/ martes 15 de noviembre de 2022

En riesgo la seguridad alimentaria

Si queremos hablar de un país libre, democrático y soberano, es importante el respeto de las diferentes maneras de pensar, así como el libre albedrío para decidir y actuar en un marco de respeto a las leyes, a las normas y a las conductas que nos rigen.

Existen algunas iniciativas que se encuentran en el H. Congreso de la Unión, específicamente en la Cámara de Senadores, que intentan la prohibición de plaguicidas que son utilizados para el control de las plagas (ej. insectos, enfermedades o malezas), que atacan a los diferentes cultivos destinados a la producción de alimentos. En este sentido, antes de que las y los Legisladores tomen una decisión al respecto, es fundamental que cuenten con información de las consecuencias e impactos que esto tendría para el campo mexicano y para la producción de alimentos y, lo más importante, para todos los mexicanos.

Hasta un 40 por ciento de la producción agrícola mundial se pierde por causa de las plagas que llegan a afectar a los diferentes cultivos, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Las plagas y enfermedades no sólo reducen la producción agrícola, sino también desmejoran la calidad de los productos cultivados, lo cual supone grandes repercusiones tanto para el productor en sus ingresos, como para el consumidor en cuanto a la calidad de los productos disponibles para su consumo.

Existen varios métodos que se utilizan en todo el mundo para el control de plagas, enfermedades y malezas: existe el control químico; el control biológico, así como el manual, y dependerá de muchos factores el definir cuál o cuáles métodos son los más adecuados para que no se vean afectados los rendimientos de los cultivos.

La industria de plaguicidas es una de las más reguladas en el mundo; para que un producto para la protección de cultivos salga al mercado y pueda ser utilizado, pasan años de ensayos y procesos experimentales, pruebas de laboratorios y de campo; no sólo para determinar la efectividad de este producto, sino también pruebas toxicológicas para garantizar el cuidado de la salud y del medio ambiente en donde se utilice; son como las medicinas que se utilizan para la salud humana y que, en este caso, es para la salud y sanidad de las plantas.

Los plaguicidas, al igual que las medicinas, utilizándolos de manera adecuada y correcta, no tienen porque ocasionar daños a la salud, ni al medio ambiente; sino, todo lo contrario, contribuyen a tener mayores y mejores cosechas para la alimentación de toda la población.

Existen métodos biológicos que también son utilizados, como el uso de insectos benéficos; de insumos biológicos que también ayudan al control de plagas, más, sin embargo, no son tan eficientes cuando los niveles de infestación son altos, por lo cual muchos productores combinan varios métodos, haciendo un manejo integral para el control de las plagas, enfermedades y malezas.

Los consumidores deben saber y estar informados que los insumos que se utilizan de manera adecuada, y según las especificaciones y recomendaciones para la producción de cultivos, no cuentan con residuos que puedan dañar a la salud; además de esto, la innovación tecnológica y el desarrollo de nuevos productos que van saliendo al mercado, son mucho más amigables con el ambiente y el entorno.

Las medicinas generalmente son de origen químico y nos ayudan a curar las enfermedades; los plaguicidas nos ayudan a controlar las plagas que causan graves daños a los cultivos y sin ellos no podríamos contar con alimentos suficientes y accesibles para la población.

Sería un grave error el prohibir plaguicidas que son utilizados bajo regulación en todo el mundo; menos bajo un supuesto de principio precautorio; las decisiones tienen que estar basadas 100% en ciencia y no en tratar de imponer ideologías; esto no corresponde a un país libre y soberano. Si dejamos de producir alimentos en México, dependeremos más y más de las importaciones de productos básicos de otros países que sí utilizan los plaguicidas, lo cual sería una total incongruencia, cuya consecuencia sería acabar con la planta productiva nacional y aumentar la dependencia alimentaria, misma que sigue avanzando paulatinamente, aún sin estas medidas radicales, y que va en contra de la meta de autosuficiencia alimentaria que dice buscar el actual gobierno.

