/ domingo 5 de agosto de 2018

El milagro de Durango!!!

Así se conoce en el mundo lo sucedido con el vuelo 2431 de Aeroméxico que viajaría de Durango a la CDMX el pasado martes 31 de julio, cuando no alcanzó a despegar ni logró altura –dado que se encontraba en la trayectoria de despegue inicial-, salió de la pista, el avión sufrió algún percance -cuyas causas son las que tienen que determinar-, y se desplazó por terreno irregular lo que provocó el daño en el fuselaje, parece ser lo que pasó a decir del director de Aeronáutica Civil de la SCT, Luis Gerardo Fonseca Guzmán.

Hemos de reconocer ante todo los protocolos seguidos por los heroicos integrantes tripulación –el Capitán Carlos Galván Meyran, el copiloto Daniel Dardón Chávez y las sobrecargos Santha Hernández Huerta y Brenda Zavala Gómez-, así como la disposición, orden y valentía de los pasajeros, quienes con determinación procedieron a la evacuación en los términos que el personal señaló, de manera que se logró la desocupación de la aeronave instantes antes de que ésta se incendiara, salvando así un centenar de vidas. Pero además, loable igualmente fue la pronta intervención de los cuerpos de rescate del aeropuerto de Durango y del personal de Protección Civil del estado, de la Secretaría de la Defensa Nacional, Policía federal: todos los protocolos de seguridad funcionaron como debía ser.

Sabemos que el equipo de investigación integrado y que se encuentra en el lugar, ha tomado en consideración el viento como uno de los factores más importantes –el más trascendente quizá-, dentro de las líneas de investigación. Se ha dicho que los pasajeros abordaron el avión todavía sin lluvia, pero al poco tiempo se desató una tormenta de granizo acompañada de fuertes vientos: "hay muchos cabos sueltos; además del clima, también podrían haber factores técnicos a considerar", explica Guillermo Galván, el director editorial de Transponder 1200.

A decir de expertos en materia de aviación, las condiciones climáticas “no eran las más correctas, sin embargo se encontraban dentro de los límites, sí era factible volar en ese tipo de avión, pero… a la naturaleza no le podemos nosotros ganar nunca”: Un primer estudio, indica que el viento empujó al avión al suelo justo al momento del despegue provocando que la aeronave se elevara, pero ya sin motores. El director general de Aeronáutica Civil, Luis Gerardo Fonseca, advirtió que la labor de peritaje de las cajas negras y grabadoras de la nave "puede llevar meses, dependiendo de la complejidad".

Según los sobrevivientes del percance, “desde el interior, el ruido del despegue y el desprendimiento de los motores fue ensordecedor, posteriormente vinieron unos segundos de silencio antes del descenso: cuando llegamos a despegar, se escuchó un ruido como un trueno y después se observó fuego en las alas, comenzó a bajar y cayó”, relató Rubí Rodríguez.

Entonces, los pasajeros se preparaban para lo peor: “Piensas muchas cosas, que ya no vas a ver a tu familia”, dijo María Guadalupe Herrera. Por su parte, Ramin Hassan, pasajero extranjero, relató “Cuando tocamos el suelo inició el fuego, el motor explotó y salimos de los rieles. En unos momentos la gente comenzó a gritar”. Lorenzo Núñez, recordó: “Con el impacto que cayó botaron las puertas, no hubo quien las abriera, el impacto se abrieron las puertas y todos empezamos a salir como pudimos”…

Posteriormente al impacto, sobrevino el fuego y un humo que asfixiaba: la tripulación y los pasajeros fungieron como los primeros rescatistas y auxiliaron a los lesionados para que pudieran salir de la aeronave antes de una segunda explosión cuando el avión ya estaba vacío.

Carlos Galván es el piloto- capitán que tuvo la responsabilidad y pericia para controlar la aeronave sin motores, fue

el más lesionado, con severas lesiones en la columna vertebral que lo llevaron a una cirugía; no obstante, su vida al parecer no corre riesgo.

Momentos después del evento, Aeroméxico lamentó profundamente el accidente. "Estamos enfocándonos en atender esta situación y haremos lo que sea necesario para auxiliar a las familias de nuestros clientes", aseguró la aerolínea.

Lo cierto es que el accidente de Durango es el mayor en la aviación comercial en México desde 2008, cuando murieron 16 personas en el accidente de un avión Learjet 45 al arribar a la Ciudad de México, entre las que se encontraba el secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño.

Hace apenas una semana hablábamos del afán de Andrés Manuel López Obrador por poner a la venta el avión presidencial “que no tiene ni Obama…” Entonces decíamos que se trataba de un tema de carácter político: Tras el suceso de hace unos días, el tema debe atenderse en serio puesto que no se trata gastar menos en afán de imponer un mensaje de austeridad: se trata de un asunto en el que está en juego la seguridad de la Nación, y con ello la estabilidad del país.

