/ lunes 25 de marzo de 2024

Mi mamá y el sexo | Sexualización en el K-pop

Cada vez que escucho a mis hijos cantando: "I don't want a boy, I need a man" en la muy pegajosa canción Boobbayah de Black Pink, una de las agrupaciones más famosas del Korean Pop (K-Pop), no sé si ocuparme de platicar con ellos sobre la letra o sobre el baile o sobre la imagen que proyectan los llamados Idols coreanos.

No quiero ser mal entendida. Rosé, Jisoo, Jennie, y Lisa —integrantes de Black Pink— son espectaculares como bailarinas. Sin embargo, en sus videos y en sus conciertos se nota una clara explotación a la sensualidad y a la sexualidad de sus pasos y poses. Es cuando me parece que exponemos a los menores de edad a imágenes que requieren varias explicaciones.

Yo misma me he cachado cantando "I am twerking on the runway", que se traduciría con algo como: "Estoy perreando en la pasarela". Me pregunto si estoy siendo buena madre al subirle al volumen a esta canción de (G)I-dle que en el corillo también incluye un: "My boob and booty is hot".

Mis tetas y mi trasero son súper sexies, atractivas o calientes. Esa sería la traducción de esta frase de Queen Card, que sobra decir es otra canción keipopera súper bailable. ¿Tenemos derecho a quejarnos del reggaeton? Aunque estas interpretaciones están en inglés y coreano, cualquier chiquillo ya puede ver qué está cantando con la ayuda del traductor de Google.

No es novedad que en el K-pop hay una tendencia evidente por la exploración de temáticas audaces como la sexualidad. Tampoco lo es que utilicen estándares de belleza hipersexualizados, irreales e inalcanzables.

El tema es que, entre los principales consumidores de K-pop, hay menores de edad que necesitan acompañamiento para no perderse entre las letras y los bailes de estas canciones que de alguna manera también "educan" en sexualidad.

Sexualización y explotación sexual en el K-pop

Hay varias investigaciones académicas sobre el impacto del K-pop en la cultura popular. Por ejemplo, en 2017, en la Universidad de Corea, publicaron el estudio “¿El K-pop refuerza las desigualdades de género?” que identificó más actitudes de desigualdad de género entre los fanáticos keipoperos.

El K-pop es una industria que se promueve desde el gobierno coreano y se ha convertido en un embajador cultural de ese país. Así que no es un tema menor que sus producciones contengan elementos sexistas.

En 2023, la Universidad Estatal de Portland publicó un estudio muy interesante que hace referencia a los elementos andróginos y de "masculinidad suave" que también se utilizan en el K-pop. Esto en referencia a las agrupaciones masculinas, porque en este género no hay grupos mixtos.

La investigación “K(Q)eer-Pop para otro mundo: Hacia una teorización del género y sexualidad en el K-Pop” resalta el carácter queer de las producciones keipoperas, que incluso desafían la noción occidentalizada de lo "queer" y presentan esta gama de identidades sexuales desde una visión no occidentalizada.

En occidente, desde donde se escribe esta columna, "queer" es un término que se ha redefinido como una forma de expresar la diversidad y la resistencia frente a la heteronorma, es decir, tantas identidades como podamos sumar al acrónimo LGBTQ+ (lesbiana, gay, bisexual, transgénero, queer y más).

Así que como lee, K-pop no solo es referirnos de manera superficial a lo que las infancias y las adolescencias están consumiendo, sino ahondar en un fenómeno sociocultural que impactará la percepción de la sexualidad de estas generaciones.

El K-pop ha pegado con tubo en América Latina y, especialmente, en México. Tanto que, en 2023, Disney+ lanzó la miniserie mexicana "L-Pop". En siete capítulos, usted puede aprender bastante de los códigos keipoperos y aprovechar para reflexionar con sus hijos, hijas e hijes sobre aquello que le guste o le disguste de este género.

Lo peor que puede pasar es que usted mismo llegue a tararear o bailar una canción. Lo mejor es que va a aprender de qué va el K-pop y cuando se encuentre en la situación de llevar a una personita de 10 años (o menos) a uno de estos conciertos, que cada vez son más frecuentes en la Ciudad de México, sabrá qué hacer.