Ing. Luis Fernando Haro Encinas

Director General

Consejo Nacional Agropecuario

Si queremos hablar de un país libre, democrático y soberano, es importante el respeto de las diferentes maneras de pensar, así como el libre albedrío para decidir y actuar en un marco de respeto a las leyes, a las normas y a las conductas que nos rigen.

Existen algunas iniciativas que se encuentran en el H. Congreso de la Unión, específicamente en la Cámara de Senadores, que intentan la prohibición de plaguicidas que son utilizados para el control de las plagas (ej. insectos, enfermedades o malezas), que atacan a los diferentes cultivos destinados a la producción de alimentos. En este sentido, antes de que las y los Legisladores tomen una decisión al respecto, es fundamental que cuenten con información de las consecuencias e impactos que esto tendría para el campo mexicano y para la producción de alimentos y, lo más importante, para todos los mexicanos.

Hasta un 40 por ciento de la producción agrícola mundial se pierde por causa de las plagas que llegan a afectar a los diferentes cultivos, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Las plagas y enfermedades no sólo reducen la producción agrícola, sino también desmejoran la calidad de los productos cultivados, lo cual supone grandes repercusiones tanto para el productor en sus ingresos, como para el consumidor en cuanto a la calidad de los productos disponibles para su consumo.

Existen varios métodos que se utilizan en todo el mundo para el control de plagas, enfermedades y malezas: existe el control químico; el control biológico, así como el manual, y dependerá de muchos factores el definir cuál o cuáles métodos son los más adecuados para que no se vean afectados los rendimientos de los cultivos.

La industria de plaguicidas es una de las más reguladas en el mundo; para que un producto para la protección de cultivos salga al mercado y pueda ser utilizado, pasan años de ensayos y procesos experimentales, pruebas de laboratorios y de campo; no sólo para determinar la efectividad de este producto, sino también pruebas toxicológicas para garantizar el cuidado de la salud y del medio ambiente en donde se utilice; son como las medicinas que se utilizan para la salud humana y que, en este caso, es para la salud y sanidad de las plantas.

Los plaguicidas, al igual que las medicinas, utilizándolos de manera adecuada y correcta, no tienen porque ocasionar daños a la salud, ni al medio ambiente; sino, todo lo contrario, contribuyen a tener mayores y mejores cosechas para la alimentación de toda la población.

Existen métodos biológicos que también son utilizados, como el uso de insectos benéficos; de insumos biológicos que también ayudan al control de plagas, más, sin embargo, no son tan eficientes cuando los niveles de infestación son altos, por lo cual muchos productores combinan varios métodos, haciendo un manejo integral para el control de las plagas, enfermedades y malezas.

Los consumidores deben saber y estar informados que los insumos que se utilizan de manera adecuada, y según las especificaciones y recomendaciones para la producción de cultivos, no cuentan con residuos que puedan dañar a la salud; además de esto, la innovación tecnológica y el desarrollo de nuevos productos que van saliendo al mercado, son mucho más amigables con el ambiente y el entorno.

Las medicinas generalmente son de origen químico y nos ayudan a curar las enfermedades; los plaguicidas nos ayudan a controlar las plagas que causan graves daños a los cultivos y sin ellos no podríamos contar con alimentos suficientes y accesibles para la población.

Sería un grave error el prohibir plaguicidas que son utilizados bajo regulación en todo el mundo; menos bajo un supuesto de principio precautorio; las decisiones tienen que estar basadas 100% en ciencia y no en tratar de imponer ideologías; esto no corresponde a un país libre y soberano. Si dejamos de producir alimentos en México, dependeremos más y más de las importaciones de productos básicos de otros países que sí utilizan los plaguicidas, lo cual sería una total incongruencia, cuya consecuencia sería acabar con la planta productiva nacional y aumentar la dependencia alimentaria, misma que sigue avanzando paulatinamente, aún sin estas medidas radicales, y que va en contra de la meta de autosuficiencia alimentaria que dice buscar el actual gobierno.

Ing. Luis Fernando Haro Encinas

Director General

Consejo Nacional Agropecuario