El milagro de Durango: No queda más que dar Gracias a Dios porque todo quedó en un buen susto; respetar, nunca retar a la naturaleza, reconocer y agradecer igualmente la pericia del Capitán Carlos Galván, el respeto a los protocolos por parte de la tripulación, la voluntad y el aprecio a la vida de los 103 sobrevivientes… Amén!!!

gamogui@hotmail.com


Así se conoce en el mundo lo sucedido con el vuelo 2431 de Aeroméxico que viajaría de Durango a la CDMX el pasado martes 31 de julio, cuando no alcanzó a despegar ni logró altura –dado que se encontraba en la trayectoria de despegue inicial-, salió de la pista, el avión sufrió algún percance -cuyas causas son las que tienen que determinar-, y se desplazó por terreno irregular lo que provocó el daño en el fuselaje, parece ser lo que pasó a decir del director de Aeronáutica Civil de la SCT, Luis Gerardo Fonseca Guzmán.

Hemos de reconocer ante todo los protocolos seguidos por los heroicos integrantes tripulación –el Capitán Carlos Galván Meyran, el copiloto Daniel Dardón Chávez y las sobrecargos Santha Hernández Huerta y Brenda Zavala Gómez-, así como la disposición, orden y valentía de los pasajeros, quienes con determinación procedieron a la evacuación en los términos que el personal señaló, de manera que se logró la desocupación de la aeronave instantes antes de que ésta se incendiara, salvando así un centenar de vidas. Pero además, loable igualmente fue la pronta intervención de los cuerpos de rescate del aeropuerto de Durango y del personal de Protección Civil del estado, de la Secretaría de la Defensa Nacional, Policía federal: todos los protocolos de seguridad funcionaron como debía ser.

Sabemos que el equipo de investigación integrado y que se encuentra en el lugar, ha tomado en consideración el viento como uno de los factores más importantes –el más trascendente quizá-, dentro de las líneas de investigación. Se ha dicho que los pasajeros abordaron el avión todavía sin lluvia, pero al poco tiempo se desató una tormenta de granizo acompañada de fuertes vientos: "hay muchos cabos sueltos; además del clima, también podrían haber factores técnicos a considerar", explica Guillermo Galván, el director editorial de Transponder 1200.

A decir de expertos en materia de aviación, las condiciones climáticas “no eran las más correctas, sin embargo se encontraban dentro de los límites, sí era factible volar en ese tipo de avión, pero… a la naturaleza no le podemos nosotros ganar nunca”: Un primer estudio, indica que el viento empujó al avión al suelo justo al momento del despegue provocando que la aeronave se elevara, pero ya sin motores. El director general de Aeronáutica Civil, Luis Gerardo Fonseca, advirtió que la labor de peritaje de las cajas negras y grabadoras de la nave "puede llevar meses, dependiendo de la complejidad".

Según los sobrevivientes del percance, “desde el interior, el ruido del despegue y el desprendimiento de los motores fue ensordecedor, posteriormente vinieron unos segundos de silencio antes del descenso: cuando llegamos a despegar, se escuchó un ruido como un trueno y después se observó fuego en las alas, comenzó a bajar y cayó”, relató Rubí Rodríguez.

Entonces, los pasajeros se preparaban para lo peor: “Piensas muchas cosas, que ya no vas a ver a tu familia”, dijo María Guadalupe Herrera. Por su parte, Ramin Hassan, pasajero extranjero, relató “Cuando tocamos el suelo inició el fuego, el motor explotó y salimos de los rieles. En unos momentos la gente comenzó a gritar”. Lorenzo Núñez, recordó: “Con el impacto que cayó botaron las puertas, no hubo quien las abriera, el impacto se abrieron las puertas y todos empezamos a salir como pudimos”…

Posteriormente al impacto, sobrevino el fuego y un humo que asfixiaba: la tripulación y los pasajeros fungieron como los primeros rescatistas y auxiliaron a los lesionados para que pudieran salir de la aeronave antes de una segunda explosión cuando el avión ya estaba vacío.

Carlos Galván es el piloto- capitán que tuvo la responsabilidad y pericia para controlar la aeronave sin motores, fue

el más lesionado, con severas lesiones en la columna vertebral que lo llevaron a una cirugía; no obstante, su vida al parecer no corre riesgo.

Momentos después del evento, Aeroméxico lamentó profundamente el accidente. "Estamos enfocándonos en atender esta situación y haremos lo que sea necesario para auxiliar a las familias de nuestros clientes", aseguró la aerolínea.

Lo cierto es que el accidente de Durango es el mayor en la aviación comercial en México desde 2008, cuando murieron 16 personas en el accidente de un avión Learjet 45 al arribar a la Ciudad de México, entre las que se encontraba el secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño.

Hace apenas una semana hablábamos del afán de Andrés Manuel López Obrador por poner a la venta el avión presidencial “que no tiene ni Obama…” Entonces decíamos que se trataba de un tema de carácter político: Tras el suceso de hace unos días, el tema debe atenderse en serio puesto que no se trata gastar menos en afán de imponer un mensaje de austeridad: se trata de un asunto en el que está en juego la seguridad de la Nación, y con ello la estabilidad del país.

El milagro de Durango: No queda más que dar Gracias a Dios porque todo quedó en un buen susto; respetar, nunca retar a la naturaleza, reconocer y agradecer igualmente la pericia del Capitán Carlos Galván, el respeto a los protocolos por parte de la tripulación, la voluntad y el aprecio a la vida de los 103 sobrevivientes… Amén!!!

gamogui@hotmail.com


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