/ sábado 2 de marzo de 2024

Mi mamá y el sexo | Razones de una madre para bloquear el Periférico por abuso sexual infantil

El abuso sexual es una de las violencias más graves de las que pueden ser víctimas los menores de edad y, como ocurre en el caso de la hija de Victoria Figueiras, el no encontrar justicia ni la reparación del daño agrava aún más la situación.

El caso de esta madre que debió bloquear una de las vialidades más importantes de la Ciudad de México para exigir justicia es bastante delicado, porque a pesar de que se presentó la denuncia correspondiente, Victoria pide que se revise por qué el agresor de su hija fue absuelto.

Las estadísticas muestran que el 75% de los agresores sexuales infantiles son familiares y solamente 1 de cada 10 niños podrá denunciarlo en el momento que sucede la agresión. En el caso de Victoria y de su hija, el agresor es el tío paterno de la menor, Alejandro N.

Mi tío, mi abusador

Ahí comienza el drama familiar de la mayoría de estos casos. Como le ocurrió a Victoria, su pareja ha defendido a su hermano, pese al testimonio de su propia hija. Lo que sucede es que los menores de edad no tienen voz en una sociedad adultocentrista, en otras palabras, no les creen.

Es muy difícil que un menor de edad mienta y, en todo caso, si ese menor está diciendo que lo que le hicieron lo hace sentir mal, le genera pesadillas, le provoca una percepción distorsionada de su persona e incluso afecta su relacionamiento con los demás, entonces hay que alzar la mano ante la autoridad.

Las madres somos la voz de nuestros hijos. En general, habría que decir que los tutores (sean masculinos o femeninos) son quienes deben alzar la voz cuando son atropellados los derechos de un menor. En el caso de la hija de Victoria, es una niña tan pequeña que no tiene la posibilidad de exigir la protección de sus derechos por ella misma. Debe hacerlo la madre.

La menor vivió el abuso a sus cuatro años, en 2022, ahora a sus 6 años ya fue sometida a tres peritajes y dos entrevistas.

Antenas y las “trastadas”

La iniciativa Antenas por los Niños ha ofrecido, desde hace años, un modelo de atención a víctimas de delito que permite recoger los testimonios de los infantes a través de un personaje animado que es guiado por una terapeuta infantil.

Las fundadoras de Antenas, de hecho, emitieron un posicionamiento respecto al juez que desestimó la declaración de la hija de Victoria y liberó al agresor. Vía su cuenta de Facebook, su directora, Julia Niño de Ribera, dice que es indignante e impresionante que las autoridades judiciales no cuenten con la capacitación para entender el pensamiento de un menor de edad.

De hecho, esta organización especializada en la atención victimas de abuso sexual infantil tiene convenios con autoridades judiciales en distintas entidades para que utilicen su herramienta Antenas que permite recabar testimonios infantiles para identificar situaciones de abuso sexual y violencia doméstica en niños.

También cuentan con un programa educativo denominado “Escudo de Dignidad” que enseña a los niños a denunciar “trastadas” que es la manera en la que se traducen al lenguaje infantil agresiones como golpes, ofensas, insultos y violencia sexual, entendiendo ésta última como aquellas situaciones en que los niños son obligados a tocar los genitales de un adulto o son tocados por un agresor.

Lo que le está sucediendo a Victoria es grave, pues desmotiva a otras víctimas a realizar sus denuncias.

Minimizar los tocamientos en niños y niñas deja de vista que esos pequeños fueron erotizados como adultos de manera prematura y eso repercutirá negativamente en los pilares sobre los que se estaba construyendo su sexualidad. Si eso no se repara, los traumas provocados por el abuso provocarán que en su adultez no pueda consolidar relaciones erótico afectivas duraderas, que tenga baja autoestima y que incluso tenga conductas de alto riesgo.

Los menores de edad que han sufrido agresiones y son atendidos de manera oportuna pueden resarcir el daño psicológico que les provocó su asesor. Sin embargo, cuando las autoridades judiciales entorpecen ese proceso de sanación, la propia autoridad está cometiendo una infracción mayor.

Tampoco se trata de quemar en leña verde al agresor. Se trata de resarcir el daño y de verificar que el agresor también reciba la rehabilitación necesaria para que esto no vuelva a ocurrir.

Visibilizar y castigar el abuso sexual infantil también permite que deje de normalizarse y que más familias lo denuncien y aprendan a sanarlo.


