/ lunes 27 de noviembre de 2023

Ociel, Dorian y el riesgo del olvido

Le Magistrade Ociel fue una referencia histórica para la exigencia de derechos y para los activismos no binarios en México y en el mundo. Rompió las barreras del sistema binario excluyente que encasilla a la fuerza a las personas desde su nacimiento entre las categorías de hombre o mujer. A pesar de los ataques y discursos de odio en su contra, siguió con la misma pasión y logró visibilizar como nunca antes a las identidades y expresiones no binarias. En el ámbito de la justicia electoral le debemos la lucha y logros por la representación electoral para las poblaciones de la diversidad sexual y de género históricamente excluidas de la democracia. Su dupla con la diputada federal Salma Luevano, primera legisladora trans por acción afirmativa, que se ganó como bien lo dice “a golpe de sentencias”, ha sido clave para el avance de derechos como con la impresión del primer pasaporte no binario.

La Fiscalía de Aguascalientes actuó con violencia y tampoco investigó con perspectiva de diversidad sexual y de género el caso. En unas horas, el Fiscal ya estaba declarando y dando conclusiones que varios medios de comunicación retomaron, revictimizando a Ociel, a Dorian, a sus familias y a todas las personas de la diversidad sexual y de género usando el término de “crimen pasional”; algo que sucedía frecuentemente en los años 70 y 80 para disfrazar los crímenes de odio o incluso hoy, y también con los feminicidios. ¿Además de los vicios evidentes, cómo una fiscalía que cuenta con miles de expedientes y órdenes judiciales sin ejecución o rezagados puede en unas horas determinar el resultado de la investigación de una persona que recibía amenazas?

¡Crimen pasional, crimen nacional! Respondieron miles de personas en al menos 52 manifestaciones organizadas en unas horas en todo el país exigiendo justicia y no repetición. La cobertura estigmatizante, discriminatoria y violenta de varios medios de comunicación publicando incluso la escena del crimen desde una visión violatoria de derechos, así como los discursos de odio en redes sociales son pruebas más de un México que se encuentra entre los países más mortíferos y violentos del mundo para las poblaciones de la diversidad sexual y de género, y que a la fecha el Estado no ha atendido adecuadamente. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos y cientos de organizaciones de la sociedad civil han exigido una investigación adecuada basada en derechos. Un comunicado colectivo solicitó la atracción del caso por la Fiscalía General con vinculación con la sociedad civil y las familias de las víctimas que rechazan con justa razón la versión de la Fiscalía local.

El Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación después de un día de silencio “lamentó los hechos” cuando debería ser el más proactivo en el acompañamiento y la lucha contra cualquier discurso o acto de odio. Hoy cientos de personas y organizaciones exigen al CONAPRED actuar con determinación, compromiso y con base en sus obligaciones. Toca dar seguimiento en colectivo y no dejar que la normalización de las violencias en México castigue el presunto crimen de odio de Ociel y Dorian con el olvido. ¡La omisión es violencia! ¡El silencio es complicidad!


Le Magistrade Ociel fue una referencia histórica para la exigencia de derechos y para los activismos no binarios en México y en el mundo. Rompió las barreras del sistema binario excluyente que encasilla a la fuerza a las personas desde su nacimiento entre las categorías de hombre o mujer. A pesar de los ataques y discursos de odio en su contra, siguió con la misma pasión y logró visibilizar como nunca antes a las identidades y expresiones no binarias. En el ámbito de la justicia electoral le debemos la lucha y logros por la representación electoral para las poblaciones de la diversidad sexual y de género históricamente excluidas de la democracia. Su dupla con la diputada federal Salma Luevano, primera legisladora trans por acción afirmativa, que se ganó como bien lo dice “a golpe de sentencias”, ha sido clave para el avance de derechos como con la impresión del primer pasaporte no binario.

La Fiscalía de Aguascalientes actuó con violencia y tampoco investigó con perspectiva de diversidad sexual y de género el caso. En unas horas, el Fiscal ya estaba declarando y dando conclusiones que varios medios de comunicación retomaron, revictimizando a Ociel, a Dorian, a sus familias y a todas las personas de la diversidad sexual y de género usando el término de “crimen pasional”; algo que sucedía frecuentemente en los años 70 y 80 para disfrazar los crímenes de odio o incluso hoy, y también con los feminicidios. ¿Además de los vicios evidentes, cómo una fiscalía que cuenta con miles de expedientes y órdenes judiciales sin ejecución o rezagados puede en unas horas determinar el resultado de la investigación de una persona que recibía amenazas?

¡Crimen pasional, crimen nacional! Respondieron miles de personas en al menos 52 manifestaciones organizadas en unas horas en todo el país exigiendo justicia y no repetición. La cobertura estigmatizante, discriminatoria y violenta de varios medios de comunicación publicando incluso la escena del crimen desde una visión violatoria de derechos, así como los discursos de odio en redes sociales son pruebas más de un México que se encuentra entre los países más mortíferos y violentos del mundo para las poblaciones de la diversidad sexual y de género, y que a la fecha el Estado no ha atendido adecuadamente. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos y cientos de organizaciones de la sociedad civil han exigido una investigación adecuada basada en derechos. Un comunicado colectivo solicitó la atracción del caso por la Fiscalía General con vinculación con la sociedad civil y las familias de las víctimas que rechazan con justa razón la versión de la Fiscalía local.

El Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación después de un día de silencio “lamentó los hechos” cuando debería ser el más proactivo en el acompañamiento y la lucha contra cualquier discurso o acto de odio. Hoy cientos de personas y organizaciones exigen al CONAPRED actuar con determinación, compromiso y con base en sus obligaciones. Toca dar seguimiento en colectivo y no dejar que la normalización de las violencias en México castigue el presunto crimen de odio de Ociel y Dorian con el olvido. ¡La omisión es violencia! ¡El silencio es complicidad!