/ martes 3 de mayo de 2022

Hora de priorizar la producción de alimentos

México es actualmente el 10º productor y el 7º exportador mundial de alimentos; cuando inició la apertura comercial con la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en 1994, se pensaba que el sector agrícola de nuestro país colapsaría; a casi 30 años, la historia ha sido diferente, aunque no podemos dejar de reconocer que no todos los productores han sido beneficiados de esta apertura comercial, en donde hoy México cuenta con 14 tratados de libre comercio con más de 50 países que representan el 60% del PIB mundial.

Contamos con un mosaico en el campo mexicano; por una parte un sector dinámico, exportador, moderno, que ha implementado nuevas tecnologías; mayor eficiencia en la producción; manejo de información, y con una visión de mercados; después tenemos un segmento de productores y empresas en transición, que son eficientes en sus procesos y son productivos, y principalmente lo conforman productores medianos que compiten con productores de otros países (principalmente de Estados Unidos), que reciben grandes apoyos y condiciones mucho más favorables que dan mayor certidumbre a su producción, principalmente productores de granos y oleaginosas y otros cultivos básicos y, por otra parte, nuestro país cuenta con otro segmento de muy pequeños productores, algunos de ellos de autoconsumo, que no han tenido el acceso a nuevas tecnologías, a financiamiento, y a esquemas de apoyo, con lo cual puedan mejorar su productividad y sus esquemas de comercialización.

Aunque México tiene un superávit en la balanza comercial agroalimentaria, en donde exportamos más de lo que importamos, es fundamental que nos demos cuenta de que, en la parte que se refiere a la producción de granos y oleaginosas, cada vez dependemos más del exterior, ya en el 2021 importamos poco más de 38 millones de toneladas, principalmente de maíz, trigo, frijol, soya y canola, lo que representa casi un 11% más de lo que importamos en el 2020 y en valor representa un incremento del 57%.

Para el caso general de granos básicos, México depende del 36% de las importaciones; de arroz dependemos del 84%; de maíz el 38%; de trigo el 65% y de soya importamos un 96%.

Estamos viviendo en estos momentos una crisis inflacionaria a nivel mundial, de los costos de energéticos, de materias primas, de los precios de los fertilizantes, así como de muchos insumos utilizados en la agricultura y la producción de alimentos, que se incrementaron sustancialmente. Adicionalmente, el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, grandes productores de granos y oleaginosas, está ocasionando una alta volatilidad en los mercados, siendo preocupante el aumento en los precios de los alimentos a nivel mundial, a lo cual México no es ajeno.

Es el momento de que se priorice la producción de alimentos en nuestro país; debemos garantizar el abasto a la población; debe ser un tema de seguridad nacional; existe un gran potencial a lo largo y ancho del país para incrementar la producción de alimentos y productos básicos, con pequeños, medianos y grandes productores; se requiere de modernizar el campo y la respuesta es la innovación tecnológica, para poder lograr un sector más productivo, sustentable y competitivo.

Director General Consejo Nacional Agropecuario.

México es actualmente el 10º productor y el 7º exportador mundial de alimentos; cuando inició la apertura comercial con la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en 1994, se pensaba que el sector agrícola de nuestro país colapsaría; a casi 30 años, la historia ha sido diferente, aunque no podemos dejar de reconocer que no todos los productores han sido beneficiados de esta apertura comercial, en donde hoy México cuenta con 14 tratados de libre comercio con más de 50 países que representan el 60% del PIB mundial.

Contamos con un mosaico en el campo mexicano; por una parte un sector dinámico, exportador, moderno, que ha implementado nuevas tecnologías; mayor eficiencia en la producción; manejo de información, y con una visión de mercados; después tenemos un segmento de productores y empresas en transición, que son eficientes en sus procesos y son productivos, y principalmente lo conforman productores medianos que compiten con productores de otros países (principalmente de Estados Unidos), que reciben grandes apoyos y condiciones mucho más favorables que dan mayor certidumbre a su producción, principalmente productores de granos y oleaginosas y otros cultivos básicos y, por otra parte, nuestro país cuenta con otro segmento de muy pequeños productores, algunos de ellos de autoconsumo, que no han tenido el acceso a nuevas tecnologías, a financiamiento, y a esquemas de apoyo, con lo cual puedan mejorar su productividad y sus esquemas de comercialización.

Aunque México tiene un superávit en la balanza comercial agroalimentaria, en donde exportamos más de lo que importamos, es fundamental que nos demos cuenta de que, en la parte que se refiere a la producción de granos y oleaginosas, cada vez dependemos más del exterior, ya en el 2021 importamos poco más de 38 millones de toneladas, principalmente de maíz, trigo, frijol, soya y canola, lo que representa casi un 11% más de lo que importamos en el 2020 y en valor representa un incremento del 57%.

Para el caso general de granos básicos, México depende del 36% de las importaciones; de arroz dependemos del 84%; de maíz el 38%; de trigo el 65% y de soya importamos un 96%.

Estamos viviendo en estos momentos una crisis inflacionaria a nivel mundial, de los costos de energéticos, de materias primas, de los precios de los fertilizantes, así como de muchos insumos utilizados en la agricultura y la producción de alimentos, que se incrementaron sustancialmente. Adicionalmente, el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, grandes productores de granos y oleaginosas, está ocasionando una alta volatilidad en los mercados, siendo preocupante el aumento en los precios de los alimentos a nivel mundial, a lo cual México no es ajeno.

Es el momento de que se priorice la producción de alimentos en nuestro país; debemos garantizar el abasto a la población; debe ser un tema de seguridad nacional; existe un gran potencial a lo largo y ancho del país para incrementar la producción de alimentos y productos básicos, con pequeños, medianos y grandes productores; se requiere de modernizar el campo y la respuesta es la innovación tecnológica, para poder lograr un sector más productivo, sustentable y competitivo.

Director General Consejo Nacional Agropecuario.