/ sábado 8 de enero de 2022

La moviola | Spencer, Poitier, Los Globos y No mires arriba

¡Vaya manera de empezar el año! Por varios lados hay asuntos que destacar. Por un lado, la muerte de Peter Bogdanovich, director de filmes emblemáticos de la generación del New Hollywood, al que se unirían Scorsese, Lucas, Cimino, Ford Coppola, en fin. También un estupendo crítico e investigador de cine. También la partida de Sidney Poitier invita a la reflexión.

Actor emblema de los derechos civiles en los sesenta, Poitier fue ganador del Oscar en dos ocasiones. La primera por Lilies of the field (Nelson, 1963) y ya en 2001 fue condecorado por su trayectoria. Antes de que la corrección política ahogara la vida pública, este actor con firmeza y convicción enfrentó, un sistema. Y siempre con un aire de discreción.

Todavía hay más. Ahora en medio de una ola más de la pandemia Los Globos de oro se llevarán a cabo el 9 de enero, en una ceremonia muy discreta y en el que el filme El poder del perro (Campion, 2021), junto con Belfast, (Branagh, 2021), tiene la mayoría de nominaciones. El premio, lo entrega la Asociación de Prensa Extranjera de Hollywood y está envuelta en varios escándalos, poca inclusión a lo largo de su existencia y notas sobre prebendas y privilegios a sus miembros. El gran reto es recuperar la credibilidad y el interés de las televisoras y medios para dar difusión.

Entre las nominadas, está Spencer (Larraín, 2020), próxima a estrenarse en nuestro país, sobre los pesares de la Princesa Diana (Kristen Stewart, impecable en el papel) en vísperas navideñas a principios de los noventa. Tétrico melodrama de horror, como apunto el crítico del NYT, A.O Scott, en el que se muestra a una mujer en extremo vulnerable a merced de seres de perversidad flemática.

El asunto con el filme de Larraín, es que vemos un melodrama psicológico e intimista en el que el entorno de intereses y soberbia terminarán por quebrar a una mujer que se presenta en principio libre, pero no exenta de sus propias limitaciones y si se quiere defectos.

En Spencer, el melodrama se encierra en las duras paredes de palacios y castillos, donde un vestido o un postre pueden ser el símbolo del dolor y uso de poder. La sutil pero firme mano de Larraín entrega un cuento de hadas tétrico con elfos, brujas y ningún príncipe. Es el Hola, revestido de sadismo y exclusión.

Diana, es una heroína no empoderada que desde el inicio traza un destino trágico. El relato fluye con tensión y discreción, pero con efectividad incomoda al espectador quien casi en todo momento ve a la princesa trágica y sólo como seres fugaces y oscuros transitan Carlos (Jack Farting), y sobre todo La Reina Isabel II (Stella Gonet).

Y ahí están también, como buen cuento, la servidumbre Real, algunos aliados y otros agentes del poder.

Para Diana el único consuelo son sus hijos Guillermo y Enrique (Jack Nielen y Freddy Sprie), en una historia, autoría de Steven Knight, que sofoca en medio de la frivolidad de la familia real. La película va más allá de ser un culebrón complaciente, aún con la protagonista, que es definida por la oscuridad del entorno y no por vivir un cuento rosa. Vale la pena verlo.

Con las medidas de seguridad pertinentes en este momento, si decide ir al cine, dele una oportunidad a esta película.

Ya por último, llama la atención que el nuevo fenómeno másico de Netflix, No mires arriba (Mckay, 2021) ocupe las páginas y la atención del llamado círculo rojo, columnistas y opinadores políticos se han volcado a analizar este largometraje, no siempre de la mejor manera pero eso es lo de menos, del cual nos ocuparemos, la próxima semana.

@lamoviola


¡Vaya manera de empezar el año! Por varios lados hay asuntos que destacar. Por un lado, la muerte de Peter Bogdanovich, director de filmes emblemáticos de la generación del New Hollywood, al que se unirían Scorsese, Lucas, Cimino, Ford Coppola, en fin. También un estupendo crítico e investigador de cine. También la partida de Sidney Poitier invita a la reflexión.

Actor emblema de los derechos civiles en los sesenta, Poitier fue ganador del Oscar en dos ocasiones. La primera por Lilies of the field (Nelson, 1963) y ya en 2001 fue condecorado por su trayectoria. Antes de que la corrección política ahogara la vida pública, este actor con firmeza y convicción enfrentó, un sistema. Y siempre con un aire de discreción.

Todavía hay más. Ahora en medio de una ola más de la pandemia Los Globos de oro se llevarán a cabo el 9 de enero, en una ceremonia muy discreta y en el que el filme El poder del perro (Campion, 2021), junto con Belfast, (Branagh, 2021), tiene la mayoría de nominaciones. El premio, lo entrega la Asociación de Prensa Extranjera de Hollywood y está envuelta en varios escándalos, poca inclusión a lo largo de su existencia y notas sobre prebendas y privilegios a sus miembros. El gran reto es recuperar la credibilidad y el interés de las televisoras y medios para dar difusión.

Entre las nominadas, está Spencer (Larraín, 2020), próxima a estrenarse en nuestro país, sobre los pesares de la Princesa Diana (Kristen Stewart, impecable en el papel) en vísperas navideñas a principios de los noventa. Tétrico melodrama de horror, como apunto el crítico del NYT, A.O Scott, en el que se muestra a una mujer en extremo vulnerable a merced de seres de perversidad flemática.

El asunto con el filme de Larraín, es que vemos un melodrama psicológico e intimista en el que el entorno de intereses y soberbia terminarán por quebrar a una mujer que se presenta en principio libre, pero no exenta de sus propias limitaciones y si se quiere defectos.

En Spencer, el melodrama se encierra en las duras paredes de palacios y castillos, donde un vestido o un postre pueden ser el símbolo del dolor y uso de poder. La sutil pero firme mano de Larraín entrega un cuento de hadas tétrico con elfos, brujas y ningún príncipe. Es el Hola, revestido de sadismo y exclusión.

Diana, es una heroína no empoderada que desde el inicio traza un destino trágico. El relato fluye con tensión y discreción, pero con efectividad incomoda al espectador quien casi en todo momento ve a la princesa trágica y sólo como seres fugaces y oscuros transitan Carlos (Jack Farting), y sobre todo La Reina Isabel II (Stella Gonet).

Y ahí están también, como buen cuento, la servidumbre Real, algunos aliados y otros agentes del poder.

Para Diana el único consuelo son sus hijos Guillermo y Enrique (Jack Nielen y Freddy Sprie), en una historia, autoría de Steven Knight, que sofoca en medio de la frivolidad de la familia real. La película va más allá de ser un culebrón complaciente, aún con la protagonista, que es definida por la oscuridad del entorno y no por vivir un cuento rosa. Vale la pena verlo.

Con las medidas de seguridad pertinentes en este momento, si decide ir al cine, dele una oportunidad a esta película.

Ya por último, llama la atención que el nuevo fenómeno másico de Netflix, No mires arriba (Mckay, 2021) ocupe las páginas y la atención del llamado círculo rojo, columnistas y opinadores políticos se han volcado a analizar este largometraje, no siempre de la mejor manera pero eso es lo de menos, del cual nos ocuparemos, la próxima semana.

@lamoviola