*Delia Angélica Ortiz es periodista especializada en inclusión y diversidad.

delia angélica ortiz | LinkedIn

Deliareportera | Facebook

(5) angy ortiz (@angyortiz5) / X

Posicionamiento Antenas por los Niños



El abuso sexual es una de las violencias más graves de las que pueden ser víctimas los menores de edad y, como ocurre en el caso de la hija de Victoria Figueiras, el no encontrar justicia ni la reparación del daño agrava aún más la situación.

El caso de esta madre que debió bloquear una de las vialidades más importantes de la Ciudad de México para exigir justicia es bastante delicado, porque a pesar de que se presentó la denuncia correspondiente, Victoria pide que se revise por qué el agresor de su hija fue absuelto.

Las estadísticas muestran que el 75% de los agresores sexuales infantiles son familiares y solamente 1 de cada 10 niños podrá denunciarlo en el momento que sucede la agresión. En el caso de Victoria y de su hija, el agresor es el tío paterno de la menor, Alejandro N.

Mi tío, mi abusador

Ahí comienza el drama familiar de la mayoría de estos casos. Como le ocurrió a Victoria, su pareja ha defendido a su hermano, pese al testimonio de su propia hija. Lo que sucede es que los menores de edad no tienen voz en una sociedad adultocentrista, en otras palabras, no les creen.

Es muy difícil que un menor de edad mienta y, en todo caso, si ese menor está diciendo que lo que le hicieron lo hace sentir mal, le genera pesadillas, le provoca una percepción distorsionada de su persona e incluso afecta su relacionamiento con los demás, entonces hay que alzar la mano ante la autoridad.

Las madres somos la voz de nuestros hijos. En general, habría que decir que los tutores (sean masculinos o femeninos) son quienes deben alzar la voz cuando son atropellados los derechos de un menor. En el caso de la hija de Victoria, es una niña tan pequeña que no tiene la posibilidad de exigir la protección de sus derechos por ella misma. Debe hacerlo la madre.

La menor vivió el abuso a sus cuatro años, en 2022, ahora a sus 6 años ya fue sometida a tres peritajes y dos entrevistas.

Antenas y las “trastadas”

La iniciativa Antenas por los Niños ha ofrecido, desde hace años, un modelo de atención a víctimas de delito que permite recoger los testimonios de los infantes a través de un personaje animado que es guiado por una terapeuta infantil.

Las fundadoras de Antenas, de hecho, emitieron un posicionamiento respecto al juez que desestimó la declaración de la hija de Victoria y liberó al agresor. Vía su cuenta de Facebook, su directora, Julia Niño de Ribera, dice que es indignante e impresionante que las autoridades judiciales no cuenten con la capacitación para entender el pensamiento de un menor de edad.

De hecho, esta organización especializada en la atención victimas de abuso sexual infantil tiene convenios con autoridades judiciales en distintas entidades para que utilicen su herramienta Antenas que permite recabar testimonios infantiles para identificar situaciones de abuso sexual y violencia doméstica en niños.

También cuentan con un programa educativo denominado “Escudo de Dignidad” que enseña a los niños a denunciar “trastadas” que es la manera en la que se traducen al lenguaje infantil agresiones como golpes, ofensas, insultos y violencia sexual, entendiendo ésta última como aquellas situaciones en que los niños son obligados a tocar los genitales de un adulto o son tocados por un agresor.

Lo que le está sucediendo a Victoria es grave, pues desmotiva a otras víctimas a realizar sus denuncias.

Minimizar los tocamientos en niños y niñas deja de vista que esos pequeños fueron erotizados como adultos de manera prematura y eso repercutirá negativamente en los pilares sobre los que se estaba construyendo su sexualidad. Si eso no se repara, los traumas provocados por el abuso provocarán que en su adultez no pueda consolidar relaciones erótico afectivas duraderas, que tenga baja autoestima y que incluso tenga conductas de alto riesgo.

Los menores de edad que han sufrido agresiones y son atendidos de manera oportuna pueden resarcir el daño psicológico que les provocó su asesor. Sin embargo, cuando las autoridades judiciales entorpecen ese proceso de sanación, la propia autoridad está cometiendo una infracción mayor.

Tampoco se trata de quemar en leña verde al agresor. Se trata de resarcir el daño y de verificar que el agresor también reciba la rehabilitación necesaria para que esto no vuelva a ocurrir.

Visibilizar y castigar el abuso sexual infantil también permite que deje de normalizarse y que más familias lo denuncien y aprendan a sanarlo.


*Delia Angélica Ortiz es periodista especializada en inclusión y diversidad.

delia angélica ortiz | LinkedIn

Deliareportera | Facebook

(5) angy ortiz (@angyortiz5) / X

Posicionamiento Antenas por los Niños