” …
En su acostumbrado protagonismo y aprovechando el escándalo –que por cierto ha dado oportunidad de desviar un poco el tema de la pandemia-, López Obrador solicita las declaraciones de Felipe Calderón y Enrique Peña, asegurando su imposibilidad para detener el proceso, y ya entrado en el tema muy a su estilo, lejos de la justicia y sin importar las denuncias y pruebas de Lozoya para investigarlos en tribunales, propone una consulta popular para enjuiciar a Calderón y a Peña Nieto… ¿Entonces de qué vale la voz del “testigo protegido”?
Por su parte, la Fiscalía General de la República valora las pruebas para abrir una carpeta contra los señalados, pero, además, dice contar con cuatro testigos, recibos y un video; aunque hay acusaciones por diferente tipo de delitos, a manera de ejemplo señalemos que, los cargos por los electorales, prescribieron para la acción penal contra las autoridades del PRI en 2014 y las denuncias que llegó a presentar el PRD en 2017 ante la Fepade, cuando directivos de Odebrecht revelaron el financiamiento a la campaña de Peña Nieto, fueron sobreseídas el año pasado por sendas reformas que modificaron el catálogo de penas; sin embargo, los cargos como cohecho, lavado de dinero y asociación delictuosa no se extinguen por el paso del tiempo.
Decíamos que difícilmente el proceso culminará –como muchos lo deseamos y López Obrador ha alardeado-, en una lección ejemplar para abatir la corrupción; se tratará más bien de exhibirla conducta de algunos de los actores políticos del pasado con el fin de exhibirlos ante la sociedad -como en su momento Carlos Salinas de Gortari, Vicente Fox y muchos más-, lo cual redundará en beneficio de Andrés Manuel López Obrador, ante sus promesas y dichos respecto a la abolición de la corrupción.
Esperemos que efectivamente las pruebas con que se cuenta sean contundentes, será la única manera de que las cosas terminen diferente y no quede en un escándalo más…
gamogui@hotmail.com
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