/ jueves 3 de mayo de 2018

Soberbia y competencia

La gloria es un veneno que hay que tomar en pequeñas dosis.

Honoré Balzac

1. Tacto de elefante. AMLO no entiende, y parece ser que nunca entenderá. Su discurso triunfalista y repetitivo lo describen de cuerpo entero. Basta ver las imágenes de sus entrevistas banqueteras, donde se comporta como un especie de mesías que catequiza y condena sin rubor alguno. Sus discursos en los mítines matraqueros son monotemáticos, vacíos e intrascendentes. Un día está en contra de la edificación del nuevo aeropuerto, otro de dialogar con una comisión plural para examinar la obra y otro hasta de concesionárselo al multimillonario Slim. Las vaguedades de sus posiciones y sus no respuestas a preguntas concretas ya se exhibieron en el primer debate. La cómoda ventaja que le otorgan algunas encuestas lo envalentonan para decir, sin desparpajo alguno, ocurrencias de todo tipo.

Ahora, el dueño de MORENA ha construido una narrativa en donde un grupo de empresarios se reúnen para bloquear su posible triunfo y lo hacen en complicidad con el candidato del PAN-PRD-MC, Ricardo Anaya. AMLO no aporta una sola prueba de sus dichos, por supuesto que es previsible que segmentos de la burguesía se organicen para evitar que gane. Eso no es ilegal, es ilícito si utilizan recursos económicos para torpedear su campaña. Hasta el momento son hipótesis y, como toda construcción tendrá de comprobarse. Si, según el candidato morenista, “este arroz ya se coció”, ¿qué le preocupa que sus contrincantes planifiquen complots?

2. Agrupamientos y reagrupamientos. Una campaña electoral viva y polarizada obliga a que existan cambios de opinión y modificaciones en la correlación de fuerzas. Anaya se daría un disparo en el pie si busca armar un acuerdo con el priismo y Peña, para juntos encarar a AMLO. Hacerlo implica desmantelar su discurso de ruptura con los pactos de impunidad.

Lo anterior, no significa que el olfato del electorado y su evidente pragmatismo puedan dotarle al candidato frentista un poderío que le permita competir en serio y a fondo con AMLO, bajo la sencilla lógica de emitir votos útiles y no desperdiciarlos en candidatos muy lejanos a la competencia real. Todo indica, por las encuestas disponibles, que en los próximos dos meses podría cerrarse la brecha entre Anaya y López Obrador. Muchos factores pueden influir para que esto suceda, uno de ellos, que parece sí influyó, sería la actuación en los dos próximos debates.

Epílogo. Frente a la efervescencia creciente, lo único que tenemos que rechazar es que del duro debate verbal y público no se escale a la violencia ¿Alguien podría descartar un atentando a un candidato presidencial?

pedropenaloza@yahoo.com/Twitter: @pedro_penaloz

La gloria es un veneno que hay que tomar en pequeñas dosis.

Honoré Balzac

1. Tacto de elefante. AMLO no entiende, y parece ser que nunca entenderá. Su discurso triunfalista y repetitivo lo describen de cuerpo entero. Basta ver las imágenes de sus entrevistas banqueteras, donde se comporta como un especie de mesías que catequiza y condena sin rubor alguno. Sus discursos en los mítines matraqueros son monotemáticos, vacíos e intrascendentes. Un día está en contra de la edificación del nuevo aeropuerto, otro de dialogar con una comisión plural para examinar la obra y otro hasta de concesionárselo al multimillonario Slim. Las vaguedades de sus posiciones y sus no respuestas a preguntas concretas ya se exhibieron en el primer debate. La cómoda ventaja que le otorgan algunas encuestas lo envalentonan para decir, sin desparpajo alguno, ocurrencias de todo tipo.

Ahora, el dueño de MORENA ha construido una narrativa en donde un grupo de empresarios se reúnen para bloquear su posible triunfo y lo hacen en complicidad con el candidato del PAN-PRD-MC, Ricardo Anaya. AMLO no aporta una sola prueba de sus dichos, por supuesto que es previsible que segmentos de la burguesía se organicen para evitar que gane. Eso no es ilegal, es ilícito si utilizan recursos económicos para torpedear su campaña. Hasta el momento son hipótesis y, como toda construcción tendrá de comprobarse. Si, según el candidato morenista, “este arroz ya se coció”, ¿qué le preocupa que sus contrincantes planifiquen complots?

2. Agrupamientos y reagrupamientos. Una campaña electoral viva y polarizada obliga a que existan cambios de opinión y modificaciones en la correlación de fuerzas. Anaya se daría un disparo en el pie si busca armar un acuerdo con el priismo y Peña, para juntos encarar a AMLO. Hacerlo implica desmantelar su discurso de ruptura con los pactos de impunidad.

Lo anterior, no significa que el olfato del electorado y su evidente pragmatismo puedan dotarle al candidato frentista un poderío que le permita competir en serio y a fondo con AMLO, bajo la sencilla lógica de emitir votos útiles y no desperdiciarlos en candidatos muy lejanos a la competencia real. Todo indica, por las encuestas disponibles, que en los próximos dos meses podría cerrarse la brecha entre Anaya y López Obrador. Muchos factores pueden influir para que esto suceda, uno de ellos, que parece sí influyó, sería la actuación en los dos próximos debates.

Epílogo. Frente a la efervescencia creciente, lo único que tenemos que rechazar es que del duro debate verbal y público no se escale a la violencia ¿Alguien podría descartar un atentando a un candidato presidencial?

pedropenaloza@yahoo.com/Twitter: @pedro_penaloz

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