/ lunes 30 de diciembre de 2019

Pulso CDMX | Repensar los mercados

En pleno apogeo económico decembrino, cientos de personas están siendo afectadas por los recientes incendios de los mercados de San Cosme y de la Merced, segundo más importante del Valle de México después de la Central de Abasto. Las tragedias posicionaron una vez más la necesidad de voltear hacia la situación de los centros de abastecimiento de una de las ciudades más grandes del mundo.

En 2015, Salomón Chertorivski, entonces secretario de Desarrollo Económico del Gobierno de la Ciudad de México, detonó un programa innovador y ambicioso de renovación, modernización y activación de los mercados púbicos. Al respecto, la actual administración destacó la inversión de 316 millones de pesos para la rehabilitación de 54 mercados públicos en la capital, con más de 13 mil locales que fueron beneficiados por el Programa para el Fomento y Mejoramiento de los Mercados Públicos. Sin embargo, no se cuenta con una información pública precisa accesible, actualizada y atractiva sobre la totalidad de los mercados públicos de la Ciudad (diagnóstico, acciones, número de personas trabajadoras, giros, actividades comunitarias, forma de administración etc.).

La ciudad cuenta con 329 mercados públicos que representan una fuente cotidiana directa de empleo para más de 280 mil personas. Además de contribuir a nuestra sobrevivencia alimentaria, los mercados son espacios de vida comunitaria,artífices de manifestaciones culturales y hogar de tradiciones históricas del patrimonio local. Motor para la economía local fungir como espacios nodales para una mejor integración territorial y social.

A la fecha, se sigue careciendo de una estrategia planeada para el crecimiento incluyente de los mercados públicos. Los procesos de rehabilitación, aunque se tarden más, deben de pasar por un proceso de diagnóstico público participativo urbano y de vinculación con colectivos comunitarios, con el fin de desarrollar propuestas de activación del barrio desde una visión integrada de accesibilidad y conectividad. Una rehabilitación exitosa y apropiada pasa por procesos de regeneración del espacio público colindante, implementación de procesos de activación comunitaria, instalación de mecanismos sustentabilidad o de economía circular como el uso de energías verdes, el tratamiento integral de residuos o la creación de banco de alimentos entre otros.

Resulta también fundamental enfocarse en la dignificación de las y los trabajadores del comercio desde una visión de derechos humanos, con quienes las autoridades están en deuda. Las respuestas a las necesidades diagnosticadas en materia de capacitación profesional, cultura de la legalidad, vinculación y gestión con los demás programas sociales del Gobierno local y de México existentes contribuirían a mejorar no solamente la productividad, sino el bienestar de las poblaciones.

Estos desastres pueden ser un detonador para repensar la política de rehabilitación, activación y articulación de los mercados públicos desde una visión más democrática, transversal, resiliente y sustentable. Más allá de atender la urgencia, aprender y aprehenderlos riesgos- ;pensar en una estrategia de inversión de proximidad basada en la innovación y los derechos.

En pleno apogeo económico decembrino, cientos de personas están siendo afectadas por los recientes incendios de los mercados de San Cosme y de la Merced, segundo más importante del Valle de México después de la Central de Abasto. Las tragedias posicionaron una vez más la necesidad de voltear hacia la situación de los centros de abastecimiento de una de las ciudades más grandes del mundo.

En 2015, Salomón Chertorivski, entonces secretario de Desarrollo Económico del Gobierno de la Ciudad de México, detonó un programa innovador y ambicioso de renovación, modernización y activación de los mercados púbicos. Al respecto, la actual administración destacó la inversión de 316 millones de pesos para la rehabilitación de 54 mercados públicos en la capital, con más de 13 mil locales que fueron beneficiados por el Programa para el Fomento y Mejoramiento de los Mercados Públicos. Sin embargo, no se cuenta con una información pública precisa accesible, actualizada y atractiva sobre la totalidad de los mercados públicos de la Ciudad (diagnóstico, acciones, número de personas trabajadoras, giros, actividades comunitarias, forma de administración etc.).

La ciudad cuenta con 329 mercados públicos que representan una fuente cotidiana directa de empleo para más de 280 mil personas. Además de contribuir a nuestra sobrevivencia alimentaria, los mercados son espacios de vida comunitaria,artífices de manifestaciones culturales y hogar de tradiciones históricas del patrimonio local. Motor para la economía local fungir como espacios nodales para una mejor integración territorial y social.

A la fecha, se sigue careciendo de una estrategia planeada para el crecimiento incluyente de los mercados públicos. Los procesos de rehabilitación, aunque se tarden más, deben de pasar por un proceso de diagnóstico público participativo urbano y de vinculación con colectivos comunitarios, con el fin de desarrollar propuestas de activación del barrio desde una visión integrada de accesibilidad y conectividad. Una rehabilitación exitosa y apropiada pasa por procesos de regeneración del espacio público colindante, implementación de procesos de activación comunitaria, instalación de mecanismos sustentabilidad o de economía circular como el uso de energías verdes, el tratamiento integral de residuos o la creación de banco de alimentos entre otros.

Resulta también fundamental enfocarse en la dignificación de las y los trabajadores del comercio desde una visión de derechos humanos, con quienes las autoridades están en deuda. Las respuestas a las necesidades diagnosticadas en materia de capacitación profesional, cultura de la legalidad, vinculación y gestión con los demás programas sociales del Gobierno local y de México existentes contribuirían a mejorar no solamente la productividad, sino el bienestar de las poblaciones.

Estos desastres pueden ser un detonador para repensar la política de rehabilitación, activación y articulación de los mercados públicos desde una visión más democrática, transversal, resiliente y sustentable. Más allá de atender la urgencia, aprender y aprehenderlos riesgos- ;pensar en una estrategia de inversión de proximidad basada en la innovación y los derechos.