/ domingo 30 de agosto de 2020

Pendientes sociales

Con independencia de lo que resuelvan las autoridades para los siguientes meses, las y los ciudadanos debemos trazar una ruta para enfrentar las consecuencias de una pandemia con la que tendremos que vivir el resto del año y muy probablemente todo el 2021 y más allá.

De lo que resolvamos hacer como sociedad depende los resultados que podremos obtener en lo inmediato y durante los tres años siguientes que se calcula durará la convivencia con este virus y la enfermedad que provoca.

Mientras otros países se alistan a obligar a sus poblaciones a seguir una serie de medidas sanitarias, en específico el uso permanente del cubrebocas, en México es posible que esto sea opcional y quede en una recomendación, impulsada por campañas oficiales de difusión para convencer sobre la necesidad de adoptar éste y otros hábitos de salud.

En ese escenario, queda en nuestras manos dar el ejemplo y exigir socialmente que cada uno de nosotros colabore y siga las instrucciones científicas que han probado su eficacia para evitar contagiarnos y contagiar.

Nuestra experiencia es que el camino del convencimiento tarda más y eso representa que nos llevará más tiempo salir adelante en lo económico y en lo social, un lujo que ya no podemos darnos si revisamos el comportamiento que ha tenido el empleo y la producción nacional en muchos rubros y el riesgo latente de nuevos rebrotes de este tipo de coronavirus.

Así como logramos enviar el mensaje civil de que no se permita fumar en espacios cerrados y prohibidos para ello, sin que eso signifique multas ni persecuciones de la autoridad a quien viola la norma, podemos hacerlo con el lavado de manos, el uso de gel antibacterial y del cubrebocas (desde el tabique de la nariz y hasta la barbilla, que es la manera correcta de llevarlo).

Acordar entre vecinos que todavía no haya fiestas o reuniones familiares en espacios cerrados hasta que el color del semáforo oficial esté en verde y cuidar a adultas y adultos mayores, niñas y niños, de riesgos de contagio, son otras medidas que podemos asumir entre nosotros y para las cuales no necesitamos de ningún gobierno.

Compartir los recursos que tenemos con otras personas, desde la señal de internet para que las clases a distancia sean menos difíciles, hasta seguir apoyando a los pequeños negocios de nuestra zona, contribuyen mucho a que juntos superemos una crisis inédita que ya borró cualquier pronóstico temporal que teníamos en marzo, cuando se determinó el confinamiento en todo el país.

Además, hay temas de mediano y largo plazo que la ciudadanía no puede esquivar y es importante darnos tiempo de reflexionar durante los siguientes meses. El coronavirus que surgió desde el año pasado ha desnudado las carencias que tiene el país en cuatro pilares fundamentales: salud, educación, pobreza y seguridad.

Concentrarnos en ellos puede ser una estrategia ciudadana que nos saque en un mejor estado del que nos encontramos ahora. En definitiva, son cuatro elementos que garantizan un país distinto y preparado para una emergencia como la que vivimos en este momento y para cualquier otra que venga.

Tener salud es el activo más importante que podemos poseer, contar con una educación de calidad asegura progreso desde la infancia, reducir la pobreza es garantía de acceso a las dos anteriores y vivir en paz es requisito de estabilidad en todos los sentidos, con o sin pandemia.

Sin embargo, en estos cuatro aspectos hemos gastado miles de millones de pesos en recursos público y privados sin muchos avances, de acuerdo con cualquier indicador que los mida. Es decir, hicimos de su aumento industrias nocivas que generaron enormes ganancias, pero para aquellos que nos afectan o se benefician de la corrupción y la impunidad.

Vienen tiempos electorales, repletos de promesas, que buscan, por un lado, mantener mayorías y ganar gubernaturas a favor del gobierno en turno, y por otro, quitarle fuerza y posiciones a éste, bajo el argumento de establecer contrapesos.

Para una sociedad lastimada no sólo por esta enfermedad y este virus, significa poco la lucha política en estos momentos. Por eso debemos fijarnos muy bien cuáles son las propuestas que nos ofrecerán para resolver, al menos, estos cuatro factores indispensables para pensar en una recuperación que se ve lejana y compleja.

Mientras tanto, las y los ciudadanos debemos organizarnos para muchos meses más de pandemia, aprender a convivir con ella a la par de que trabajamos en sacar adelante nuestra propia economía y establecer las medidas, acciones y estrategias civiles que nos ayuden a tener buena salud, educación suficiente para las niñas, niños y jóvenes, disminuir las carencias que puedan tener personas cerca de nosotros y colaborar para que nuestras calles y espacios públicos sean seguros y tengan un mantenimiento correcto.

Manos a la obra.


