/ lunes 26 de octubre de 2020

La expansión del Covid-19: ¿qué hacer?

Confundir la reapertura de la economía con su reactivación es un error que no debe cometerse, la información estadística del INEGI permite aseverar que la crisis no ha terminado.

Durante el primer semestre del año, el PIB disminuyó (-) 10% y de acuerdo con la información del Indicador Global de Actividad Económica y el Indicador Oportuno de la Actividad Económica se puede anticipar que la economía retrocedió alrededor de 8% en el tercer trimestre del año.

La recesión atenúo su intensidad, pero no se disipó. Por ello es pertinente preguntarse ¿qué realidad espera a México una vez que termine la segunda etapa de expansión de la pandemia generada por el Covid-19?

¿Qué país se está construyendo para enfrentar un entorno que será marcado por la erosión de recursos que la recesión está provocando?

La segunda etapa de propagación del Covid-19 definirá la ruta del desarrollo económico y social de México tanto para el último bimestre del año como durante la primera parte del 2021.

La profundidad de la recesión alcanzada entre abril y julio fue una señal por atender para evitar una mayor afectación al bienestar social. Por ello es prioritario contar con un programa estratégico que contenga al menos tres puntos.

El primero es una definición consensada de los sectores estratégicos y sus cadenas de valor asociadas para asegurar que la economía mexicana pueda iniciar su recuperación en abril del 2021.

El periodo comprendido entre noviembre del 2020 y marzo del 2021 corresponde a una transición con definiciones estratégicas: ¿Cómo se enfrentará la segunda etapa de avance del Covid-19?: ¿Se contará con la definición integral de sectores estratégicos que permita evitar que un confinamiento, total o regional, retarde el proceso de recuperación y genere desempleo?

El segundo elemento debe ser un programa estratégico con dimensión regional diferenciada que permita crear la coordinación necesaria entre las autoridades federales, estatales, municipales, el sector privado, los sindicatos y la sociedad civil para que el uso de los semáforos por entidad federativa no afecte la creación de empleo y la proveeduría de bienes y servicios.

Un tercer elemento es garantizar el correcto funcionamiento de todas las vías de comunicación que favorecen el funcionamiento de la economía nacional.

Lo descrito es necesario porque la economía llega en una situación de fragilidad a la segunda etapa de avance del Covid-19.

Durante los primeros ocho meses del 2020 los ingresos de las Empresas Comerciales al por Mayor bajaron (-) 10.8% y los de las empresas Comerciales al por Menor (-) 10.4%.

El mercado interno está seriamente afectado, en los primeros ocho meses del 2020 ningún estado tuvo un resultado positivo en los ingresos derivados por el comercio al por menor.

La razón se encuentra en la precarización del mercado laboral: aún existen 3.6 millones de personas que perdieron su fuente de ingreso y salieron de la Población Económicamente Activa.

Otros 2.6 millones están desocupados. El 63% de la población ocupada no recibe ingresos o, cuando mucho, tiene un ingreso de 2 salarios mínimos. La tasa de ocupación crítica y la de subocupación se mantienen en niveles históricamente elevados.

Por ello, es esencial que México elabore un programa estratégico basado en el Acuerdo Nacional. Se conoce la magnitud de la recesión y sus efectos, una recaída de la economía exacerbaría y prolongaría los desequilibrios sociales gestados por la recesión. Aportar por la inercia no es una buena opción.

Confundir la reapertura de la economía con su reactivación es un error que no debe cometerse, la información estadística del INEGI permite aseverar que la crisis no ha terminado.

Durante el primer semestre del año, el PIB disminuyó (-) 10% y de acuerdo con la información del Indicador Global de Actividad Económica y el Indicador Oportuno de la Actividad Económica se puede anticipar que la economía retrocedió alrededor de 8% en el tercer trimestre del año.

La recesión atenúo su intensidad, pero no se disipó. Por ello es pertinente preguntarse ¿qué realidad espera a México una vez que termine la segunda etapa de expansión de la pandemia generada por el Covid-19?

¿Qué país se está construyendo para enfrentar un entorno que será marcado por la erosión de recursos que la recesión está provocando?

La segunda etapa de propagación del Covid-19 definirá la ruta del desarrollo económico y social de México tanto para el último bimestre del año como durante la primera parte del 2021.

La profundidad de la recesión alcanzada entre abril y julio fue una señal por atender para evitar una mayor afectación al bienestar social. Por ello es prioritario contar con un programa estratégico que contenga al menos tres puntos.

El primero es una definición consensada de los sectores estratégicos y sus cadenas de valor asociadas para asegurar que la economía mexicana pueda iniciar su recuperación en abril del 2021.

El periodo comprendido entre noviembre del 2020 y marzo del 2021 corresponde a una transición con definiciones estratégicas: ¿Cómo se enfrentará la segunda etapa de avance del Covid-19?: ¿Se contará con la definición integral de sectores estratégicos que permita evitar que un confinamiento, total o regional, retarde el proceso de recuperación y genere desempleo?

El segundo elemento debe ser un programa estratégico con dimensión regional diferenciada que permita crear la coordinación necesaria entre las autoridades federales, estatales, municipales, el sector privado, los sindicatos y la sociedad civil para que el uso de los semáforos por entidad federativa no afecte la creación de empleo y la proveeduría de bienes y servicios.

Un tercer elemento es garantizar el correcto funcionamiento de todas las vías de comunicación que favorecen el funcionamiento de la economía nacional.

Lo descrito es necesario porque la economía llega en una situación de fragilidad a la segunda etapa de avance del Covid-19.

Durante los primeros ocho meses del 2020 los ingresos de las Empresas Comerciales al por Mayor bajaron (-) 10.8% y los de las empresas Comerciales al por Menor (-) 10.4%.

El mercado interno está seriamente afectado, en los primeros ocho meses del 2020 ningún estado tuvo un resultado positivo en los ingresos derivados por el comercio al por menor.

La razón se encuentra en la precarización del mercado laboral: aún existen 3.6 millones de personas que perdieron su fuente de ingreso y salieron de la Población Económicamente Activa.

Otros 2.6 millones están desocupados. El 63% de la población ocupada no recibe ingresos o, cuando mucho, tiene un ingreso de 2 salarios mínimos. La tasa de ocupación crítica y la de subocupación se mantienen en niveles históricamente elevados.

Por ello, es esencial que México elabore un programa estratégico basado en el Acuerdo Nacional. Se conoce la magnitud de la recesión y sus efectos, una recaída de la economía exacerbaría y prolongaría los desequilibrios sociales gestados por la recesión. Aportar por la inercia no es una buena opción.