Cada vez que escucho a mis hijos cantando: "I don't want a boy, I need a man" en la muy pegajosa canción Boobbayah de Black Pink, una de las agrupaciones más famosas del Korean Pop (K-Pop), no sé si ocuparme de platicar con ellos sobre la letra o sobre el baile o sobre la imagen que proyectan los llamados Idols coreanos.

No quiero ser mal entendida. Rosé, Jisoo, Jennie, y Lisa —integrantes de Black Pink— son espectaculares como bailarinas. Sin embargo, en sus videos y en sus conciertos se nota una clara explotación a la sensualidad y a la sexualidad de sus pasos y poses. Es cuando me parece que exponemos a los menores de edad a imágenes que requieren varias explicaciones.

Yo misma me he cachado cantando "I am twerking on the runway", que se traduciría con algo como: "Estoy perreando en la pasarela". Me pregunto si estoy siendo buena madre al subirle al volumen a esta canción de (G)I-dle que en el corillo también incluye un: "My boob and booty is hot".

Mis tetas y mi trasero son súper sexies, atractivas o calientes. Esa sería la traducción de esta frase de Queen Card, que sobra decir es otra canción keipopera súper bailable. ¿Tenemos derecho a quejarnos del reggaeton? Aunque estas interpretaciones están en inglés y coreano, cualquier chiquillo ya puede ver qué está cantando con la ayuda del traductor de Google.

No es novedad que en el K-pop hay una tendencia evidente por la exploración de temáticas audaces como la sexualidad. Tampoco lo es que utilicen estándares de belleza hipersexualizados, irreales e inalcanzables.

El tema es que, entre los principales consumidores de K-pop, hay menores de edad que necesitan acompañamiento para no perderse entre las letras y los bailes de estas canciones que de alguna manera también "educan" en sexualidad.

Sexualización y explotación sexual en el K-pop

Hay varias investigaciones académicas sobre el impacto del K-pop en la cultura popular. Por ejemplo, en 2017, en la Universidad de Corea, publicaron el estudio “¿El K-pop refuerza las desigualdades de género?” que identificó más actitudes de desigualdad de género entre los fanáticos keipoperos.

El K-pop es una industria que se promueve desde el gobierno coreano y se ha convertido en un embajador cultural de ese país. Así que no es un tema menor que sus producciones contengan elementos sexistas.

En 2023, la Universidad Estatal de Portland publicó un estudio muy interesante que hace referencia a los elementos andróginos y de "masculinidad suave" que también se utilizan en el K-pop. Esto en referencia a las agrupaciones masculinas, porque en este género no hay grupos mixtos.

La investigación “K(Q)eer-Pop para otro mundo: Hacia una teorización del género y sexualidad en el K-Pop” resalta el carácter queer de las producciones keipoperas, que incluso desafían la noción occidentalizada de lo "queer" y presentan esta gama de identidades sexuales desde una visión no occidentalizada.

En occidente, desde donde se escribe esta columna, "queer" es un término que se ha redefinido como una forma de expresar la diversidad y la resistencia frente a la heteronorma, es decir, tantas identidades como podamos sumar al acrónimo LGBTQ+ (lesbiana, gay, bisexual, transgénero, queer y más).

Así que como lee, K-pop no solo es referirnos de manera superficial a lo que las infancias y las adolescencias están consumiendo, sino ahondar en un fenómeno sociocultural que impactará la percepción de la sexualidad de estas generaciones.

El K-pop ha pegado con tubo en América Latina y, especialmente, en México. Tanto que, en 2023, Disney+ lanzó la miniserie mexicana "L-Pop". En siete capítulos, usted puede aprender bastante de los códigos keipoperos y aprovechar para reflexionar con sus hijos, hijas e hijes sobre aquello que le guste o le disguste de este género.

Lo peor que puede pasar es que usted mismo llegue a tararear o bailar una canción. Lo mejor es que va a aprender de qué va el K-pop y cuando se encuentre en la situación de llevar a una personita de 10 años (o menos) a uno de estos conciertos, que cada vez son más frecuentes en la Ciudad de México, sabrá qué hacer.