Experto en seguridad pública

Con independencia de lo que resuelvan las autoridades para los siguientes meses, las y los ciudadanos debemos trazar una ruta para enfrentar las consecuencias de una pandemia con la que tendremos que vivir el resto del año y muy probablemente todo el 2021 y más allá.

De lo que resolvamos hacer como sociedad depende los resultados que podremos obtener en lo inmediato y durante los tres años siguientes que se calcula durará la convivencia con este virus y la enfermedad que provoca.

Mientras otros países se alistan a obligar a sus poblaciones a seguir una serie de medidas sanitarias, en específico el uso permanente del cubrebocas, en México es posible que esto sea opcional y quede en una recomendación, impulsada por campañas oficiales de difusión para convencer sobre la necesidad de adoptar éste y otros hábitos de salud.

En ese escenario, queda en nuestras manos dar el ejemplo y exigir socialmente que cada uno de nosotros colabore y siga las instrucciones científicas que han probado su eficacia para evitar contagiarnos y contagiar.

Nuestra experiencia es que el camino del convencimiento tarda más y eso representa que nos llevará más tiempo salir adelante en lo económico y en lo social, un lujo que ya no podemos darnos si revisamos el comportamiento que ha tenido el empleo y la producción nacional en muchos rubros y el riesgo latente de nuevos rebrotes de este tipo de coronavirus.

Así como logramos enviar el mensaje civil de que no se permita fumar en espacios cerrados y prohibidos para ello, sin que eso signifique multas ni persecuciones de la autoridad a quien viola la norma, podemos hacerlo con el lavado de manos, el uso de gel antibacterial y del cubrebocas (desde el tabique de la nariz y hasta la barbilla, que es la manera correcta de llevarlo).

Acordar entre vecinos que todavía no haya fiestas o reuniones familiares en espacios cerrados hasta que el color del semáforo oficial esté en verde y cuidar a adultas y adultos mayores, niñas y niños, de riesgos de contagio, son otras medidas que podemos asumir entre nosotros y para las cuales no necesitamos de ningún gobierno.

Compartir los recursos que tenemos con otras personas, desde la señal de internet para que las clases a distancia sean menos difíciles, hasta seguir apoyando a los pequeños negocios de nuestra zona, contribuyen mucho a que juntos superemos una crisis inédita que ya borró cualquier pronóstico temporal que teníamos en marzo, cuando se determinó el confinamiento en todo el país.

Además, hay temas de mediano y largo plazo que la ciudadanía no puede esquivar y es importante darnos tiempo de reflexionar durante los siguientes meses. El coronavirus que surgió desde el año pasado ha desnudado las carencias que tiene el país en cuatro pilares fundamentales: salud, educación, pobreza y seguridad.

Concentrarnos en ellos puede ser una estrategia ciudadana que nos saque en un mejor estado del que nos encontramos ahora. En definitiva, son cuatro elementos que garantizan un país distinto y preparado para una emergencia como la que vivimos en este momento y para cualquier otra que venga.

Tener salud es el activo más importante que podemos poseer, contar con una educación de calidad asegura progreso desde la infancia, reducir la pobreza es garantía de acceso a las dos anteriores y vivir en paz es requisito de estabilidad en todos los sentidos, con o sin pandemia.

Sin embargo, en estos cuatro aspectos hemos gastado miles de millones de pesos en recursos público y privados sin muchos avances, de acuerdo con cualquier indicador que los mida. Es decir, hicimos de su aumento industrias nocivas que generaron enormes ganancias, pero para aquellos que nos afectan o se benefician de la corrupción y la impunidad.

Vienen tiempos electorales, repletos de promesas, que buscan, por un lado, mantener mayorías y ganar gubernaturas a favor del gobierno en turno, y por otro, quitarle fuerza y posiciones a éste, bajo el argumento de establecer contrapesos.

Para una sociedad lastimada no sólo por esta enfermedad y este virus, significa poco la lucha política en estos momentos. Por eso debemos fijarnos muy bien cuáles son las propuestas que nos ofrecerán para resolver, al menos, estos cuatro factores indispensables para pensar en una recuperación que se ve lejana y compleja.

Mientras tanto, las y los ciudadanos debemos organizarnos para muchos meses más de pandemia, aprender a convivir con ella a la par de que trabajamos en sacar adelante nuestra propia economía y establecer las medidas, acciones y estrategias civiles que nos ayuden a tener buena salud, educación suficiente para las niñas, niños y jóvenes, disminuir las carencias que puedan tener personas cerca de nosotros y colaborar para que nuestras calles y espacios públicos sean seguros y tengan un mantenimiento correcto.

Manos a la obra.


Experto en seguridad pública

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