No, nunca en los 30 años más recientes había habido un final del sexenio como el de ahora en materia político-electoral.
Ni siquiera el hoy deturpado gobierno de Carlos Salinas de Gortari lo intentó con su presunta trascendencia sexenal, lo que ya es mucho decir.
Hoy se pretende, con opción a conseguirlo, retroceder a casi un siglo en materia política: otra vez, el intento de un maximato.
La candidata del oficialismo proclama a los cuatro vientos su promesa de la continuidad, sin siquiera la probabilidad de alguna rectificación. El segundo piso de la cuarta transformación, le llama propagandísticamente.
No habrá rectificación alguna. Hay que seguir con la destrucción del país. Esa es la promesa real de la candidata del oficialismo.
Y ella recibe todo el apoyo político-electoral del gobierno de la República, nunca visto ni siquiera en la época del peor priismo.
Ningún priista presidente de la República trató de allanar por lo menos públicamente el camino del candidato presidencial de su partido, como ocurre ahora. Tampoco ningún candidato presidencial priista prometió públicamente el continuar con las políticas públicas de su antecesor, aunque luego lo hicieran. Bueno, en el imaginario popular se cree que Luis Donaldo Colosio fue asesinado porque supuestamente “rompió” con Salinas de Gortari con su discurso del 5 de marzo de 1988, que el propio presidente de la República conoció antes de pronunciarse...y lo aprobó.
Se guardaban las formas. Hoy es al contrario. Es claro que el presidente de la República pretende seguir ejerciendo el poder absoluto, a través de su hoy candidata si gana las elecciones, como hasta hace algunas semanas tenían la certeza de así ocurriría.
A poco más de tres semanas para la jornada electoral, esa certeza se ha diluido y, al parecer, es tan grande el temor a la candidata opositora que el mismo presidente de la República muestra su desesperación cada mañana desde su atril.
Creyente de que dueño de todo el poder, el presidente decidió y proclamó (de inmediato lo hizo también su candidata) la honestidad de Rocío Nahle, aspirante del partido oficial a la gubernatura de Veracruz, por su súbita riqueza y, sobre todo, la perversa e ilegal arremetida contra la politóloga María Amparo Casar, por presuntas irregularidades en el otorgamiento de la pensión de su esposo, exhibiendo con toda la fuerza gubernamental un expediente judicial con todos su datos personales y de sus hijos.
De haber irregularidades, en ellas estaría implicada la entonces Procuraduría de Justicia del Distrito Federal y hoy Fiscalía de la Ciudad de México, controladas por los partidos afines al presidente desde 1997.
Casar en presidenta de Mexicanos Contra la Corrupción e Impunidad, organismo privado dedicado a investigar precisamente la corrupción y la impunidad gubernamentales, y algunas de sus investigaciones fueron utilizadas por el opositor López Obrador para cuestionar, por ejemplo, al gobierno de Peña Nieto. Además, ha publicado el libro “Los puntos sobre las íes”, en donde se documenta la corrupción e impunidad del actual gobierno y de familiares y allegados del presidente.
Tal desesperación y temor provocarán nuevas arremetidas presidenciales antes de las elecciones y no hay, como lo planeó, ninguna institución que se lo impida. Su pretensión de mantenerse en el poder lo obliga a ello.