/ viernes 15 de marzo de 2024

Violencias e interseccionalidad de opresiones en Veracruz 

Por: Colectivo Akelarre AC

Cargo autor: Organización feminista de Veracruz

Usuario Twitter: @AkelarreAC

El 8 de marzo salimos a las calles para mostrar la fuerza colectiva de nosotras, diversas y heterogéneas. Amplificamos nuestra voz para poner de manifiesto nuestras exigencias producto de las desigualdades que vivimos en los ámbitos de acción público-privados, el más lacerante que pervive, resiste y se transforma, es la violencia en razón de género contra las mujeres, niñas y adolescentes.

Décadas de reflexión y trabajo nos llevan a comprender que la base de la violencia de género consiste en la discriminación en función del cuerpo que genera subordinación de las mujeres y de sujetos sexuados. Además, dicha violencia encuentra sustento y reproducción en estructuras sociales milenarias tales como: patriarcado, racismo y colonialismo, por mencionar lo más impactantes.

Si bien se ha consolidado una política nacional en materia de igualdad y de acceso a una vida libre de violencia, no ha sido suficiente ante los 1,094 feminicidios ocurridos en Veracruz en la década de 2014-2024.

Tan solo en el decenio de 2014-2024 encontramos 4,013 desapariciones de niñas, adolescentes y mujeres en Veracruz. Razón por la cual Veracruz se encuentra en proceso de una tercera AVGM por desapariciones. Ambos datos de acuerdo al Observatorio Universitario de Violencias contra las Mujeres de la UV.

Ante esta cruenta realidad, la creatividad feminista no tiene límites para enfrentarla: desde mapeos de la violencia, observatorios ciudadanos y universitarios; líneas de atención telefónica, redes de apoyo y contención; refugios a cargo de organizaciones sociales; y difusión de información a través de podcasts, videos, fanzines, círculos de autoconciencia, batucadas, tendederos contra el acoso y un sin fin de acciones por parte de las artivistas y activistas feministas.

El 8M nos conjuntamos y visibilizamos todas esas acciones que están presentes los 364 días restantes y las 24 horas del día. Sabemos que el feminismo debe habitarlo todo. Ahí donde el patriarcado se cuela tiene que plantarse la semilla feminista de forma interseccional y transversal.

Esto implica salir de visiones parcializadas como aquella del binomio: agresor/víctima y de explicaciones blancas o negras porque nos alejamos de comprender a cabalidad el complejo fenómeno de la violencia feminicida. Es con estos enfoques parcializados con el que la política pública brinda la atención de la violencia de género a nivel local.

Experiencia que conocemos de antemano al ser solicitantes de la primera Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres (AVGM) por feminicidios en 2015 y de la segunda AVGM por agravio comparado respecto al delito de aborto en 2016.

Es en la impartición de justicia y en la reparación a las sobrevivientes de feminicidio donde existe la gran deuda pendiente para las mujeres de nuestro territorio.

Por tanto, es imprescindible desmontar la relación jerárquica no solamente entre mujeres y hombres, sino entre los cuerpos sexuados sobre los que se inscriben las marcas de la violencia. La diferencia no es el problema, es la discriminación que subordina, que niega y desaparece cuerpos, identidades y sujetos.

Por ello, este 8M en este espacio del golfo de México salimos a las calles para enunciar fuerte y claro que "si falta una, marchamos todas".

Por: Colectivo Akelarre AC

Cargo autor: Organización feminista de Veracruz

Usuario Twitter: @AkelarreAC

El 8 de marzo salimos a las calles para mostrar la fuerza colectiva de nosotras, diversas y heterogéneas. Amplificamos nuestra voz para poner de manifiesto nuestras exigencias producto de las desigualdades que vivimos en los ámbitos de acción público-privados, el más lacerante que pervive, resiste y se transforma, es la violencia en razón de género contra las mujeres, niñas y adolescentes.

Décadas de reflexión y trabajo nos llevan a comprender que la base de la violencia de género consiste en la discriminación en función del cuerpo que genera subordinación de las mujeres y de sujetos sexuados. Además, dicha violencia encuentra sustento y reproducción en estructuras sociales milenarias tales como: patriarcado, racismo y colonialismo, por mencionar lo más impactantes.

Si bien se ha consolidado una política nacional en materia de igualdad y de acceso a una vida libre de violencia, no ha sido suficiente ante los 1,094 feminicidios ocurridos en Veracruz en la década de 2014-2024.

Tan solo en el decenio de 2014-2024 encontramos 4,013 desapariciones de niñas, adolescentes y mujeres en Veracruz. Razón por la cual Veracruz se encuentra en proceso de una tercera AVGM por desapariciones. Ambos datos de acuerdo al Observatorio Universitario de Violencias contra las Mujeres de la UV.

Ante esta cruenta realidad, la creatividad feminista no tiene límites para enfrentarla: desde mapeos de la violencia, observatorios ciudadanos y universitarios; líneas de atención telefónica, redes de apoyo y contención; refugios a cargo de organizaciones sociales; y difusión de información a través de podcasts, videos, fanzines, círculos de autoconciencia, batucadas, tendederos contra el acoso y un sin fin de acciones por parte de las artivistas y activistas feministas.

El 8M nos conjuntamos y visibilizamos todas esas acciones que están presentes los 364 días restantes y las 24 horas del día. Sabemos que el feminismo debe habitarlo todo. Ahí donde el patriarcado se cuela tiene que plantarse la semilla feminista de forma interseccional y transversal.

Esto implica salir de visiones parcializadas como aquella del binomio: agresor/víctima y de explicaciones blancas o negras porque nos alejamos de comprender a cabalidad el complejo fenómeno de la violencia feminicida. Es con estos enfoques parcializados con el que la política pública brinda la atención de la violencia de género a nivel local.

Experiencia que conocemos de antemano al ser solicitantes de la primera Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres (AVGM) por feminicidios en 2015 y de la segunda AVGM por agravio comparado respecto al delito de aborto en 2016.

Es en la impartición de justicia y en la reparación a las sobrevivientes de feminicidio donde existe la gran deuda pendiente para las mujeres de nuestro territorio.

Por tanto, es imprescindible desmontar la relación jerárquica no solamente entre mujeres y hombres, sino entre los cuerpos sexuados sobre los que se inscriben las marcas de la violencia. La diferencia no es el problema, es la discriminación que subordina, que niega y desaparece cuerpos, identidades y sujetos.

Por ello, este 8M en este espacio del golfo de México salimos a las calles para enunciar fuerte y claro que "si falta una, marchamos todas".